El jardín animado, de Luis Moro
Galería Ángel Cantero
C / Juan Madrazo, 25. León
Hasta el 28 de junio, 2016

El artista plástico Luis Moro (Segovia, 1969) residente en México, muestra en León su obra en la galería de arte Ángel Cantero, en una muestra de pintura y obra gráfica titulada ‘El jardín animado’. Cabe señalar también, que tuvo lugar en el marco de la exposición, la presentación en el MUSAC de la carpeta litográfica ‘Un animal oculto’, con litografías de Luis Moro y poemas de Antonio Gamoneda, a cargo de ambos autores.

Rodrigo González Martín dedica unas líneas a la exposición:

“…Cada vez más nos parece que la obra de obra de Moro va alcanzando un desarrollo sistémico, orgánico, metódico, integrador. De la ‘Cartografía animal’ (2012) al ‘Microcosmos interactivo’ (2013).

Encontramos piezas suficientes de algunas de sus series más ricas y complejas, así «La jungla en llamas», continuando la indagación del collage, nueva mirada gráfica y objetual, álbum de imágenes reencontradas, animales insólitos despegados y medio ambiente reivindicado. Gacelas, jirafas, caballos, osos, mariposas… arte y crítica social que anticipa un proyecto de nuevo tentador, arte para una economía de intercambio y de sostenibilidad.

‘Jardines recortados’, ‘Sombra del chapulín’, ‘Luciérnagas aladas’, ‘Reflejo del Jardín’, ‘Artrópodos experimentales’… Y se funden la perca y el chapulín, la mariposa Papaloapan y el Hipocampo, el caballo de mar.

La pintura de Luis Moro siempre ha asumido el reto de contarnos historias, relatos filtrados entre dibujos ágiles y colores transparentes. Crea a lomos de las grandes narraciones míticas y su obra es una constante metamorfosis de razones y pasiones. Sacrificios y totems. Tauromaquia y paraísos. Figuras protagonistas acuáticas, color y textura, paisajes sugeridos sobre fondos blancos, re-involución imaginaria.

'El nacimiento de Venus'. Imagen cortesía de la galería.
‘El nacimiento de Venus’. Imagen cortesía de la galería.

Y una cuidada e integrada variedad de técnicas que Moro maneja con meticulosa precisión y sutil artificiosidad, técnicas mixtas sobre papel, lienzo o tabla, infografías con pinturas, serigrafías con óleos, maderas y pieles zoomorfas, collages sobre dibujos efímeros, papeles recortados, livianos, y bronces patinados en formas de toros, peces o caracoles. Y esta exhibición de recursos permite a Luís Moro la posibilidad expresiva y el atrevimiento demiúrgico de iniciarnos en un ‘jardín animado’, reflejo de fantasías líquidas, luminosas y transparentes. Imágenes que nos anticipan una conciliación entre la vida vegetal y animal, entre la vida primigenia y la cultura elegante, refinada, pero respetuosa.

Como ya hemos comentado en otras exposiciones, la pintura de Luis Moro es pura zooilogía (1998). Antes compleja y riquísima síntesis de santos y laicos, de ángeles y demonios, de peces y sueños, de máquinas y almas, ahora se aproxima a la realidad virtual. Pintura neobarroca e hipermoderna, a la vez, expresión e impresión. Atrás queda Mitreo, ‘Papaloapan’ (Río de mariposas) y ‘Xoloitzcuintle’ son nuevas reencarnaciones. Ahora se suman animales fantásticos, chapulines mecánicos, géminis de caballitos de mar, crisálidas en ojos de pez. Artrópodos experimentales y danzas anfibias en busca de El Dorado. Las pinturas de Moro proponen narraciones en las que se fusionan e integran grafos e iconos, enigmas y zoótropos, cronopios y uroboros, que proceden de culturas diferentes, superando fronteras y prejuicios, desvelando un significado que en buena medida es universal. Moro propone un arte transcultural, con una pretensión pedagógica y crítica, creativa y comprometida, indagando en imágenes microscópicas, oníricas y liberadoras, de ‘Paraísos elementales’ a ‘Jardines animados’.