#MAKMAArte
El compromiso de Sorolla con la representación de las mujeres como sujetos activos | Ester Alba Pagán
MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2023

Aplicar la perspectiva de género a la pintura de Sorolla nos permite profundizar en aspectos poco tratados en su obra, pues el pintor, aun marcado por los estereotipos de género de su época, manifestó una modernidad que se incardinaba estrechamente con el pensamiento crítico y la pintura social más adelantada de su tiempo. 

Una mirada superficial a la obra de Sorolla puede generar la impresión de que estamos ante un artista ajeno a ideologías políticas y cuya obra se centra en la belleza de la naturaleza y en la representación de escenas cotidianas y costumbristas. 

No obstante, las formas en las que Sorolla representó a las mujeres basculan entre la representación de madres e hijas en el ámbito familiar; de las trabajadoras a las que otorga una singular fuerza y proyección social; de aquellas que luchan y participan en la defensa del Estado, así como de las prostitutas socialmente excluidas cuya representación parte de la denuncia y la crítica social. En definitiva, sus obras muestran una mirada no solo contemplativa, sino una arraigada forma de relatar y denunciar socialmente la dureza de la vida de las familias de campesinos y pescadores y su lucha por sobrevivir en un contexto socioeconómico difícil. 

Sorolla Poliédrico
Portada de MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico. Diseño: Marta Negre.

Esto se percibe en su temprana obra ‘El grito del Palleter’ o ‘El Palleter declarando la guerra a Napoleón’ (1883). Sorolla representa un episodio histórico de la Guerra de la Independencia en Valencia, con el protagonismo de varias mujeres que participan en la lucha. Es importante destacar que Sorolla rompe con la representación tradicional de la mujer como un ser pasivo y sumiso y muestra a las mujeres como luchadoras y defensoras de la patria.

Resulta interesante cómo a través de la figura de las mujeres anónimas dignifica socialmente su papel y les otorga un protagonismo que hasta ese momento no habían tenido en la representación de este episodio histórico valenciano, equiparándolas, así, a la figura de otras mujeres cuya presencia activa en los sitios de Zaragoza, Gerona, Madrid o Tarragona había sido inmortalizada por la pintura de historia. 

Este protagonismo concedido a las mujeres tendrá su reflejo en sus obras familiares en las que retrata la vida cotidiana. Sorolla representa a mujeres en una amplia variedad de roles, desde campesinas durmiendo en un campo de trigo hasta madres con sus hijos en la playa, que forman parte de la construcción de la identidad valenciana. A través de estas representaciones, Sorolla desafiaba los estereotipos de género que limitan la participación de las mujeres en actividades públicas y las confinan a roles tradicionales. Entre estas obras, destacan las imágenes asociadas a su mujer, Clotilde, en las que reivindica la maternidad, un tema recurrente en la obra de Sorolla. 

Páginas interiores del artículo publicado en MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico.

No faltan en su quehacer artístico los desnudos, entre los que destacan dos dibujos a la sanguina, que muestran dos academias de desnudo femeninos tomados al natural (1885) que fueron rechazados por el jurado de académicos que había de consignar y dar el visto bueno a las obras presentadas como ejercicio de la pensión de la Diputación de Valencia. Más controvertida, desde una visión actual, es su ‘Desnudo femenino’ (París, 1888), en el que, sobre un diván, una niña púber, desnuda, posa para el pintor, en un gesto de artificiosidad orientalista, claramente sexualizada como odalisca. 

Esta obra tenía un componente muy diferente al de sus estudios anatómicos, en los que dos niños eran representados desnudos: ‘El Niño de la Bola’ (1887) y ‘Academia del Natural’ (1887), en los que ensayaba con el naturalismo aplicado al estudio anatómico. Para la hipócrita sociedad burguesa del XIX esto no suponía un problema, pero Sorolla debió sentirse incómodo en algún momento y añadió a su joven odalisca un fragmento con una paleta y pinceles, convirtiendo así la representación en una especie de alegoría de la pintura a modo de disfraz pictórico.  

No obstante, a lo largo de su carrera siguió pintando desnudos femeninos, en los que la sensualidad y el erotismo beben de la mano de las grandes obras del pasado como la ‘Venus del espejo’ (1647) de Velázquez, tal y como muestran sus modernas composiciones: ‘Desnudo de mujer’ (1902), ‘Desnudo en el diván amarillo’ (1912) o en su ‘Bacante: Desnudo femenino de espaldas’, etc., en las que la sensualidad irá asociada a las potentes formas curvilíneas de las mujeres maduras representadas.

Esta mirada puede ser vista como sexista y estereotipada, pero es importante reconocer su compromiso con la representación de las mujeres como sujetos activos y dignos de ser pintados. En ese sentido, sus obras más destacadas son aquellas en las que muestra a las mujeres como sujetos activos y diversos; al abordar temas que afectan específicamente a las mujeres, como la prostitución y el trabajo, al incluir a mujeres trabajadoras, campesinas, pescadoras y a las de la alta sociedad. Sorolla hace una crítica social a las restricciones que limitan la participación de las mujeres en la sociedad y a la falta de opciones y oportunidades que enfrentan muchas mujeres marginadas. 

Entre 1892 y 1894, Sorolla realiza sus obras más comprometidas con el realismo social, ‘Trata de Blancas’ y ‘Otra Margarita’. En el primero, cuatro jóvenes prostitutas acompañadas de su alcahueta, que duermen cansadas en el interior de un vagón de tercera clase, mientras que, en el segundo, muestra, desde una perspectiva crítica y regeneracionista, un claro intento de denuncia de las desigualdades de la sociedad de su época.

‘Otra Margarita’ hace alusión a la Margarita de ‘Fausto’, de Goethe, que ahoga a su hijo y es encarcelada, por lo que la escena representa a una infanticida en el interior de un vagón cuya representación en oblicua y abrupta perspectiva ofrece la imagen del interior de una caja cerrada a modo de prisión. 

La pintura social, que irrumpía con fuerza desde Europa y centraba el interés en las circunstancias más dramáticas de las clases menos favorecidas, bebía en gran medida de la necesidad de denunciar socialmente las desigualdades, entre las que la falta de oportunidades de las mujeres proletarias y campesinas las abocaban a la desesperación de sus actos o a la prostitución. 

“Hay todo un libro en aquel vagón de tercera, miserable y sucio, iluminado por el agonizante farolillo y la cruda luz del amanecer, en el cual se amontona el rebaño de mantón y pañuelo de seda, con las caras tristes que aún conservan vestigios del colorete del lupanar, llevando sus gastados y macilentos encantos de un mercado a otro, agotándose en plena juventud y esclavizadas eternamente a la vieja alcahueta, rabadana del vicio que las contempla con mirada dura, pensando lo que podrá producirle aún este saldo de carne enferma” (Blasco Ibáñez).

Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico, en noviembre de 2023.

‘Desnudo de mujer’ (1902), de Joaquín Sorolla.

Últimos artículos de Ester Alba Pagán (ver todos)