Centro José Guerrero

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E la nave va
MAKMA ISSUE #08 | Entornos Museográficos
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2025

Dirigir es orientar. Director, directora, es quien propone el rumbo o impulsa las maniobras necesarias para mantenerlo, el responsable del sentido. Alguien que debe guiar su acción sin olvidar nunca la pregunta: ¿hacia dónde vamos? Es una buena pregunta. Si la unimos a ¿de dónde venimos?, tenemos tema de conversación para rato. Para no marearnos, invito a que reparemos no en la luna ni en el horizonte a los que pueda señalar, sino en el dedo índice. La pregunta, en definitiva, es ¿qué dirección tomamos? La pregunta es por el sentido. Es decir, por el relato, por el deseo. 

Para trazarlo, creo que son útiles tanto las consideraciones generales como las particulares. Entre las primeras, debemos observar cómo usamos los museos y qué pueden aportar al mundo actual. Hay que estar alerta ante la tentación de gestionarlos como un mero recurso turístico; y ante la de hacerlos derivar a reductos especulativos, ya en lo formal (apuntalando o impugnando la ideología del cubo blanco), ya en lo social (dando cobertura a diversos activismos). 

Los museos no deberían ser ni escaparates de mercancías ni templos; ni salas de cine o canales de vídeo o terminales de redes digitales ni libros; ni archivos ni aulas ni simples plazas. Todas las lógicas emanadas de esos u otros espacios pueden tener cabida en ellos, pero no deben reducirse a ninguna en exclusiva. Ni olvidar nunca su capital específico, a falta del cual perderían la razón de ser (y más valdría dedicar los recursos que se les dedica a los subsectores que repliquen): la capacidad de propiciar una experiencia directa con las obras. La presencia del arte en su materialidad propia, la realidad de sus cuerpos.

Los museos cuentan con un recurso específico para incidir en la sociedad: las exposiciones. No se dedican solo a producir estas, pero es su actividad más visible. Básicamente, se sustenta en dos elementos: las obras (los antiguos tesoros) y su disposición en sala. Las exposiciones son el medio de comunicación específico de los museos. Los responsables deben conocerlo bien y ser precisos en la articulación de los discursos que ponen en circulación, cuidar las sintaxis, etc. Sin perder de vista la capitalidad de las palabras que les sirven para sus enunciados, la importancia de las obras que están obligados a conservar, estudiar y difundir. Y sin contentarse tampoco con la mera contemplación de estas, la presentación sin más del patrimonio. 

Portada de ‘Entornos Museográficos’ | MAKMA ISSUE #08, diseñada por José Antonio Campoy.

Deben darse las circunstancias para ampliarla y contextualizarla, proporcionar herramientas críticas y claves hermenéuticas para comprender la construcción de las memorias y los olvidos de la comunidad, sus señas de identidad no menos que sus represiones. Y deben hacerlo propiciando modos de conocimiento que le son propios. 

Los museos, fieles a su memoria ancestral como la casa de las musas, deben inspirar. Entre las consideraciones particulares, hay que decir el Centro José Guerrero ha cumplido 25 años desde su apertura al público, y por las mismas fechas renovamos el contrato de comodato por el que se rige. Precisamente, hemos actualizado el texto para preservar el espíritu del acuerdo fundacional entre la familia del pintor y la Diputación de Granada y ajustarlo al marco legal. 

Centro José Guerrero. Granada. E la nave va.
Vista exterior de la 3ª planta del Centro José Guerrero desde la catedral de Granada. Foto: Javier Algarra.

Uno de los capítulos que vamos a poner al día es el referido a su misión. Hasta ahora, mantenía la redacción del proyecto original, según la cual nacía “con el objetivo de incorporar un nuevo valor patrimonial a la ciudad y a la provincia de Granada” y recogía “una demanda cultural y social, expresada en numerosas ocasiones por diversos sectores ciudadanos, de articular un centro de arte contemporáneo que incorpore la provincia de Granada a los circuitos de la creación contemporánea”.

Después de un cuarto de siglo de existencia, esos objetivos se han cumplido y el Centro Guerrero es una realidad consolidada y referencia del sector en nuestro territorio. Granada lo ha acogido con mimo y consciente de su valor. Un valor no solo material, sino, lo que es todavía más importante tratándose de un objeto cultural, simbólico. Así lo constata su vigencia, la vitalidad del ‘Ejemplo de José Guerrero’, que es como tituló Juan Manuel Bonet el texto en el que saludaba la centralidad del pintor para su generación. 

De modo que, al renovar los votos en las bodas de plata del Centro, el compromiso institucional va a avanzar en ese ejemplo, que continúa siendo pertinente. No solo como referencia para las generaciones sucesivas de pintores (que han sabido valorar aspectos diferentes de su obra, en función de los diferentes intereses y contextos histórico-artísticos), sino para la cultura contemporánea en general. 

El Centro camina por un cauce bien marcado, pero que aún tiene recorrido por delante. La consigna para los próximos años será continuar por ese cauce.

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