Deva Sand

#MAKMAArte
Festival Calima’RT
Comisaria: Deva Sand
Centro Calima – Observatorio de los Sentidos
Nova Malvarrosa 11, Gilet, València

Nos encontramos en la Serra Calderona, a los pies de la Peña Roja y con vistas al Mediterráneo, en una isla de cultura con aroma a lavanda, ceñidos por el jardín, por la naturaleza humana y expresiva.

La música ilumina el ambiente y todos parecen vibrar en la misma sintonía: ríen, charlan, ayudan a arreglar la mesa, brindan. Alguien llega con flores. Una pareja trae un vino y un plato de lentejas. Todos aportan, todos se ayudan y todo se comparte: la comida, las risas, la ética, el amor al arte.

«Ninguna existencia puede ser válidamente realizada si se limita a sí misma», diría Simone de Beauvoir, una de las mujeres que inspiran a nuestra anfitriona alsaciana, Deva Sand.

Nos encontramos en Calima’RT, el festival del arte vivo, vivido en armonía, en conjunto. Confluencia de estilos, influencias y sabidurías varias. La arquitectura poética, la poesía escultórica, la escultura performática, la performance pintada, la pintura cantada, la música que sabe a alegría, la gastronomía, la amistad, el pensamiento, la libertad. En Calima’RT los sentidos no entienden de fronteras. Eso es todo. Eso es tanto.

Deva Sand empieza contándonos que la idea de Calima es ofrecer «una experiencia holística diferente». Nacido el 2007, el Centro Calima – Observatorio de los Sentidos es el fruto de la decisión de Sand de abrir su casa al público para compartir sus pasiones: el arte, el yoga, la meditación, la música y la gastronomía vegana.

En este espacio, dedicado a la cultura y al crecimiento personal, se ofrecen retiros, clases y talleres. Asimismo, desde 2015, Calima es el plató donde se celebra cada año el Festival Calima’RT.

En el jardín del Centro Calima, durante el VIII Calima’RT. Foto: Tátylla Mendes.

«El arte nos pide atención –a las obras y también a nuestros sentidos– y nos hace más sensibles. Nos remueve, nos inspira, nos hace reflexionar, nos frustra, nos da miedo… Nos lleva a un mundo de emociones muchas veces escondido. Entonces, el artista, para mí, es un mediador; un mediador que nos hace reflexionar sobre nuestra condición humana, sobre la sociedad en la cual vivimos, sobre la vida en general».

La comisaria defiende que «el arte no es algo decorativo, es mucho más, es algo mágico. Es una herramienta capaz de educar al individuo y de hacernos crecer como seres humanos».

Para entender mejor esta relación entre el arte y el crecimiento personal propuesta por Sand, no podemos obviar que esta alsaciana radicada en València, además de comisaria, es artista, profesora de yoga y meditación.

Natural de Estrasburgo, viviendo en València desde el 1990, Sand se dedicó durante varios años, sobre todo, a la escultura, partiendo de la restauración creativa de materiales y del ensamblaje. Tras numerosas muestras individuales y colectivas, premios y obras adquiridas por instituciones, hizo su última exposición en The Blink Project, en 2021. Desde entonces, decidió concentrarse en la gestión del Centro Calima, en sus clases de yoga y meditación y en el comisariado de Calima’RT.

Pintura de Javier Carpintero y libros de Raquel Lorca, con concepto y posavasos del VIII Calima’RT. Foto: Deva Sand.

«No he dejado nunca el arte, pero creo que el artista tiene muchas facetas y me gusta fluir. No paro de producir. El formato ahora es diferente, el enfoque es diferente. Con la programación diversa que ofrezco en el Centro Calima todos los fines de semana y la novena edición de Calima’RT, que ya está en marcha, mi creatividad se ha visto enfocada más en el diseño, la fotografía y el vídeo. Además, me gustan cada vez más las cosas efímeras y veo que cada Calima’RT es un destello de luz», comparte Sand. «¡Salve al celeste Sol sonoro! –diría Rubén Darío–. Hagamos, porque es bello, el bien».

«Lo que celebramos en Calima’RT es una acción, una buena costumbre, si se quiere, heredada de los grandes artistas franceses que dieron con la emulsión de los lenguajes, en la que el observar forma parte indisoluble de la ilusión del movimiento, de la energía que permite pasar a un estadio diferente», señala la periodista y gestora cultural María Tomàs García, encargada de la crónica anual del festival desde sus inicios. «De este tráfico deviene la ocasión para hacer gimnasia, acompasando el sentido de la vista con los otros cuatro principales y, por supuesto, el gusto», añade.

María Tomàs García, Mireia Simó Rel y Deva Sand durante la lectura de uno de los textos del VIII Calima’RT. Foto: Tátylla Mendes.
Algunos de los platos veganos que se compartieron en el VIII Calima’RT. Foto: Deva Sand.

Deva Sand resalta que el festival se erige sobre cuatro pilares: «Lo que yo pretendo ofrecer es paz, cultura, naturaleza y ética». A la vez, destaca que Calima’RT es creado por todos sus participantes, ya que «cada uno aporta algo, cada uno ofrece algo bonito suyo» y todos comparten.

Aclara, también, que el festival funciona como una apertura de temporada, ya que las obras expuestas se quedan en el centro durante los siguientes ocho meses. «Por eso el comisariado del festival tiene que ser coherente con lo que es Calima. Porque la gente que viene a Calima los fines de semana convive con el arte, duermen rodeados de una obra de Toño Barreiro, pueden ver una fotografía de Geles Mit… Mi objetivo es abrir puertas de entendimiento hacia uno mismo y hacia la sociedad en la cual vivimos. Y esta gran exposición es como para acompañarlos [a los huéspedes y visitantes] en el camino de la transformación».

Aunque Calima’RT «es el momento» –subraya Sand–, es cuando la paz, la cultura, la naturaleza y la ética «se notan más que nunca». Además, «hay muchas cosas efímeras que se mueven ahí», hay performance, música, proyecciones de vídeo y la presentación de los artistas.

Proyección de video de Ilaria Panci en la Sala Super 8 del Centro Calima. Foto: Tátylla Mendes.

En cada edición, la comisaria invita a una serie de artistas y ofrece a cada uno de ellos un espacio del Centro Calima. Los salones, las habitaciones, la cocina y el jardín son los escenarios donde los artistas exponen sus obras y desarrollan sus proyectos. Según la comisaria, «son como pequeñas exposiciones individuales que dialogan», creando un collage con una lectura entendible relacionada al tema propuesto por Sand.

«Deva abre su casa de par en par e integra la exposición en ella –ratifica el artista Chema López–, y es muy interesante cómo consigue relacionar entre sí los trabajos que presentan los distintos artistas, ver sus puntos de sintonía, pero también las divergencias, la variedad con la que cada cual aborda el proyecto. Lo que es muy evidente es que hay un trabajo previo muy riguroso, y el comisariado de Deva Sand se nota, por eso luego funciona a pesar de las diferencias, y en eso reside la gracia».

«Deva tiene un instinto muy especial para encontrar los puntos en común entre las diferentes sensibilidades y orientar todos los trabajos escogidos hacia un mismo objetivo», confirma el artista Toño Barreiro.

«Además, el espacio es tan diferente a lo que normalmente tenemos como espacios expositivos, como son una galería o un museo, que a mí me resulta especialmente interesante. Con este tipo de iniciativas, uno está más cerca de poder disfrutar lo que el arte es verdaderamente para cada uno de nosotros: una experiencia sensorial, un ofrecimiento, un modo de exploración de la vida».

María Tomàs añade que «esta vista privilegiada de Calima’RT dentro de sus Observatorio de los Sentidos permite la liberación prolongada de la medicina en sus diversas formas, a partir de un gran boceto que traza las tramas que pueblan las estancias como seres vivos». 

Obras de Lorena Amorós en una de las habitaciones del Centro Calima. Foto: Tátylla Mendes.

«Lo que busco, también, es la diversidad –señala la comisaria–. Intento ofrecer mucha expresión artística, en muchos materiales diferentes, para estimular a los diferentes espectadores porque veo que yo funciono así. Encuentro el equilibrio en la diversidad, en la amplitud de miras».

Por otra parte, Deva Sand reconoce: «Yo reivindico el arte español porque vivo aquí y veo que hay una increíble cantidad de artistas excelentes del país. España es en sí misma un gran festival de arte». Alejandra de la Torre, Chema López, Inma Liñana, José Saborit, Mavi Escamilla, Toño Barreiro, Sergio Barrera, Xavier Montsalvatje, Xisco Mensua y Yolanda Tabanera son algunos de los nombres que ya pasaron por Calima’RT.

Le preguntamos, pues, a la comisaria por su opinión respecto al panorama cultural valenciano. «València tiene hambre de cultura. Además, tiene una de las mejores universidades de Bellas Artes de España, y hay mucha gente joven muy potente que sale de ahí con ganas de comerse el mundo. Es una ciudad con muy buenas galerías, muy valientes. Y hay también otros espacios más alternativos muy interesantes, como el Espacio Modotti, la Fundación La Posta y Fantastik Lab, que está gestionado por tres mujeres: Cristina Ghetti, Elia Torrecilla y Mariela Yabo».

Obras de cerámica de la performance colectiva de Monique Bastiaans en el VIII Calima’RT. Foto: Tátylla Mendes.

Por otra parte, Sand comenta que «hasta el día de hoy, teníamos tres museos que cambiaron el panorama cultural de la ciudad en estos últimos años: el IVAM, Bombas Gens y el Centre del Carme. Ahora la ciudad está entrando en una fase de transición, como cada vez que se cambia de Gobierno. A ver qué nuevo panorama nos espera».

Mientras tanto, la comisaria trabaja en la producción de la novena edición de Calima’RT. Todo empieza con la definición del concepto del evento «y luego tengo que buscar cómo contarlo, con imágenes, con palabras, con acciones. Es ahí cuando empieza la gran aventura, la investigación, la búsqueda de artistas… Pero tengo fuentes y tengo gente que me ayuda».

Sand explica que «el festival no existiría si no fuera por mis generosos amigos artistas y aficionados. Por ejemplo, en el campus de Altea, el UMH, ahí trabaja María Tinoco. Entonces, en las dos últimas ediciones pude contar con jóvenes talentos que salían de esta universidad. Otra persona con quien colaboro es Rosa Santos, que tiene muy buenos artistas en su galería. También está el Espacio Modotti, un terreno muy fértil donde encontrar gente interesante».

María Tinoco y la chef Black Rabbit durante el VIII Calima’RT. Foto: Deva Sand.

«Organizar Calima’RT de manera desinteresada, como lo hace Deva, es un gran esfuerzo en el que contribuimos todos, también de manera generosa y desinteresada», interviene Toño Barreiro. «Si echamos la vista atrás y empezamos a ver la cantidad de artistas que han participado, se podrá ver la extensión, calidad e interés que han mostrado por esta propuesta muchos creadores de ámbitos muy variados».

Por su parte, Chema López opina que «el proyecto ha evolucionado mucho, aunque siempre ha sido un evento muy cuidadoso al escoger a los participantes; en los últimos años se ha ido concretando mucho más el concepto».

«Durante el primer festival éramos 18 personas», rememora Sand con hilaridad. «Y la verdad es que se ha perfeccionado. Mi propio trabajo de edición ha mejorado mucho; y está mucho mejor organizado el evento. Tengo ahora un equipo que ayuda a la hora del festival por lo de la comida. Conozco mejor mis posibilidades a nivel espacial, entonces, está mejor encajado en el espacio, y la manera de enseñar las obras, la luz, también ha mejorado».

Obra de Alejandra de la Torre en la Sala Blanca del Centro Calima. Foto: Tátylla Mendes.

Toda esa evolución se podrá apreciar en la novena edición de Calima’RT, prevista para octubre de 2024, de la que Sand nos adelanta el concepto: «’Eti»K»‘», deletrea la comisaria, y resalta: «Quiero que la ‘K’ sea relevante y reveladora».

«Este año, estoy muy sensibilizada con la ética, más que nunca, y me parece un tema muy interesante que explorar a través del arte. Me gustaría plantear cómo se puede vivir con ética y qué estamos haciendo sin ética», añade, y nos revela, además, que Chema López será uno de los artistas invitados.

Los avances de la comisaria atizan nuestra expectación. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta disfrutar de paz, cultura, naturaleza y ética (o, en este caso, ‘Eti»K»‘)? 

Y como no nos resta otra opción que esperar por este nuevo destello de luz, lo hacemos arrullados por los versos de Rubén Darío: «¡Epicúreos o soñadores / amemos la gloriosa Vida, / siempre coronada de flores / y siempre la antorcha encendida. / Exprimamos de los racimos / de nuestra vida transitoria / los placeres porque vivimos / y los champañas de la gloria. / Devanemos de Amor los hilos, / hagamos, porque es bello, el bien».

Deva Sand
Deva Sand. Imagen cortesía de la comisaria.