Tercera Setmana. Festival de artes escénicas
Diversos espacios de Valencia
Del 8 al 18 de junio de 2017
Danzarines húngaros, un Quijote espacial y un concierto para perros. Es el sugerente postre del Festival València Tercera Setmana que baja el telón tras diez jornadas de intensa actividad escénica en toda la Comunidad. Un balance positivo, con varios espectáculos llenos a tope y la voluntad de dar un paso más para ser, además de pasarela y escaparate de exhibición, fuente de creación y foco de procesos artísticos. Y, además, el lógico deseo de permanencia. “Ojalá que el crecimiento del festival permita establecer un compromiso seguro por parte de las instituciones públicas más allá del color político de quien gobierne”, dice su director Salva Bolta.
La fiesta continúa el fin de semana tanto en salas como al aire libre de este cálido junio. En el Rialto se estrena ‘La capilla de los niños’, de Javier Sahuquillo, galardonado este año con el Premio de la Crítica Literaria de València por su obra Alimento para mastines. En esta pieza reflexiona sobre la telebasura, a traves de un sobrecogedor suceso que impactó en la sociedad, el crimen de las niñas de Alcàcer. “La gente está aturdida por el exceso de información y las redes sociales y necesita historias que le hablen de la realidad y le ayuden a descifrarla”, dice Sahuquillo. También se presentan ‘Les Solidàries’, pieza de teatro político protagonizado por un grupo de anarquistas feministas y ‘Hakanaï’, un psicodélico espectáculo de danza contemporánea con hologramas de la compañía francesa Adrien M & Claire B.
El sábado llega al Teatre Micalet ‘Acorar’, de Produccions de Ferro. Escrita y protagonizada por Toni Gomila, la obra fue gestada en la efervescencia cultural de la ciudad de Buenos Aires y reflexiona sobre la identidad colectiva de los pueblos. Más allá del folclore, la tribu impone una manera de hacer las cosas y de afrontar la vida. Gomila reflexiona sobre ello con mucho humor en un escenario mínimo, habla sobre la herencia de un pueblo que quiere seguir siéndolo pese a la pérdida de valores culturales.
En el Principal, también el sábado, a las 21 horas, ‘Oskara’ de Kukai Dantza, una cuidada producción en la que la danza, la interpretación, el espacio escénico, la iluminación y el vestuario, otorgan un brillo universal a algunos pasajes del folklore vasco. Mitos, tradiciones y símbolos. Una relectura dirigida por Jon Maya con la elegante voz en directo de Erramun Martikorena, al que han comparado con Sinatra. Ganadora de tres Premios Max, posee toda la fascinación y el atavismo del harrijasotzea (levantamiento vasco de piedras).
El domingo, a las 19 horas en el Teatre Musical, la compañía húngara de danza Hodworks eleva la prosaica realidad liberándola de tabúes. Deseos desnudos, dos hombres y dos mujeres, y todas las combinaciones posibles. ‘Conditions of being a mortal’, es una pieza que sitúa la insoportable levedad del ser en un territorio de goce y disfrute no exento de brutalidad. Las únicas voces son las de sus jadeos, gritos, susurros y la música de Franz Liszt. Un lenguaje universal que la coreógrafa Adrienn Hód ya exploró en la carnal Dawn.
Cantata canina
Todo el mundo sabe que el olfato de los perros es mucho más sensible que el humano y que también su oído es más fino. ¿Serán capaces de disfrutar de una buena melodía musical? La respuesta se verá el domingo, a las 19,30, en los Jardines del Palau con la presentación de ‘Fantasía canina’, posiblemente la primera sinfonía compuesta para perros. El compositor Jesús Salvador (Chapi) escribió un concierto para perros y humanos estrenado y producida en Rafelbunyol en el Projecte Rafel Festival. Pueden asistir todos los perros, excluidas las razas potencialmente peligrosas. Un aforo máximo de 75 canes y 300 personas para corear la pieza. El perro no paga entrada, ventajas por su fidelidad.
Seleccionado como finalista en la categoría de Mejor Espectáculo de Calle, en los Premios Max 2017, ‘Quixote’, de Puja!, será el colofón del festival en la Plaza del Ayuntamiento, a las 23 horas. Con una puesta en escena más próxima a ‘La Guerra de las Galaxias’ que a las llanuras manchegas, la obra transcurre en el aire más que en la tierra. Cobijados por media esfera retrofuturista, las acrobacias aéreas y el trabajo interpretativo de los seis performers, junto a la potencia de la música, suponen un sugestivo cóctel narrativo.
Bel Carrasco
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