Daniel G. Andújar

#MAKMAArte
‘Patente de corso’, de Daniel G. Andújar
Comisaria: Inma Prieto
Un proyecto coorganizado por Es Baluard Museu, la Subdirección General de Museos Estatales y el MNA
Museo Nacional de Antropología
Alfonso XII 68, Madrid
Hasta el 28 de mayo de 2023

‘Soy gitano’ (1992). Con ese volantazo Daniel G. Andújar da un giro a su trayectoria artística y entra de cabeza en el hacktivismo, rama del arte que quiere cambiar la realidad tomando al asalto el palacio de los medios de comunicación, en cualesquiera de sus formas. Hoy habría que ir a por las ‘Sentinas Sociales’ (aka redes sociales), pero son tan estancas a la realidad que solo lo hacen las mayores fortunas del mundo, porque desde que Internet fue comprada por Google solo circula la información con que te nutren los Silicon Valley boys.

G. Andújar despierta el interés del mundo en general con su celebrada, por anticipatoria, ‘Street Access Machine’ (1996), para el proyecto general Technologies To The People®, a partir de su reivindicación anterior del acceso a la información como un derecho humano esencial (1994), y lanza el lema ‘La tecnología nos hace libres, siendo todo lo contrario, intención última de lo que se quiere decir.

Entre las funciones del arte se encuentra, aparte de la más absoluta inutilidad de siempre, anticiparnos realidades por venir, y un cuarto de siglo después confirmamos que, por ejemplo en España, bizum mediante, muchos artistas callejeros pueden ir tirando gracias a esa conexión liberadora.

Desde el lanzamiento de TTTP por parte de G. Andújar, su inmersión en la facción hacktivista del net.art lo compromete para siempre y ahí continúa; aunque ha ido depurando su estilo y perdiendo la sobriedad que se vio en su exposición ‘Technologies To The People®. Annual Report 2000′, llevada a cabo en el Museo de la Universidad de Alicante, con una presencia muy central de la computadora, tal vez porque a esas alturas todavía era algo insólito en los hogares españoles, y un exceso de información dispuesta por las paredes, síntoma cierto de que si encendías ese cacharro podías verte superado por la ristra de letras e imágenes que pasarían a circular por tu pantalla.

De aquellos tiempos conserva el estilema de recurrir a las miniaturas que pueblan las páginas de Internet como enlace a una imagen, o no, mayor, y que a mí me resulta una metáfora de que esas imágenes encapsuladas pueden serlo de la nada. Una presencia de lo maquínico que le llega, hasta donde he podido seguir su prolífica trayectoria, a su exposición en el Reina Sofía ‘Sistema Operativo‘ (2015), que firma junto a su empresa ficticia TTTP.

A partir de ese momento, deja su vis Antoni Muntadas, porque «We no longer visit the archive. We live inside it», según declaraciones del propio G. Andújar recogidas en el catálogo de la Documenta 14 (2017), para desplazarse a formas de arte más retinianas, con presencia de lo fallero, como sería la pieza ‘Dissasters of War: Trojan Horse’ (2017), que lo acercarían más a la obra de Francesc Torres, quien también pidió el auxilio del Taller de Manolo Martín, artista fallero valenciano.

La exposición ‘Patente de Corso‘, que se puede ver ahora en el Museo Nacional de Antropología, procedente de Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, reflexiona sobre cómo el Mediterráneo siempre ha sido un mar de desgracias, más que un utópico lugar de encuentro de civilizaciones, por el que navegan batallones errantes empujados por todo tipo de odios, en este caso recogidos con rigor en la publicación ‘Deseado Mercadal. Derrota, exilio y tormento en el norte de África’, que me resulta la prolongación de su ‘LTI – Lingua Tertii Imperii. Glossay of The Greek Military Junta’ (realizado por el mismo equipo de diseñadores).

‘Mediterraneum. Atlas. Puertos’ (2022), de Daniel G. Andújar. © Es Baluard Museu. Fotografía: David Bonet.

Este último libro traslada el título del exhaustivo análisis realizado por el filólogo alemán (de confesión judía) Viktor Klemperer, quien sigue con todo detalle el avance de la neolengua nazi, para dar la razón a otro artista anticipador de realidades como fue el George Orwell de ‘1984’; el de Deseado Mercadal recoge los vaivenes vitales de un hombre que no tiene cabida en ninguna parte, porque es expulsado por el rencor.

En esta exposición sobresalen tres elementos altamente retinianos y no por ellos menos comprometidos con la denuncia de una situación inasumible; el primero es la escultura de factura fallera del dios griego Poseidón, al costado de la barca sobre la que fue al acaso durante la travesía por todos los puertos del Mediterráneo que son y han sido.

Las 163 cartas portularias de ese mismo mar de odios, ‘Mediterraneum. Atlas. Puertos’ (2022), intervenidas por dibujos robóticos, bajo la técnica swarm art anticipada por Leonel Moura, un momento en el que ya comencé a conmoverme, tal vez por la presencia de un tono sanguina sin margen a la interpretación, precedidas por ‘Migrantes desaparecidos registrados en el Mediterráneo desde 2014’, en ese mismo tono.

Secuencia de ‘Juguete de los hados’ (2022), de Daniel G. Andújar. Extracto de la videocreación cortesía del artista.

Para finalizar, en la sala de proyección con el vídeo ‘Juguete de los hados’ (2022) avanzando a partir del inicio de la ‘Commedia’: “Nel mezzo del cammin di nostra vita/ mi ritrovai per una selva oscura,/ ché la diritta via era smarrita […]” (Dante, ‘Inferno I’).

El vídeo me traslada todo el pavor que uno siente en medio de una tormenta en pleno mar sin otro auxilio que los hados, de los que jamás sabes con quién están, ese es el precio a pagar cuando tu nave la impulsa el odio de los paramilitares, lo que siempre ha sido quienes disfrutaron de la Patente del Corso para tomar las armas por ellos mismos y llevarlas al extremo de la más absoluta ilegalidad, y atentar contra las convenciones humanitarias más elementales.