Casa sin Fin
C/ Dr. Fourquet 11. Madrid
Hasta el 7 de noviembre de 2015
En Casa sin Fin se puede ver la segunda exposición individual de Daniel G. Andújar en esta galería, titulada EL CAPITAL. LA MERCANCÍA. GUILLOCHÉ.
El artista investiga sobre la historia de la fabricación del papel moneda y sobre la función y importancia del dinero en el pasado, presente y futuro con diferentes puntos de vista, como por ejemplo la diferencia entre los EE.UU y la Eurpoa ‘del consenso’ donde se buscó una máxima neutralidad y una aséptica ecuanimidad del diseño u el papel de la mujer en la historia del dinero. Andújar se interesa por el diseño de los billetes con relación al objetivo principal de la impresion ‘de seguridad’, es decir, la evitación de falsificación, adulteración y manipulación a través de técnicas de impresión muy complejas.
A los artistas nos interesa el billete, su estudio desde el interior de las estructuras formales del capitalismo, la presencia objetiva inerte del dinero, su universalidad vacia y abstracta, la subjetividad sin sustancia. Apropiarnos, manipularlo, transgredirlo, parodiarlo, ursuparlo… aunque el papel moneda esté en vías de desaparición como parte del proceso de digitalización de los aspectos formales de nuestra sociedad. (Daniel G. Andújar)
En este nuevo trabajo de Andújar, que forma parte de su último ciclo de obras, ya no hay apropiación de materiales gráficos preexistentes, pero sí de las técnicas utilizadas por las grandes empresas internacionales que desarrollan, producen y distribuyen productos y soluciones para el pago, la comunicación segura y la administración de identidades. Estas empresas surgieron hace más de ciento cincuenta años a partir de distintos gremios de artistas y artesanos.
El guilloché (o guilloche) es una técnica decorativa en la cual un patrón de diseño repetitivo y complejo es grabado mecánicamente en un material con gran precisión y detalle. Comprende, en concreto, una serie de técnicas de torneado mecánico llamadas guilloché en francés, en referencia al ingeniero francés Guillot, quien inventó una máquina “que podía grabar patrones y diseños precisos en superficies metálicas”. Se aplica tanto en numismática como en billetes de banco.
Este proyecto utiliza el soporte de un “posible” billete como espacio apropiado para el dibujo (del retrato hasta el paisaje) y la acción. Según señala el propio artista: “Los primeros patrones que realicé tienen un gran parecido con los diseños producidos con el espirógrafo, aquel juguete para niños. El espirógrafo produce curvas matemáticas conocidas como hipotrocoides y epitrocoides. Sin embargo, a fin de preservar su seguridad, es decir, a fin de complicar su falsificación tal y como pasa con los billetes de banco, el proceso se va embrollando con sofisticados guillochés que utilizan complejas ecuaciones hipotrocoides y programas informáticos de cálculo gráfico que interpretan las ecuaciones. Los elementos se van también radicalizando a medida que las técnicas se suceden y solapan. La esteganografía, la suma de verificación, los efectos ópticamente variables, los táctiles, los interactivos y los ocultos, como la marca de agua digital, el hilo de seguridad, la impresión calcográfica, la microimpresión, la Constelación de EURión, los hologramas o las tintas de aspecto variable entre otros. Finalmente, los guillochés se tornan orgánicos, las matemáticas llaman al orden social, el hacker habla del cuerpo, lo mecánico es código, la seguridad cuestiona la realidad”.
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