Aula Naturaleza, de Horacio Silva
Galería Shiras
C / Vilarragut, 3. Valencia
Hasta el 28 de enero de 2017
A Horacio Silva no se le puede acusar de apoltronarse en el éxito durmiéndose en los laureles. Es un artista currante, un aventajado discípulo de su propio arte con mayúsculas. Tras su monumental Shangri-la, fruto de un viaje a Oriente que se expuso en las salas más nobles del Centro del Carmen, regresa en clave botánica y naturalista con ‘Aula Naturaleza’, una exposición que puede visitarse en la galería Shiras hasta finales de enero.
Reúne en total 25 cuadros, nueve de pequeño formato, uno grande de dos por tres metros y el resto de tamaño medio. Todos ellos realizados en el tiempo récord de un año. Silva deslumbra de nuevo con sus procesos creativos llenos de nuevas realidades, con un repertorio cromático colmado de símbolos, texturas y colorido. “Sus cuadros son característicos, tan trabajados, tan estudiados, que se distinguen de lejos. Aquel mundo caleidoscópico de formas, de signos, de geometrías extravagantes, que flotan en un éter azul, gris o rojizo, lleva su marca”, escribe en el catálogo el crítico Martí Domínguez, que lo define con artista kandiskiano por su capacidad de romper con todo y crear un nuevo mundo. Un mundo lleno de vida y misterio, difícil de abandonar.
Así lo experimentó el propio Silva cuando, en 2015, se puso manos a la obra con este proyecto. “No quería reincidir en una obra con el mismo contenido que Sahngri-la”, dice. “Desde el comienzo intenté cambiar de tema, con un registro cromático diferente, y sin perder mi identidad gestual. Resultó muy difícil al principio pero, poco a poco y, a pesar de las dificultades iniciales una nueva serie, mucho más colorida y con temática diferente, casi rayando la abstracción, fue abriéndose paso hasta desembocar en el contenido de esta exposición. Creo que esta serie es el comienzo de una nueva e interesante aventura plástica”.
‘Aula Naturaleza’ remite al mundo más imaginario de Horacio Silva, tan fértil y desconcertante”, señala Martí Domínguez. “Incluye alusiones explícitas a la «naturaleza», como el par de lienzos deslumbrantes de lirios. Pero incluso en estas obras lo que más nos conmueve y cautiva es ese enjambre de formas que los sobrevuelan, esa iconografía tan singular, esa biodiversidad horaciana. Cada una de esas formas lleva sus genes, su ADN”.
Sobre un paisaje de color uniforme Silva enhebra un conjunto de microcuadros que configuran una especie de código indescifrable, un enjambre de objetos variopintos que reflejan sus obsesiones. El color y el formato enmarcan el resultado final.
Color y formato
“El color es algo que suelo decidir al iniciar el cuadro y tiene que ver, en parte, con el tema a pintar pero, sobre todo, como consecuencia de la anterior obra pintada”, explica Silva. “Si acabo de hacer un trabajo con armonías en azules, procuro buscarme un motivo que me dé la posibilidad de utilizar otra gama cromática que me haga disfrutar en su realización, evitando de esta forma el aburrimiento por reiteración. El formato depende también del tema que se me ocurra en el momento de emprender un nuevo proyecto pictórico. Si el tema lo requiere por los elementos de su composición, que duda cabe que emplearé el tamaño que sea necesario”.
Más allá de esos dos parámetros y completándolos su manera peculiar de tratar los materiales, la pintura en este caso, para conseguir que la mirada profundice en la tela. “El efecto que consigo de tridimensionalidad aparente lo obtengo mediante una técnica que considero bastante personal”, confiesa. “Es difícil de explicar sin extenderme demasiado, pero puede resumirse de esta forma. Sobre diversos materiales, utilizo varias capas de texturas superpuestas realizadas a base de pigmentos con látex para luego, sobre esos empastes, aplicar múltiples veladuras que producen esos efectos que podemos ver en el cuadro”.
(Hay videos en YouTube en los que el artista muestra, con más o menos detalle, el procedimiento)
Horacio Silva es pintor y catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia. Su obra ha sido mostrada en numerosas galerías y museos tanto nacionales como internacionales.
La importancia de su trabajo ha sido avalada por la multitud de reconocimientos recibidos y por la cantidad de obras en colecciones privadas e institucionales como el Museo de Ibiza, Museo de Sevilla, Museo de Vilafamés, Museo de Rotterdam, Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), etcétera.
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Bel Carrasco
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