‘Tú’, de Clara Montoya
Comisaria: Monserrat Pis
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
Museo 2, València
Hasta el 5 de septiembre de 2021
“Un río atraviesa la roca no por su poder, sino por su persistencia”, asegura el activista Jim Watkins. La misma que han mantenido los maoríes para lograr, siglo y medio después, que los colonos británicos en Nueva Zelanda reconocieran la personalidad jurídica del río Whanganui. Es la primera vez que un elemento natural, como el río, alcanza tamaña dignidad, lo cual ha sido aprovechado por la artista Clara Montoya para montar una exposición en torno a tan sorprendente hecho.
Su intervención en la Sala Dormitori del Centre del Carme ha consistido en la utilización de seis máquinas de luz yuxtapuestas y sincronizadas, cuya fluctuación lumínica permite evocar las reverberaciones del sol sobre el agua, en clara alusión a la que se produce naturalmente sobre la superficie de miles de ríos. Con ello, la artista abre poéticamente una serie de interrogaciones sobre el concepto de persona, la naturaleza exterior inherente a cada uno de nosotros, no como partes separadas, y la relación, no exenta de sacralidad, de los sujetos con esos ríos místicos que configuran nuestra forma de estar en el mundo.
“La manera que ha tenido el pueblo maorí de explicar a los británicos su relación con el río ha sido la palabra familia, uno de los pocos espacios de nuestra sociedad donde no se usa el dinero para transacciones”, explica Montoya, para quien el misticismo implícito en este asunto tiene más que ver con esa sensación de pertenencia, de familiaridad, que con reminiscencias sagradas. “Más con la idea de familia y de ancestros, que de dioses”, asegura Monserrat Pis, comisaria de la exposición de nombre igualmente significativo: ‘Tú’.
“Tú interpela a un ser ajeno a nosotros”, apunta la comisaria, para preguntarse acerca de quién ese tú, en relación con el yo: dónde empieza uno y termina el otro. Para ello, utiliza una frase pronunciada por los maoríes (“Ko au te awa, ko te awa ko au”), que viene a decir: yo soy el río y el río soy yo. “Si me identifico con el río y ambos integramos un mismo yo, ¿dónde empieza el resto, si es que lo hay?”.
Esa fusión entre quien observa la realidad, de la que el río es una parte sin duda familiar en la experiencia constitutiva del pueblo maorí, y lo observado, nos devuelve la percepción de lo que en psicoanálisis se entiende como imago primordial, aquella en la que nos sentimos al abrigo de una madre (¿la madre tierra?) reconfortante. “En la cosmología maorí, la naturaleza y el hombre coexisten en el mismo plano jerárquico y fluyen ininterrumpidamente como parte de un mismo continuo”, subraya Pis.
“Mirar como otros”, aludiendo al pueblo maorí, “han cambiado a sus vecinos nos puede servir de inspiración. Estamos destruyendo el paraíso. Para mí el paraíso era éste”, resalta Montoya. ¿Paraíso idílico, imaginario, como el soñado por los creadores de utopías? Sí y no. Sí, porque esa fusión, similar a la que se experimenta durante el enamoramiento, tiene sin duda que ver con ese paraíso evocado por la artista. Y no, porque como señala la propia creadora, los maoríes ven a ese río convertido en persona “como aliado”, pero también como elemento terrible.
De manera que ‘Tú’ es una exposición que muestra esa luz fluctuante en la Sala Dormitori, para que percibamos las aristas del Whanganui en tanto persona jurídica que tiene sus derechos y obligaciones. Los derechos a no ser explotado y ¿las obligaciones? “Bueno, su deber es ser río”, exclama Montoya, quien pone el acento en la forma en que, dice, “estamos rompiendo el mundo, nuestra manera de ver el mundo como partes aprovechables, independientes y no como un todo y en ese todo no nos incluimos”.
Frente al realismo de determinadas propuestas artísticas, la intervención de Montoya, haciéndose eco de ese reconocimiento alcanzado en 2017 sobre la personalidad jurídica del río neozelandés, se inclina más por la sacralidad mística, allí donde el mito instituye cierto tiempo y lugar donde ubicar un relato fundador que propicia el acceso al ser. La exposición invita a explorar, según la comisaria, “los parámetros de construcción del individuo y de la identidad, los procesos de negociación o la capacidad humana de tejer conceptos y realidades”.
El Whanganui que Clara Montoya introduce en el Centre del Carme para ser explorado mediante las fluctuaciones de luz, es un río con personalidad jurídica cuya definición proviene del derecho, pero que, al ser objeto de una mirada poética, trasciende los límites legales que lo constriñen, para trascender el tiempo reglamentario. Esa dicotomía entre lo ajustado a derecho y lo que aboga por desprenderse del adjetivo jurídico para quedarse con la persona, está en el núcleo del proyecto de Clara Montoya. “Para la comunidad maorí, el río es un ser dotado de fuerza espiritual propia”, destaca Monserrat Pis. Legalidad y sacralidad en dificultosa simbiosis.
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