Uzzhuaïa
Sala Moon
C / San Vicente, 200. Valencia
Sábado 24 de noviembre de 2018

Asistíamos a un momento histórico en València el pasado 24 de noviembre, con la gira conmemorativa del décimo aniversario del disco ‘Destino Perdición’ de Uzzhuaïa. El título del mágico álbum, y que les sirvió para explotar a nivel nacional, podría utilizarse como definición de lo que me sucedió al ir al concierto. Equivocación de sala, desembarco de un amigo para asistir al concierto, posterior adhesión del mismo, recogida in extremis cerca de Nuevo Centro y periplo para aparcar cerca de Moon, sí, la extinta Roxy.

Entramos sofocados, con la cena regurgitando en mi interior y con la voz de Pau Monteaguado sonando en la sala, llena como pocas veces. ‘Bailarás en el infierno’ era el tema que tocaban en ese instante, mirada cómplice entre nosotros dos: estamos dentro, en un evento histórico. La gente estaba enfervorecida, no era para menos, recordemos que Uzzhuaïa fueron muy grandes, tejieron parte de ese sonido Costa Este que colocaba a la ciudad del Bakalao en una posición privilegiada. Este disco, como sus posteriores obras, situaban al rock en las estanterías del imaginario colectivo, alcanzable para todos.

Uzzhuaïa en un momento del concierto en la Sala Moon. Fotografía: Irene Bernad
Uzzhuaïa en un momento del concierto en la Sala Moon. Fotografía: Irene Bernad

Algunos decían en la época que los valencianos serían la perla del mediterráneo en cuanto a hard rock, esperando un disco que los colocase en el disparadero, y este magnífico elepé fue el que hizo el milagro. El público, su público, coreaba temas como ‘La otra mitad’ o ‘La flor y la guerra’, mientras Pau, muy cariñoso y emocionado durante todo el concierto, agradecía a un fan que había cruzado el charco desde Guatemala para verlos, para disfrutar de esta gira homenaje a un disco, de este momento irrepetible (aunque quizás tengamos un dvd del mismo).

‘Blanco y negro’ y ‘Una historia que contar’ nos encogieron el alma; aún les quedaba fuelle para rato, también buenas palabras para el técnico de sonido, también para la fotógrafa Irene Bernad y para el directo de cine SAM. ’13 veces por minuto’ sonó fantástica, con un recuerdo muy sentido a Gonzalo Parreño, productor del álbum homenajeado que falleció al poco. La emoción flotaba en la sala, una emoción de ser (aparentemente) el final para un grupo que se merecía más, mucho más.

Uzzhuaïa, en un momento del concierto en la Sala Moon. Fotografía: Irene Bernad.
Uzzhuaïa, en un momento del concierto en la Sala Moon. Fotografía: Irene Bernad.

Una amiga con la que me encontré me comentó que unos amigos suyos de Zaragoza habían estado en el concierto de Bilbao, Zaragoza y éste de València. Sin duda Uzzhuaïa removían los sentimientos. La traca final llegó con ‘Desde septiembre’ y la aclamada, y ultracoreada, ‘Nuestra revolución’. Estos valencianos son parte de la memoria emocional de muchas personas, mi amigo, el que me abrió los ojos a un grupo tan interesante como ellos, estaba muy contento. Él también es parte de ese cuerpo emocional que tiene un vínculo con las canciones, a modo de banda sonora, de los valencianos. Ese chico vivirá ligado a ellos de por vida: en un concierto en Madrid, en medio del revuelo formado por sus canciones, se declaró a la que hoy es su mujer. Uzzhuaïa es más que un grupo y, por supuesto, ese concierto fue más que un concierto.

Uzzhuaïa, en un momento del concierto en la Sala Moon. Fotografía: Irene Bernad.
Uzzhuaïa, en un momento del concierto en la Sala Moon. Fotografía: Irene Bernad.

Javier Caro