
Espacios que cuentan historias: diseño museográfico para el visitante
Con cada exposición que diseñamos, construimos un puente entre el contenido y una arquitectura que no solo informa, sino que también emociona y provoca una respuesta duradera.
Con cada exposición que diseñamos, construimos un puente entre el contenido y una arquitectura que no solo informa, sino que también emociona y provoca una respuesta duradera.
Tal como establece el artículo 27 de la Declaración de Derechos Humanos, el arte es un derecho que aporta libertad y comunica valores, teniendo la capacidad de transformar el mundo y formar la identidad personal y social.
La función de las instituciones culturales es clave para dar respuestas a lo que sucede en la sociedad y, en este sentido, una de las tantas labores del museo es la de saldar una deuda histórica de discriminación.
Los museos deben actuar, escuchando, dialogando y respondiendo a los nuevos retos sociales, comprometiéndose a cambiar junto a las sociedades a las que pertenecen.
Los equipamientos culturales, y en concreto los museos de arte, son actualmente las infraestructuras con mayor capacidad para definir a las ciudades y aquellas que, bien diseñadas, influyen en mayor medida sobre su urbanismo.
Si tuviéramos que destacar una mirada revulsiva hacia el museo y el desarrollo coordinado de sus exposiciones en València, nos llegaría históricamente, de la mano del profesor Román de la Calle, una crónica consolidada, desde la investigación teórica y la práctica curatorial, que además nos revela su robusta y sistemática trayectoria como crítico de arte y educador.
Tal debe ser el propósito de los museos que guardamos y custodiamos objetos artísticos. Escapar de esa única gran misión que el discurso decimonónico impuso hasta casi ayer mismo: salas reservadas a un público erudito e iniciado donde impera el silencio.
Aquello que realmente está encima de la mesa es si los museos, sin dejar de hacer aquello que tienen que hacer (conservar y difundir patrimonio), pueden y deben aportar a sus comunidades alguna cosa más que la gestión y difusión del patrimonio.
Quizás eso podría ser un museo más allá de su colección y sus exposiciones temporales: apostar por poner el foco en las maneras de hacer, en lo vibracional, y no tanto, aunque también, en la exhibición.
¿Cómo va a aprender un joven de hoy en día sobre arte moderno y contemporáneo si no le damos las herramientas para ello y escondemos en el almacén de los museos las obras más valiosas?
Todo placer languidece cuando no se disfruta en compañía
David Hume