Art Revolutionaries, comisariada por Juan Manuel Bonet
Galería Mayoral
6 Duke Street St James´s. Londres
Hasta el 10 de febrero de 2017
Música de ambiente, muebles de madera de diseño clásico, pavimento de baldosas de barro catalán y columnas rojas y grises como las que contemplaron por primera vez el Guernica en el 37, sirven de túnel del tiempo a la París de ocho décadas atrás. El pasado día 17 de enero se inauguró en el número 6 de Duke Street, St James’s en Londres ‘Art Revolutionaries’, una exposición comisariada por el Director del Instituto Cervantes de París Juan Manuel Bonet, que cerrará sus puertas el próximo 10 febrero 2017.
El año pasado la Galería Mayoral recreó con detalle el estudio de Miró y este año han decidido, aprovechando el 80 aniversario de la Exposición Universal de París del 1937, hacer nuevamente una incursión puntual en la realidad artística londinense proponiendo, según nos aseguraba su director Jordi Mayoral, «una exposición inesperada, documental y a la vez fuera de lo que es una exposición comercial convencional. ¿Porqué ahora? Porque hace 80 años algunos de los mejores artistas de su tiempo decidieron comprometerse a defender la democracia y la libertad. Aunque la guerra se perdió, su lección de compromiso quedó para siempre».
Las dos plantas que conforman la galería son continuos guiños a aquel Pabellón Internacional de la España republicana del 37 que fue encargado a Josep Lluis Sert y Luis Lacasa. La exposición, siguiendo la filosofía de la galería catalana de fomento de la investigación y documentación, según nos comentaba su director, «es un trabajo de archivo y recopilación de documentación realizado por la galería durante más de un año. Creíamos que teníamos un reto extraordinario y un riesgo muy alto. Cuando tienes este reto y este riesgo, solo hay una manera de hacerlo bien y es rodearse de la gente que sabe más. Por eso fuimos a buscar a Juan Manuel Bonet, que es el comisario y fue director del Reina Sofía, hemos colaborado con Joan Punyet que es el nieto de Miró, con la Fundació Miró, con la Calder Foundation, con diferentes historiadores que nos han ayudado a contextualizar esta muestra, y con la universidad de Barcelona. Sumando todo esto hemos hecho el proyecto que buscábamos».
El resultado ha sido una exposición museal, con un talante didáctico y conmemorativo más que puramente comercial. La idea de trasladar el interior del pabellón, según nos contaba Jordi Mayoral, no pretende reconstruir «sino mantener esa atmósfera republicana y para conseguirlo pensamos en la recreación de la arquitectura, con los artículos de la constitución española con la misma puesta en escena de la instalación de Calder, las sillas auténticas del pabellón, con la música que sonaba en París y con los carteles de la República que exponemos en la parte de abajo. Todo esto genera una atmósfera que contextualiza aquel momento».
A la puesta en escena se unen obras de Picasso, Julio González o Miró entre otros, junto a una recreación de El Segador de Miró y la fuente de Calder que fueron algunos de los pilares de la propuesta expositiva para aquella Exposición Universal que reunió pabellones históricos como los de la Alemania nazi o la URSS, situados cerca del representante español.
En la planta inferior se encuentra la parte documental de la exposición, con carteles auténticos del movimiento republicano y una serie de fotografías, expuestas sobre vitrinas idénticas a las presentes en París que ayudan, como apostilla el director de la galería, «a entender cómo fue el proceso de creación de algunas de las obras. Se ve a Miró o Picasso pintando desde un andamio como un obrero, Calder fotografiado delante de su obra, el mapa de los diferentes pabellones, todas ellas son escenografías que favorecen a entender el contexto, algunas de ellas son fotografías inéditas. Creemos que son fuertes y nos ayudan a contextualizar, representan el apoyo de la ciudad y los artistas a la causa republicana. Considerábamos que esta conexión local era fundamental explicarla y recordarla.»
El comisario de la exposición Juan Manuel Bonet asegura que la propuesta «evoca la confluencia de los grandes artistas de aquel momento. Personajes que no habían hecho obra política hasta entonces, sin embargo ahora se comprometen con una causa, que es la defensa de la República. Les dejaron libertad, Picasso se inspira en el bombardeo de una ciudad indefensa por la aviación alemana, la obra de Miró se contextualiza en su mundo, cargado de humor y sentido de lo popular. Calder viene a esta aventura de la mano de Miró ya que eran amigos y aquí aparecen ejemplos como su fuente, además de sus instalaciones, de dibujos y pinturas donde se acentúa su carácter mironiano. Julio González hará una escultura más figurativa de lo que solía hacer que es la ‘Monserrat Gritando’, símbolo de la mujer en la guerra. »
La idea del proyecto surge, según Jordi Mayoral, «del amor a unos artistas, nosotros tenemos la suerte de haber recibido una herencia cultural increíble, Picasso y Miró están en nuestra sangre. Cuando tienes este sentimiento y has recibido este legado, la mejor manera de honrar su memoria es haciendo proyectos importantes como este».
Miguel Mallol
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