#MAKMAEntrevistas I Álex Marco
‘Tiempo produce pintura – pintura produce tiempo’
Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’ (E CA)
Cisterna 28, Riba-roja de Túria (València)
Hasta el 26 de junio de 2022
Álex Marco utiliza la pintura y los medios audiovisuales como materia donde fijar los momentos irrepetibles que provocan en él sensaciones de intenso calado. Sensaciones que, a su vez, provienen del propio trabajo con los materiales de que dispone para captar el azar como fuente de experiencia inagotable. Huye de lo narrativo, para sumergirse en lo sensorial y en el tiempo como depósito de huellas e impresiones.
No busca el azar, pero descubre en lo imprevisto el motor de su creatividad. Por eso dice que cuando todo va sobre ruedas -a la hora de pintar-, sospecha que algo no va bien, alejándose tan rápido como puede de ese camino rectilíneo en busca de senderos más sinuosos, más inciertos. Ahora, por ejemplo, ha decidido usar el sintetizador como pincel y la señal como lienzo en blanco para seguir descifrando el enigma de la creación, que es el suyo propio.
‘Tiempo produce pintura – pintura produce tiempo’ (E CA de Riba-roja). ¿A qué tiempo te refieres, al que deja sus huellas en el espacio, que tú tratas de volcar en tu obra, o al que se registra de forma mecánica en los aparatos tecnológicos, que luego tú intervienes para manipular y extraer su contenido?
Es más que el título que da nombre a este proyecto. Entiendo el tiempo de visualización y lectura de una pintura como algo libre e indefinido, pudiendo este hacernos pasar segundos, minutos o incluso horas observando la quietud de una imagen. En esta exposición, los conceptos pictóricos transcurren encerrados en un espacio material-tecnológico que responden a claves de inicio y final, a desarrollo en tiempo presente respecto a su visualización; a movimiento. Por lo que para que este se dé es necesario tiempo. Mi experimentación videográfica no se corresponde con lo narrativo, sino a lo sensorial, al tiempo y a lo secuencial.
Independientemente del contexto visual, también esta exposición nos habla del tiempo procesual, de lo que hay detrás; la memoria invisible del lustre final de una imagen plástica y sus métodos. Como es el caso de los collages y sus relaciones metodológicas con la cinematografía. Mariano Mayer [comisario de la exposición] y yo entablamos una conversación muy interesante en la que arrojamos claves acerca de la relación pintura–cine que pronto saldrá publicada en el catálogo de la exposición.
Más allá de la pintura y de los medios audiovisuales -que son tus materias de expresión-, el tiempo al que nos convoca tu obra, ¿hasta qué punto se vincula con la nostalgia de lugares o momentos sentidos por la libre asociación de las formas que produces?
Intento revivir esas sensaciones y momentos irrepetibles provocados por experiencias tanto físicas como sentimentales a la hora de pintar. Siempre he dicho que termino enamorándome de ciertos elementos que surgen del lienzo, o accidentes –casi sacros– inesperados que iluminan vías estéticas para continuar con el trabajo, ya sea en pintura o en vídeo. Intento re-visitar esos momentos reinterpretando de nuevo su trasfondo, pero siempre termino versionando, por lo que aparece algo nuevo y actualizado.
Aunque hay imágenes surgidas de la propia reproducción mecánica, sin referente exterior alguno, al final se establece cierta continuidad con las formas de la pintura y del mundo exterior. ¿Somos seres habitados y habituados a dar forma o encontrar formas en cuanto nos rodea? ¿Por qué crees que es esto así?
El “¿Qué significa?”, normalmente atendiendo a la lectura de la imagen, me produce una sensación de “auto” limitación. Por más que reflexiono sobre esa cuestión siempre acabamos llegando a un puerto de terrenos rígidos y estables, siempre bajo control, conociendo el funcionamiento y el porqué de las cosas. Esto neutraliza la capacidad creativa y de expresión. Pienso que este tipo de esquemas terminan en estructuras aburridas, obsoletas y sin interés. No hay libertad, por lo que termina siendo muy difícil desarrollar un trabajo intuitivo basado en la improvisación.
La intención de las piezas de esta exposición es acompañar al espectador en todo momento. Tanto la parte plástica como la audiovisual ofrecen relaciones continuas que se van asomando a lo largo del recorrido de la exposición y repercuten en el espectador a modo de déjà vu. Se pueden ver efectos rebotados entre algún collage y los vídeos, esto sucede porque, en el proceso de estudio, algunos de los dibujos abrieron paso a vídeos y algunos vídeos abrieron paso a dibujos; es una manera de hacer entender al visitante lo que está ocurriendo sin ser literales.
Tus experiencias aparecen vislumbradas, de una u otra forma, en tu práctica artística. ¿Por qué ese interés por las huellas, rayaduras y variaciones formales que observas en la naturaleza cotidiana y que sientes necesidad de trasladar a tu trabajo?
Porque todo está en constante movimiento. Esas variaciones responden a efectos de acciones y esas acciones transcurren a través del tiempo. El formato de vídeo me ha supuesto una aportación muy adecuada para expresar mi modo de pintar en movimiento, utilizar un monitor o una pantalla como un lienzo en blanco en tiempo real. Es una herramienta que de algún modo me sirve para describir lo que sucede en el proceso “invisible” detrás de un cuadro.
“Necesito del azar y de la aleatoriedad”, has comentado en otra entrevista anterior. ¿Crees que las cosas importantes surgen del azar, que luego te encargas tú de dar forma para expresar su vivencia?
Para mí es necesario que surjan imprevistos en todo momento. Si pintando va todo sobre ruedas me hace pensar que algo no va bien, termina saliendo un producto matemático, soso, aburrido y sin más. El azar está muy lejos de significar lo que muchos creen de hacer “al tún tún”, pero esa aleatoriedad me sirve para realizar un proceso no definido en principio, es cuestión de ir tejiendo poco a poco sobre la improvisación hasta llegar al resultado adecuado. Aunque a veces es complejo discernir cuál es ese estadio.
Para ser dueño de ti, tienes que estar desprevenido. ¿Aplicas esta máxima nietzscheana a tu trabajo?
Desprevenido, pero siempre al acecho. Ser permeable y susceptible a experiencias define lo que tienes que decir pintando. Pero claro, para vivir experiencias tienes que estar al acecho de que sucedan, a casa no vienen, podríamos decir. Por otro lado, practicar la rutina no permite salirse de ciertos límites y resulta más difícil evolucionar.
La ciencia, relacionada con la tecnología, tú la utilizas allí donde la objetividad mecánica cesa para dar lugar al accidente, la emoción, lo imprevisto. ¿Es así?
Así es. La decisión del uso de una herramienta técnico-analógica basada en la electrónica modular, en este caso, no es aleatoria. Mi intención, como he dicho anteriormente, está lejos de la narrativa, por lo que el discurso pasa a merced de la voluntad de la herramienta como apoyo sensorial e intuitivo. La vídeosíntesis en este caso permite acceder al campo de la pintura de una manera paralela; utilizar un sintetizador como pincel y la señal como un lienzo en blanco donde juguetear.
Así pues, este tipo de medio modifica el discurso de la imagen a través de impulsos eléctricos difíciles de controlar –casi autómatas–; tienes que ir derivando tus decisiones en función de la autonomía de la herramienta, y el resultado deriva generalmente de las características de expresión de ambos.
Para este proyecto he utilizado desde cámaras CCTV, pasando por el teléfono móvil, hasta dispositivos broadcast de precisión con las que se transmiten operaciones médicas. El post-procesado siempre concebido para acercar la estética a mi discurso pictórico.
¿Hasta qué punto el azar -aquello que sucede ajeno a la propia voluntad- tiene en el fondo que ver con el propio deseo que hay que saber escuchar?
El azar te fuerza a estar atento, del mismo modo que lo impredecible, al acecho. Para mí es muy importante escuchar no sólo el entorno –donde se encuentra todo–, sino también la pintura como materia, a través de ella se codifican muchos sentimientos, acciones y referencias. Hay que escuchar cada una de las etapas del cuadro mientras trabajas para vislumbrar por dónde continuar la pieza, qué es lo que necesita y saber resolver sus problemas, cuidarla y escucharla.
“Me interesa la imagen castigada”, has llegado a decir. El término literal, “imagen castigada”, ya es muy sugerente. ¿Por qué te interesa?
Me interesa sobre todo lo que sucede a través del tiempo. Cuanto más dilatas el proceso pintando delante de un lienzo más castigas la superficie y de ahí que cada gesto y cada decisión configure un nuevo sentido del cuadro. Esto hace una imagen más manipulada, en cierta manera más desgastada y a su vez sencilla y espontánea.
Podríamos equipararlo al contexto urbano y lo que nos rodea, pensar en lo que fue ayer y lo que es hoy. Nos rodea todos los días una nueva imagen de los elementos del entorno y de nosotros mismos. Por esta razón me cuesta mucho entablar relación entre la práctica artística y la rutina, si no sé hoy lo que me va a apetecer hacer mañana. Esto es algo que impulsó el proyecto que realicé en Suiza hace un par de años, donde la naturaleza se encargó personalmente de trastocar todo el entorno, forzándome a trabajar cada día en algo nuevo. Terminé haciendo un diario en formato gráfico.
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