ECA

#MAKMAArte
Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’ (E CA)
Riba-roja de Túria (València)
Cisterna 28, Riba-roja de Túria

Especialmente a las puertas de las elecciones, suelo reflexionar, cíclicamente -convocatoria tras convocatoria- sobre ese complejo engranaje que articula la política municipal con las actividades culturales. Una dúplice vertiente ciudadana que, a veces, en sus diálogos e intercambios se miran, entre sí, como de reojo, pero que necesitan –malgré tout– remar de forma conjunta, para atravesar, con suficiente éxito y deseado reconocimiento, el habitualmente cada vez más agitado rio de la cotidianidad sociopolítica compartida.

De hecho, las destacadas actividades municipales han sido siempre palancas básicas y sumamente productivas para el respaldo y consolidación de la cultura ciudadana, sólidamente asociadas, por ejemplo, por relevante tradición, al ámbito de las artes plásticas, en el entramado general de nuestras comarcas valencianas, a lo largo de la zigzagueante aventura de la histórica transición política, de cara a la fijación democrática y cultural de los tramos cronológicos subsiguientes.

Sin duda, diacrónicamente –vale la pena recordarlo– se produjo una entrega sociocultural desacostumbrada, asociada, quizás, a la consciente y acrecentada reconstrucción de carácter municipalista de nuestros pueblos y ciudades, con la responsable llegada de las propuestas democráticas, que se mostraron sumamente proclives a respaldar, de manera explícita, (a) la necesaria labor de nuestros artistas.

Pero, igualmente, se replanteaba, con insistencia, en ese mismo proceso, (b) el irrenunciable fortalecimiento del patrimonio artístico común de nuestra tierra, además de dar cabida creciente (c) al desarrollo de la sensibilidad estética/educación ciudadana, promovida, en paralelo, (d) a través de la multiplicación de los –ya hoy, en muchos casos– consolidados espacios expositivos, abiertos en nuestros respectivos contextos municipales.

Instalación de Miquel Navarro, en su exposición ‘Territori humà’, en el patio del E CA de Riba-roja de Túria.

Fue, pues, toda una aventura compartida, orientada hacia varias vertientes y objetivos, que vale la pena recordar explícitamente, de nuevo –en esta compleja coyuntura electoral–, de cuyos positivos efectos hemos seguido nutriéndonos, instituciones y ciudadanos, en etapas posteriores.

Pues bien, aquella diacrónica efervescencia artístico-cultural, apuntada ya desde los ochenta, que fue consolidándose, paso a paso, en algunos de nuestros pueblos, al pasar las décadas siguientes –con sus crisis y exigencias vitales paralelas, en muchos casos, sobre todo entrado ya el siglo XXI– hay que reconocer que ha motivado, lamentablemente, en determinados enclaves, la reducción progresiva de aquellas experiencias conjuntas, novedosas e históricamente ejemplares. Muchas de tales convocatorias (de concursos, muestras, galardones, mecenazgos o instalación de monumentos urbanos) efectivamente, ya no existen o han mermado a ojos vista.

Aunque, bien es cierto, que –en otros casos y ámbitos municipales– siguen dándose la mano, con resistencia, eficacia y constancia, las actividades culturales y la política local. De hecho, históricamente, seguimos recordando la relevante trayectoria que determinados enclaves, como el inolvidable espacio del ‘Garatge cultural d’Alfafar’, supo, efectivamente, poner en marcha y mantener, durante lustros, de manera ejemplar, retando abierta y decididamente los logros, en el contexto de las artes plásticas, incluso, comparativamente, frente al área metropolitana de Valencia.

Por fortuna, en el caso concreto de la admirable trayectoria reciente del Castell de Riba-roja del Túria –que ahora nos ocupa–, la cíclica edición de las destacadas y numerosas muestras expositivas –diversificadas, selectas y sumamente cuidadas, en su programación– puestas en marcha por el activo equipo del Patronato del Departamento / Concejalía de Cultura / Patrimonio, con la recomendada y necesaria edición de la adecuada bibliografía paralela, ha resistido ejemplarmente, con fuerza, desde su nacimiento oficial, en 2017, los avatares inesperados de estos tiempos. Algo que no cabe afirmar de otros municipios, también de efectiva y previa tradición, tal como ya hemos sugerido, que han decaído en el mantenimiento de sus anteriores programaciones.

‘Cabeza pensante’, escultura de Miquel Navarro, en una de las entradas de Riba-roja de Túria.

Además, me permito apuntar a continuación, como oportuno argumento definitivo, el proyecto soñado de generar, de cara al futuro, un posible Museo de Arte Contemporáneo, para poder, por una parte, conservar/mostrar y divulgar las obras incorporadas, paulatinamente, a sus crecientes fondos patrimoniales, a la vez que, asimismo, las piezas escultóricas del Passeig de l’Art (del Molinet al Camí de les Ànimes) se irán, paulatinamente, sumando a la colección dependiente del municipio de Riba-roja. Centro museográfico extensivo de arte contemporáneo, este –el E CA–, que conservaría, testimonialmente, la referencia nominal, a manera de homenaje, de su histórico castillo.

De hecho, los asesores intervinientes en el diseño y organización programados de tales ciclos expositivos y de otras reconocidas actividades paralelas, hasta ahora puestas en marcha –como Patronato previo a una posible Fundación, que se está gestando– siempre han sido profesionales de las Bellas Artes y de la Crítica de Arte, coleccionistas destacados y gestores profesionales de la Comunitat, seleccionados/designados, a tal efecto, por parte del Ayuntamiento, activistas culturales que han pretendido, sobre todo, poner en valor los perfiles, propuestas y aportaciones de nuestros mejores artistas.

La cultura, en política, debe ser una parte esencial de las actividades enriquecedoras del patrimonio, de las experiencias educativas y sociales, así como un digno sector de las tareas municipales, ejercitadas, en colaboración, por creadores, gestores y ciudadanos, postulando siempre el pertinente respaldo económico institucional, público y privado, es decir los fondos de cooperación imprescindibles para su justo desarrollo.

Miquel Navarro, junto a bailarines que vinieron a cerrar con su actuación la presentación de su muestra en el E CA de Riba-roja de Túria, actualmente expuesta.

En realidad, en el contexto que nos ocupa, las dimensiones ejercitadas desde el E CA, focalizadas prioritariamente en las artes plásticas y en los recursos arqueológicos históricos, han venido además, ejemplarmente, a sumarse a las ya cimentadas actividades desarrolladas, en el propio municipio –en los contextos festivos, musicales, escenográficos y teatrales, así como literarios– ejercitándose, en conjunto, un excelente panorama cultural, rico, participativo y variado, en Riba-roja del Turia, como estimable oferta social, educativa y de relevante ocio comunitario.

La verdad es que no puedo entender, desde el generoso y abierto criterio colaborativo, que enmarca y caracteriza el actual programa del Patronato del E CA, que quepa utilizar, políticamente –como interesada arma arrojadiza–, precisamente el satisfactorio listón socio-cultural, alcanzado en esta última década, para poner en duda o minimizar sus rentables y exitosas cotas, mediante extrañas injerencias, afirmaciones mendaces o postulando, lo que es peor, si cabe, fraudulentas intenciones o equívocos resultados, dejados caer negativamente, al desgaire y sin demostrar, en las redes de pesca de la maraña política, surgida del siempre lamentable e insólito todo vale.

El intento de salpicar, indebidamente, las cotas culturales de esta municipalidad, alcanzadas, por cierto, con esfuerzo, colaboración y generosa entrega, no hace sino poner en evidencia la extraña tergiversación, enfrentamiento y violencia que, indebidamente, está siendo infiltrada, deliberadamente, en la vida política, sin otra justificación que el rédito fácil e inmediato y la equívoca alteración ética; algo que no podemos dejar de rechazar, a la vez que, por nuestra parte, sometemos a evidente y pública crítica, una vez más.

NULLA POLITICA SINE ETHICA.

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