#MAKMAArte
Entrevista a Kristine Guzmán
Directora adjunta del IVAM
Institut Valencià d’Art Modern
Guillem de Castro 118, València
Con la libreta en la mano, a punto de arrancar la entrevista, Kristine Guzmán, nueva directora adjunta del IVAM, se fija en las notas escritas donde figuran algunas de las cuestiones que le queremos formular. Esa escritura a mano, ahora convertida en la más impersonal de las letras del ordenador, da pie a unas primeras reflexiones a vuela pluma: “De hecho, pensamos con la mano. Yo recuerdo más las cosas si las escribo a mano porque tengo una memoria visual”, avanza a modo de preámbulo.
Enseguida se dispone a responder las preguntas, empezando por una aclaración: “Bueno, como sabes, no se ha creado la plaza para mí, o sea, existía ya la plaza y, si no se cubría, pues se perdía. Entonces, Blanca [de la Torre, directora del IVAM] vio la necesidad de cubrir esa plaza”.
Y quién mejor para ocuparla que quien ha trabajado con la propia Blanca de la Torre hace veinte años en la puesta en marcha del Museo de Arte Contemporáneo (MUSAC) de Castilla y León: “Éramos muy jóvenes y en aquel momento empezamos con Rafael Doctor y después con Agustín Pérez Rubio como directores. Entonces no teníamos muchos referentes, pero el IVAM sí que fue uno de los centros que visité para aprender cómo funcionaba un museo”.
De manera que en el MUSAC dice que aprendieron cómo funciona todo un museo a nivel estructural: “Tocábamos todas las patas, todos los departamentos y, entre poca gente, construimos el MUSAC”. Ahí conoció, por tanto, a quien ahora dirige el IVAM y quien la ha propuesto para sumarse a su proyecto.

Entonces, ninguna duda para venir, ¿no?
“Bueno, he tenido que pensarlo, claro, porque yo tengo una vida en Valladolid; he dejado allí mi familia y he venido aquí sola porque creo en el proyecto, creo en Blanca y la quiero apoyar. Es un reto para mí a nivel profesional estar en una institución como el IVAM, con toda la trayectoria que posee”.
Kristine Guzmán ha trabajado también, además de en el MUSAC (de 2003 a 2009 y de 2011 a 2022), en el Museo Reina Sofía y en la Fundación Santander, de manera que atesora sobrada experiencia en la gestión cultural de instituciones sociales y museísticas. Dicho lo cual, percibe diferencias con respecto al trabajo que viene a desarrollar en València.
“La diferencia principal quizás sea el estado en que se encontraban los proyectos cuando yo entré a trabajar en todos ellos, porque, por ejemplo, en el MUSAC entré para su puesta en marcha, de manera que era empezar desde cero, construirlo desde su origen. Queríamos un museo del presente, que era la idea de su primer director, Rafael Doctor, e hicimos un poco de todo, desde las cosas prácticas –cómo contratar un servicio, la seguridad, la tienda– hasta el nivel creativo, pasando por la parte de comisariado, la educación, las programaciones públicas”.
Y añade: “Se trataba, entonces, de cómo combinar todo el tema técnico, práctico y artístico. Y aquí, en el IVAM, en cambio, nos encontramos con un museo ya con una trayectoria sólida”.
Sus funciones como directora adjunta en el instituto valenciano pasan por “apoyar a Blanca en la coordinación de todos los departamentos técnico- artísticos, llevando a cabo sus líneas de trabajo que se vertebran en tres ejes: la sostenibilidad, el patrimonio y el territorio”, explica quien entiende la sostenibilidad “no solo a nivel de programación, sino a nivel de modos de hacer”; el patrimonio “a nivel de colección, cómo potenciarla a nivel nacional e internacional, y luego su relación con el territorio”. “También –añade– poner la atención en el sector artístico y cultural valenciano”.
Decía Albert Einstein que, si tuviera una hora para resolver un problema, le dedicaría 55 minutos a hacerse la pregunta adecuada porque, luego, en 5 minutos la resolvería. Tú llevas poco tiempo en València, pero ¿ya tienes las preguntas adecuadas para desarrollar el proyecto que te ha traído hasta aquí?
Con Blanca, cuando hablamos de cosas, en vez de responder le hago más preguntas. Pienso que hacer más preguntas te incita a reflexionar sobre la propuesta inicial. Creo que hay que cuestionarse siempre. Esa es también la función del arte. Porque el arte no te tiene que dar soluciones ni decirte lo que es correcto o incorrecto, o cómo tienes que pensar, sino que te tiene que suscitar preguntas.
Uno de los activos principales con que cuenta el IVAM es su colección. ¿Te ha dado tiempo a explorarla?
“Sí, he estado revisando la página web y he estado en los almacenes, que ya conocía hace veinte años, cuando hice esa primera visita. Es una colección impresionante. Creo que los anteriores directores han hecho una labor muy buena porque posee una colección muy potente, desde las vanguardias hasta el arte contemporáneo”.
En este sentido, Kristine Guzmán tiene claro las líneas a explorar de dicha colección: “Tenemos pendiente hablar sobre la programación de 2027, pero en su línea de trabajo –de Blanca de la Torre– sí que está, para la programación de 2026, seguir con lo de Julio González y lo de Pinazo, en las exposiciones permanentes, y también hacer otras dos muestras de la colección, con un comisariado coral entre todos los conservadores del IVAM”. Y, volviendo a la colección, que a su juicio es “muy potente” y que “no tienen otros museos”, lo que más le ha impresionado han sido las vanguardias, “donde hay mucho material por explorar”.
De la sostenibilidad que figura como uno de los elementos clave del proyecto de Blanca de la Torre para el IVAM, Giuzmán destaca lo siguiente: “Estoy de acuerdo con ella. De hecho, tenemos un artículo escrito entre las dos, de hace siete u ocho años, en el que plateamos diferentes modos de hacer a nivel cultural. De hecho, Blanca comisarió en 2016 una exposición en el MUSAC que se titulaba ‘Hybris’, en la que ponía en práctica los modos de hacer para que una muestra fuera sostenible”.
Y se extiende en ello: “Tenía en cuenta cómo evitar el transporte aéreo, cómo reducir la huella de carbono, cómo quitar toda esa materialidad en una exposición, utilizando obras más efímeras o evitando también obras que realmente las puedes producir de otra manera, evitando a su vez el uso de vinilos, de plástico, contando también con obras que se encuentran ya en España, de manera que no haga falta hacer mucho transporte”.
¿Cómo se conjuga la internacionalización del IVAM con el hecho mismo de traer obras de otros países, para lo cual se necesita seguramente el transporte aéreo?
“Haciendo ese transporte por tierra y contando con artistas extranjeros que ya están en España, porque ahora, con la globalización, se pueden encontrar obras de artistas internacionales en España. También trabajando con obras efímeras, obras para el sitio, o sea, site-specific. Blanca siempre ha trabajado en exposiciones de este tipo, pidiendo a los artistas hacer cosas especiales para el sitio, como, por ejemplo, la reciente exposición de Andrea Canepa”.
Kristine Guzmán, en su LinkedIn, figura como gestora cultural y arquitecta, destacando su interés “en la intersección entre los diferentes campos de las artes y cómo estos se influyen mutuamente”. Aprovechando su condición de licenciada en Arquitectura, le recordamos las palabras de Glenn Murcutt, Premio Pritzker 2005, quien daba a sus estudiantes dos consejos: que fueran pacientes, porque la arquitectura necesita tiempo, y que observen, porque quien observa termina por ver.
¿Qué importancia tiene para ti la observación, en un tiempo en que todo son prisas, incluso a la hora de contemplar exposiciones? ¿Cómo compaginar esas prisas, ligadas con los resultados a corto plazo que te piden en un museo, con el hecho del arte que requiere una mirada más pausada?
“Sí, la observación es muy importante, sobre todo en el arte. Pero, a veces, claro, como tú dices, vamos superapidos y hay que intentar ralentizar las cosas. A mí me encanta pasear por las calles y observar los edificios; observar cómo está construida una ciudad. Y eso también intento trasladárselo a mi hija, a la que suelo decir que no mire todo a través del móvil”.
Y para ese mirar lento, Guzmán recuerda que Blanca de la Torre tiene programada una exposición, anunciada para febrero de 2026, que lleva por título ‘A Media Lumbre’, en la que se invita al espectador a experimentar esos procesos artísticos más lentos: “Por eso se titula ‘A Media Lumbre’, porque es como cocinar muy lentamente, vinculando artes y artesanías, porque éstas derivan en el arte contemporáneo, teniendo en cuenta esos modos de hacer más ancestrales”.

Como Kristine Guzmán también ha comisariado exposiciones, le preguntamos por aquella que le haya llamado la atención últimamente o de la que guarde cierto recuerdo. “Pues, mira, hice una exposición en 2016 precisamente de una artista que vive en València, Pamen Pereira. Fue maravilloso trabajar con ella. Hicimos una instalación específica para el MUSAC que fue muy bien recibida. Pamen es muy mágica”.
Además, una vez activada la memoria, recuerda otra exposición que la marcó especialmente: “Fue la realizada con Herman de Vries, que es un artista holandés que ya tendrá 95 años. En aquel momento tendría 89, casi 90, y aprendí mucho porque es una persona muy sabia y me abrió como otro mundo muy particular”.
Y, ya puestos, otro artista que también la cautivó fue Isidoro Valcárcel Medina, que expuso en el IVAM hace poco: “Hice con él ‘Arquitecturas prematuras’ en tres sedes: en el MUSAC, en la Alhóndiga de Bilbao, y también en Pamplona. Es una persona con mucha ironía y me ha gustado trabajar con él porque ha sido muy puntero en su momento y sigue siéndolo; tan lúcido a su edad”.
También ha formado parte Kristine Guzmán de la Film Commission de Castilla y León, demostrando la inquietud que siente por todo aquello relacionado con la cultura en su acepción más amplia. En este sentido, ¿qué películas o qué cine cautivan su interés? Lo piensa un poco y responde: “Veo mucho cine japonés. Películas antiguas, de la época de Kurosawa. También de Ozu. Y actual también. Por ejemplo, ‘Drive My Car’. Todo ese tipo de cine me gusta mucho. También de la nouvelle vague y de John Cassavettes. Me gusta mucho el cine independiente americano”.
Volviendo a su labor como directora adjunta, subraya su mezcla de orgullo y cierto respeto por el trabajo a desarrollar en los próximos años: “Me asusta mucho el pensar que por este museo han pasado grandes nombres, como Tomás Llorens, y pensar que seremos parte de ese legado es como mucha responsabilidad”.
Responsabilidad que asume con la idea “de abrir el museo a toda la ciudadanía para hacerlo más accesible y que los valencianos y valencianas lo sientan como su casa, porque esto al final no solo es un museo para ver, sino un espacio al que venir para participar de la vida cultural de València”.
Y es, en este sentido, donde ve margen de mejora: “Cada vez que bajo al hall del IVAM veo todo tipo de público. El museo siempre está lleno, es un museo muy activo. Pero siempre hay una parte de la sociedad a lo que no llegamos y todavía tengo que estudiar qué franja es esa, con el fin de llegar a ella”.
¿Crees que el arte es una herramienta de transformación social?
“Sí, creo que a través del arte se puede transformar una sociedad. Precisamente por lo que he apuntado antes: porque te hace cuestionar las cosas, te plantea preguntas, te suscita dudas y te ayuda a tener un pensamiento crítico. Es una forma de no dar por hecho nada. El arte puede sugerirte muchas preguntas acerca de tu tiempo, de la sociedad, de todo lo que vivimos.
Estirando un poco más la pregunta, ¿cómo compaginar el hecho de que el arte sea una herramienta, es decir, algo útil, con el hecho igualmente de cuestionar esas mismas cosas útiles que reducen el arte a puro pragmatismo? Parece una contradicción, ¿no?
“Bueno, eso ya lo dijo [Theodor] Adorno, que todo arte que no sea decorativo o que no sea una mera mercancía es un acto político que te ayuda a cuestionar el momento en el que vives”.
¿Y eso no entra en conflicto, de alguna manera, con la de trabajar en una institución pública que depende de determinados gobiernos, con los puede entrar en colisión?
“Pues sí, claro, pero nuestra tarea consiste en cuestionar las cosas y plantear preguntas para que luego cada uno saque sus propias conclusiones. Aquí no estamos para predicar ideología”.

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