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László Krasznahorkai (Hungría, 1954)
Premio Nobel de Literatura 2025
La elección de László Krasznahorkai como Premio Nobel de Literatura 2025 supone la consagración de una de las voces más densas y lúcidas de la literatura contemporánea. El escritor y guionista húngaro, nacido en Gyula en 1954, ha edificado una obra instituida en una exploración de la angustia existencial y la decadencia en un mundo que se desmorona.
La Academia Sueca ha justificado su decisión destacando el valor de su “obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. Una literatura, la de Krasznahorkai, herida de melancolía y sátira ante la realidad poscomunista húngara.
Con una prosa laberíntica y torrencial, de frases kilométricas y sintaxis más que heterodoxa, el ahora Premio Nobel ha huido siempre del artificio para embarcar al lector en una prosa lenta, intensa y desazonadora, abocando a sus feligreses a aguardar un estallido que jamás se consuma.

Un horizonte literario poblado de personajes marginales, quijotescos, huidos hacia la periferia de la civilización para tratar de buscar, en vano, un sentido redentor a la existencia. Así acontece en alguno de sus títulos fundamentales –’Tango satánico’ (1985), ‘La melancolía de la resistencia’ (1989) y ‘Guerra y guerra’ (1999), publicadas en España por Acantilado–, donde Krasznahorkai se adentra en propuestas mesiánicas frustradas, ejercicios de manipulación o inanes pretensiones colectivas de la miserabilidad humana.
La relación creativa de László Krasznahorkai con el cineasta húngaro Béla Tarr ha venido a constituir un fecundo vínculo entre la literatura y el cine gobernado por la desesperanza. No en vano, Krasznahorkai ha sido el guionista habitual de Tarr, y sus textos han servido de base para adaptaciones cinematográficas que son, a su vez, obras maestras del cine de autor.
‘Sátántangó‘ (1994), adaptación de ‘Tango satánico’, una película de siete horas y media rodada en blanco y negro con planos secuencia de una lentitud extrema, es un buen paradigma de esta sinergia. De igual modo, ‘Harmonías de Werckmeister’ (2000), basada en ‘La melancolía de la resistencia’, comparte con el texto original una atmósfera opresiva y una visión apocalíptica, en este caso a través de la llegada de un circo misterioso a un pueblo que precipita la revuelta.
En estas colaboraciones, el lenguaje visual minimalista y el ritmo pausado de Tarr se funden con la prosa densa y existencialista de Krasznahorkai, creando una estética compartida que busca ahondar en la duración de la decadencia y la belleza sombría de lo terminal .
Con el presente Premio Nobel de Literatura, László Krasznahorkai sucede a la surcoreana Han Kang (2024), el noruego Jon Fosse (2023) y la francesa Annie Ernaux (2022), quienes han reportado voz a lo indecible y a la memoria personal de manera innovadora.
La concesión del Nobel a Krasznahorkai subraya el compromiso de la Academia con una literatura que desafía las convenciones, que exige un lector paciente y que, a pesar de su tono grave y su pesimismo radical, como señaló el jurado, utiliza el arte no como evasión, sino como un acto final de afirmación en la confrontación con el terror. Su obra permanece, por tanto, como un espejo implacable de nuestro tiempo, ofreciendo una belleza compleja y ardua a quienes se atreven a contemplar el abismo.