#MAKMAArte
‘Un jardín y más’, de Rosa Padilla
Comisaria: Marisa Giménez Soler
Galería Thema
Cirillo Amorós 87, València
Hasta el 8 agosto de 2025
Una de las razones que, después de tantos años, afianza mi conexión con el mundo del arte es tener la suerte de poder asomarme desde un lugar privilegiado a horizontes creativos de artistas que admiro, como es el caso de Rosa Padilla.
Deambular cerca, celebrar su valentía, la manera de encarar los días, de sobreponerse a vaivenes, de agrandar la vida oteando resquicios de emoción y sensibilidad a ras de suelo, es también bordear de luz lo cotidiano, enredar de magia la cadencia de lo previsible.
Su larga trayectoria es un canto a la coherencia, a la honestidad. Sin estridencias, susurrando elegante el eco del rigor y la perseverancia, la artista valenciana, nacida en 1949, no ha dejado de ahondar en su universo creativo desde que terminó sus estudios de Bellas Artes en la Facultad de San Carlos de Valencia hace ya más de seis décadas. Solo la enfermedad ha conseguido, en ocasiones, detener el tiempo en su estudio.
Esta exposición conmemora, reivindica, tantos años de oficio y pasión por la pintura y lo hace en Thema, una galería muy unida a ella desde que Pilar Marcellán abriera el espacio, allá por 1986.
Hace ya mucho tiempo que la artista decidió adentrarse en la senda de la abstracción. En un viaje al Museo de Arte Abstracto de Cuenca, durante los años 70, intuyó que esta concepción marcaría su forma de expresión. Artistas como Manuel Millares, Hernández Mompó y Eusebio Sempere, y sobre todo, Fernando Zóbel fueron inspiración y aliento para alzar el vuelo de la transformación de su pintura. A partir de entonces descubrió e investigó un lenguaje propio a través de la línea, el color, la ingravidez, el espacio y el gesto.
Su obra transita serena, firme, prolongando en el recuerdo su esencia lírica, refleja, en sus visiones, paisajes emocionales que, desde los resortes de la introspección, siente y sintetiza en el lienzo desde el rasgo espontáneo, sin premeditación previa. Memoria y presente van enlazando manchas de color, líneas y formas, componiendo una suerte de íntima iconografía que vislumbra su hechizo entre fondos luminosos, contornos libres, brochazos vehementes, precisos, y pinceladas tímidas. Fuerza y fragilidad, firmeza y evocación sutil.
Movimiento, plasticidad, levedad y evocación. Influjo tenue que equilibra una naturaleza bella y transparente, estoica, rasgada en su silencio por algunos trazos, marcas o borrones negros, ahogados y dolientes, aliento onírico que desmaterializa lo real hasta alcanzar significado y esencia de cielos, horizontes, sombras, sol, tierras y mar. El mar, siempre el mar, desde la lejanía y desde el alma, pretexto y razón azul.