#MAKMAMúsica
Entrevista a José Luis Gutiérrez
Creador de Universijazz
23ª edición del Festival Internacional de Jazz de la Universidad de Valladolid
Centro Buendía
San Benito s/n, Valladolid
Del 15 al 18 de julio de 2025
José Luis Gutiérrez es artista antes que programador. Primero despuntó como saxofonista –aún es un habitual del Café Central– y luego se embarcó en la aventura de crear el más veterano festival de jazz de Castilla y León: el vallisoletano Universijazz, que este año afronta su 23ª edición entre el 15 y el 18 de julio.
Hubo un tiempo en que en España había clubes de jazz. En esos tiempos ya remotos, el disfrute en directo de esta música era algo cotidiano, y los festivales eran un extra, un añadido, la guinda del pastel. Pero el panorama ha cambiado drásticamente en España en este siglo. Salvo las grandes capitales, que mantienen programación estable, en la mayoría de las ciudades los festivales se han convertido en el último refugio de los aficionados, casi su única oportunidad más allá de algún concierto ocasional de músicos locales.
El Universijazz de Valladolid, que nació con el soporte económico de la Universidad y al que más tarde se sumó el Ayuntamiento de la ciudad, fue uno de los primeros en dar respuesta a la nueva realidad. Pionero en Castilla y León, es uno de los festivales veteranos de la España de interior y ha mantenido una envidiable continuidad que se debe a la estabilidad del apoyo institucional, desde luego, pero también al compromiso personal de su director artístico y a su capacidad para atraer a primeras figuras internacionales, referentes de calidad y prestigio.
En la edición de este año comparecerán el último de los Blues Brothers, el saxofonista Lou Marini, las estrellas cubanas Maraca y Pancho Amat, la percusionista keniana Kasiva Mutua, o los veteranos del swing The Cookers, capitaneados por el trompeta Eddie Henderson, que se despiden de los escenarios.
“El programador tiene la obligación de intentar sacar el mejor concierto posible de sus artistas”, explica José Luis Gutiérrez. ¿Cómo?, “pues ayudando a que el concierto en su ciudad sea singular para artistas que están acostumbrados a rodar por todo el mundo”.

Cuando Chucho Valdés acudió a Valladolid, Gutiérrez le estimuló con un desafío. “Estás acostumbrado a terminar el concierto con el público ovacionándote en pie, pero ¿cuántas veces te han recibido así al empezar?”. Ni corto ni perezoso, en la presentación del artista cubano el director del Universijazz animó a los asistentes a brindarle esa ovación prometida y el público respondió. “Cuando se enfrenta con algo así, el artista afronta el concierto de otra manera”.
Otro ejemplo: el contrabajista estadounidense Ron Carter. Gutiérrez decidió llevar a su habitación de hotel el instrumento que iba a utilizar en el concierto, para que se lo encontrara nada más llegar. “Es la primera vez que me pasa esto”, le confesó encantado el músico. Había podido ensayar en su habitación, de forma relajada, en vez de tener que esperar a llegar a la sala, donde habitualmente le espera el contrabajo.
“Para mí, el trabajo de programación es una obra de arte más. No sólo se trata de que el programa sea un engranaje que encaje, sino que hay que cuidar a los artistas”, explica el director de Universijazz, que también ha impulsado otros festivales en Castilla y León como La Granja Jazz, en Segovia, el ValladolidJazz, las Veladas Musicales de Boecillo o las Músicas Viajeras de Íscar, todos ellos en activo.
Por el veterano festival mesetario han pasado artistas como Buddy Miles, John Abercrombie, Jerry González, Dave Douglas, Paquito D’Rivera, Bill Evans, Maceo Parker, Hermeto Paskual… casi un centenar de artistas a lo largo de 24 años ininterrumpidos (con la única excepción del año de la pandemia) y 23 ediciones.
Siempre que puede, Gutiérrez lleva a sus artistas de visita turística por la ciudad, para que conozcan los hitos principales. Para los músicos norteamericanos, ver el Museo Nacional de Escultura, con las joyas de la escultura barroca castellana, la Casa de Colón o la Casa de Cervantes suele ser toda una sorpresa.
Especialmente entrañable fue el caso del baterista Billy Cobham, que llegaba a Valladolid con problemas de movilidad. “Le hice la ruta en coche y fue una experiencia entrañable porque tenía dificultades para moverse, pero eso no limitaba su enorme ilusión”.
Lo habitual es que los programadores aprovechen las giras internacionales de las grandes figuras para concertar un concierto que encaje en sus fechas, pero también puede ocurrir lo contrario. “A nosotros, ya con el festival consolidado, nos ha pasado que algún artista ha organizado una minigira por España para aprovechar el concierto que había comprometido con nosotros. Para que eso sea posible hay que trabajar con antelación”, explica José Luis Gutiérrez.
El saxofonista vallisoletano reconoce que el jazz contemporáneo ha entrado en un proceso de ensimismamiento que dificulta, en ocasiones, la conexión con el público. Gutiérrez recuerda que en un descanso de un concierto al que asistía como público le preguntó al músico qué estaba haciendo, porque no entendía nada. “Me respondió: ‘Es que no lo sé ni yo’. En ese caso tenemos un problema, cuando el músico toca para sí, dejando al público de lado, rehúye la comunicación. Hay que reconocer que hay un sector del jazz que es muy duro, pero incluso ahí hay cosas maravillosas. Con todo, hay que decir que la situación general ha mejorado en los últimos años”.

Gutiérrez es de los que intenta reivindicar el jazz capaz de hacerse entender. “Si el músico logra colocarse en un estado emocional que le estremece a él mismo, eso llega a la gente con total seguridad. Pero hay que ser valiente para compartir algo íntimo en el escenario: tu desnudez, tu fragilidad…”, asegura.
Las grandes figuras históricas del jazz no llegaron a forjar su estilo sólo a base de técnica o de tocar bien su instrumento, explica el saxofonista: “Sus vivencias y sus experiencias personales, a veces muy duras, eran la materia prima de su música: lo esencial. Es un tópico decir que el jazz es la música de la libertad, pero es verdad”.
José Luis Gutiérrez está convencido de que la cultura necesita más espacios para materializarse, porque la cultura “es lo que nos hace entender al otro”, algo especialmente importante en estos tiempos.
En el caso del Universijazz ha logrado conquistar la confianza de un público fiel que acude a sus conciertos incluso si no conoce demasiado a los artistas que los protagonizan, porque sabe que hay muchas posibilidades de que vaya a disfrutarlos.
“Una de las experiencias más gratas surge cuando, después de un concierto, se me acerca alguien y me dice: ‘No me imaginaba que el jazz pudiera gustarme tanto’. En ese momento todo cobra sentido”, concluye Gutiérrez.