Perico Simón (La Zúa): «Siempre le he dado mucha importancia a que es el artista el que genera la obra»

#MAKMAArte
Perico Simón (artista, editor y grabador)
Taller La Zúa
Calle Matadero Viejo 15, Cuenca

La trayectoria artística de Perico Simón comenzó en los talleres de grabado que don Manuel Osuna organizó asociados al Museo Arqueológico de Cuenca, a mediados de los años 80, siguiendo la estela del taller del Museo de Arte Abstracto que la pasión por la gráfica de Fernando Zóbel había creado en la ciudad anteriormente.

Y es justo en aquel local de la calle Canónigos, de la mano de Paolo Fiaccarinni y del pintor Julián Pacheco (una vez establecido en su ciudad natal, a la vuelta de su dilatado periplo italiano) donde Perico Simón se contagia del amor por estas técnicas de trabajo.

Con posterioridad, viaja becado a la localidad italiana de Urbino a conocer la afamada Scuola del Libro, un centro relacionado con todas las artes del libro. Fue allí donde aprovecha para realizar, durante dos veranos consecutivos, cursos de litografía y grabado. A través de los contactos que mantienen sus maestros Pacheco y Fiaccarinni pudo permanecer algún tiempo más en Italia, trabajando y aprendiendo en el taller profesional del maestro Marcello Tiboni. De la misma forma, también recibió formación litográfica en una escuela veneciana junto al también artista conquense Óscar Lagunas.

Fruto del aprendizaje de todos esos años, nace el Taller La Zúa en 1989, cuyo nombre rinde homenaje a la huerta familiar ubicada en la ribera del Júcar. Con la adquisición de un tórculo de segunda mano, Perico empieza a realizar trabajos de estampación para los numerosos artistas que en aquellos años poblaban la escena conquense, así como colaboraciones, como en el caso del maestro del papel Segundo Santos, con el que lleva a cabo el proyecto de obra gráfica ‘El Pergamino de Trapo’.

Perico reconoce que “siempre me ha gustado trabajar con otros artistas, buscar cómo puede trasladarse el lenguaje plástico del artista a la gráfica. El maestro grabador busca las técnicas más apropiadas para la forma expresiva de cada artista en concreto. Esa colaboración estrecha no tiene que ver con un encargo de estampación sobre una plancha, lo cual es algo más rutinario”.

En ese sentido, considera que en todas las obras que se han editado durante estos años en La Zúa son variadas porque, como asegura, “son fruto del trabajo del propio artista durante el proceso que se lleva a cabo en el taller”, teniendo muy claro, por su parte, que “siempre le he dado mucha importancia a que es el artista el que genera la obra”.

En esta línea, “a los artistas les gusta trabajar con un mismo taller porque conocen los procedimientos, cómo trabaja el grabador, de la misma forma que el grabador sabe lo que quiere obtener el artista en un momento dado”, asegura con pleno convencimiento.

El Taller La Zúa ha tenido varias ubicaciones en la capital conquense hasta la actual, junto al jardín de los poetas. No obstante, a raíz de la llegada a Cuenca del artista Amador Magraner, en 1991, por unos trabajos de estampación, le ofrecieron dirigir el taller de grabado que, asociado a la galería Maior –dirigida por la esposa de este, Jerónima Martínez–, iban a poner en marcha en Pollensa.

“Ellos me propusieron establecerme completamente en Mallorca –prosigue Perico–, pero por cuestiones familiares iba y venía, pasando la mitad del año en Cuenca. En aquel taller tuve la ocasión de tratar durante doce años con artistas que exponían en la galería y elaboraban una edición gráfica simultáneamente. Trabajé con artistas muy potentes como Eva Lootz, Susana Solano, José Manuel Broto [Premio Nacional de Grabado 2017], etcétera”.

Con la idea de estar más cerca de Cuenca, en el año 2007 pone en marcha, en pleno barrio de Arguelles, la galería La Zúa, teniendo claro que “mi intención era enfocarme a gente joven con proyectos que a mí me interesaran. Siempre estuve abierto a diferentes formas más experimentales de tratar la gráfica. Me atraía meterme en aventuras que no eran económicamente rentables, pero eran muy bonitas y se hacían con muchas ganas [sonríe con satisfacción] y pude asistir a varias ferias como Justmadrid, Estampa, Masquelibros y Casa//Arte”.

En esa galería trabaja con artistas noveles con propuestas innovadoras como Elisa Terroba o Javier Chozas. Además, realiza ediciones de gráfica, libros objeto con autores como Pedro Castrortega, vinculado a la galería desde sus inicios conquenses, Victoria Santesmases (Medalla al Mérito Cultural en las Artes Plásticas Castilla-La Mancha 2018) o el añorado Miguel Ángel Moset, por ejemplo, todo ello acompañado con textos de poetas de la talla de José Luis Jover, Santiago Gómez Valverde etc.

Una vez finalizado este proyecto, en 2014 se asoció para llevar a cabo un ambicioso proyecto en la madrileña galería Theredoom, que fue lastrado pocos años después por la coyuntura económica.

Recientemente, ha tenido lugar una exposición en la Sala Acua de Cuenca y en la biblioteca de Castilla-La Mancha de Toledo, organizadas por el Centro de Iniciativas Culturales de la UCLM, con una buena muestra de las ediciones de obra gráfica realizadas por La Zúa en su ya dilatada trayectoria, donde hemos podido ver piezas de Eduardo Scala, Keiko Mataki, Nacho Llamas o Teo Serna entre otros.

Actualmente, Pedro Escudero Simón imparte docencia en la Facultad de Bellas Artes junto al profesor titular de grabado Ramón Freire, experto en trabajo con planchas de fotopolímero. Al mismo tiempo, La Zúa está inmersa en una actividad frenética: la realización de la colección de plaquettes ‘El gato callado’, de la cual ha presentado los ocho primeros números; la antología de collages de José Luis Jover, expuestos desde el 27 de octubre en la Fundación Antonio Pérez; o el libro de grabados de Simeón Saiz, que se puede ver en la galería F2 de Madrid junto a su exposición de pintura inaugurada hace escasos días.

Para el mes de diciembre, ya se está trabajando en una caja libro de artista para Antonio Alcaraz (ganador del I Premio Internacional de Grabado de Castilla-La Mancha en 2021), con siete fotopolímeros entorno a la arquitectura industrial de la minas de Linares, y que será presentada aprovechando una exposición en la localidad jienense.