El diseño gráfico, una cuestión cultural | Ibán Ramón
MAKMA ISSUE #05 | Diseño
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2022

El diseño es un proceso creativo destinado a resolver un problema, y se considera socialmente útil. El diseño gráfico, en particular, desarrolla códigos visuales que funcionan de manera universal, por encima y al margen, incluso, de los idiomas. Estos códigos facilitan y mejoran la vida de los ciudadanos y hacen eficaz la comunicación entre los emisores y receptores de mensajes. Las marcas de productos y servicios, además de las marcas institucionales, crean logotipos, mensajes y todo su universo gráfico. Son el medio para identificarse, para llamar la atención de su audiencia, para informar y comunicarse con ella.

El diseño gráfico se ha convertido en la herramienta fundamental para el desarrollo de cualquier tipo de actividad y el crecimiento de organizaciones, con o sin ánimo de lucro. El diseño gráfico no solo cambia en apariencia la sociedad en la que se emiten los mensajes, sino que transforma la cultura y la identidad de una comunidad.

El diseño gráfico es una cuestión cultural, que refleja y conforma la singularidad y la identidad de un territorio. Zúrich no sería la misma ciudad sin la calidad de los carteles, tan presentes en sus calles, sin la belleza, sobria y contenida con que se rotulan los números de los portales; sin la exactitud y rigor profesional con que maquetan los directorios al pie de los edificios comerciales y de oficinas; sin ese respeto y consciencia del ruido visual que emiten las señales comerciales, que lleva a normalizar e igualar formatos de los diferentes rótulos de los locales de una misma calle, algo que siempre observo con admiración y profunda envidia.

Diseño. MAKMA
Portada de MAKMA ISSUE #05 | Diseño realizada por Pepe Gimeno, Premio Nacional de Diseño 2020.

Otras ciudades también son un ejemplo válido por el uso del diseño gráfico de manera consciente, formando parte de una estrategia pública para generar una identidad consistente, tanto para los visitantes como para sus propios ciudadanos.

Este es el caso de Oporto, que en 2014 presentó una marca de ciudad variable y múltiple con un extenso desarrollo, que incluye una señalización urbana y la creación de un lenguaje visual específico que lo identifica y que representó todo un hito y una referencia en esta materia. La presencia del diseño gráfico en las calles acaba formando parte, de manera inevitable, del paisaje urbano, con lo que un diseño gráfico de calidad adquiere una vital importancia, no solo por su eficacia -que también-, sino por la estética que proyectan en el espacio público.

La dignificación del espacio público a partir de la calidad de la gráfica presente en la ciudad es obligación y una responsabilidad de quien tiene capacidad de decisión en esta materia, de quien encarga.

Diseño para la Filmoteca d’Estiu (IVC, 2019), creado por Ibán Ramón.

Desde la aparición de los grandes cartelistas franceses de los años 30 del siglo XX, los caminos del diseño gráfico y del arte de caballete se separaron definitivamente (hay arte en el diseño, pero el diseño no es arte). Comenzó a configurarse la profesión tal y como hoy la conocemos.

La técnica de la comunicación visual se desarrolló durante décadas y quedó totalmente consolidada con el estilo internacional desarrollado principalmente en la Suiza y Alemania de los 60 y 70, en los que la legibilidad y efectividad con que se transmite la información se convierten en los principales objetivos, por encima de la expresión plástica. El uso de algunas herramientas más cercanas a las matemáticas, como la retícula, o las letras de palo seco, entre otras, quedaron fijadas a la técnica propia de la actividad.

Pero la evolución es constante y cada cierto tiempo las fronteras entre el diseño y el arte se tornan difusas, los ciclos se suceden y en períodos cortos aparecen algunas tendencias con cierta aversión a la simplicidad y la claridad, y en su lugar una tendencia a la experimentación y la complejidad.

La necesidad del mercado provoca la renovación constante y la reinvención de los códigos estéticos y visuales dominantes, para avanzar, para tratar de mejorar, o simplemente para que los nuevos espectadores se identifiquen con la nueva forma. Lo racional y lo emocional se alternan y el diseño gráfico, a veces, se convierte también en moda, en expresión artística, en un fin en sí mismo, y no solo en un lenguaje. Aunque en un eterno retorno, el diseño gráfico siempre acabará tendiendo más temprano que tarde a la claridad y la neutralidad.

Cartel del ‘Día de las bibliotecas 2019’, del Ministerio de Cultura y Deporte, realizado por Ibán Ramón.

Yo mismo escribí hace unos años: el diseño es un factor estratégico que genera valor en innovación, siendo uno de los principales motores de la economía y de la cultura. El buen diseño no solo cumple de manera eficaz la comunicación y la confianza entre emisores y receptores, además en importante valor cultural que da cuenta del nivel de desarrollo y de la calidad de la sociedad en la que se produce.

Ibán Ramón
Diseñador gráfico

Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #05 | Diseño (junio de 2022).