La demente y periférica hostilidad de ‘Callback’

‘Callback’, Carles Torras, se emparenta de un modo umbilical con la ciudad en la que transcurre la acción, amaneciendo Nueva York no solo como presencia estética y arquitectónica –siempre sórdidamente adversa y fascinantemente universal–, sino como paradigma último de las mitomanías de un hombre solo.