Patricia Rosas

#MAKMALibros
‘Cristales de tiempo’, de Elena Garro
Selección y edición: Patricia Rosas Lopategui
Editorial La Moderna
Nou Espai de Rocafort
Bonavista 32, Rocafort, València
Jueves 23 de mayo de 2024, a las 19.00h

Patricia Rosas Lopategui, biógrafa de Elena Garro e investigadora, tenía previsto recalar en Valencia durante unos días en la gira que estaba proyectada hasta finales de mayo por España, para la presentación del libro de poemas de Elena Garro, ‘Cristales de tiempo’, editado en España por la editorial La Moderna.

En Valencia, la presentación iba a tener lugar el día 24 de mayo en el Colegio Mayor Rector Peset y un día antes, el 23, Patricia Rosas tenía previsto ir al Antiguo Casino de Rocafort, invitada por la Asociación Cultural La Pedrera y el colectivo feminista 19J, para rememorar la visita que Garro realizó a Antonio Machado en Villa Amparo, y hablar de la literatura invisibilizada de las mujeres.

Elena Garro volvía, de este modo, de la mano de Patricia Rosas a la Valencia republicana que retrató en el libro ‘Memorias de España 1937’. Lamentablemente, por cuestiones personales, Patricia Rosas ha tenido que posponer el viaje, pero, finalmente, estos dos actos convergirán en el programado en Rocafort, vía videoconferencia.

Desafortunadamente, el libro ‘Memorias de España 1937’se encuentra agotado. Su lectura tiene un especial interés para los habitantes del Cap i Casal y de Rocafort. La mayor parte de su contenido transcurre en la Valencia que fue capital de la República, ya que Elena Garro acompañó a Octavio Paz como miembros de la numerosa delegación mejicana que acudió al Congreso Internacional para la defensa de la Cultura.

Valencia aparece como el marco de un relato (escrito años más tarde en base a las notas que Garro tomó en aquel momento) que conserva la visión lúcidamente ingenua de una joven de poco más de 20 años en un contexto tan irrepetible como aquel.

Desde un estilo ácido y no exento de humor, Garro nos cuenta su estancia en una delegación diplomática mejicana en un edificio del Grau (sic) de Valencia, sus aventuras con contrabandistas de tabaco en un cafetín del Puerto de Valencia, a Luis Cernuda bronceado tomando el sol en la Malvarrosa, las visitas al Saler y los bombardeos, el Café de la Paz (seguramente el Ideal Room, y las referencias a personajes como Gerda Taro, Robert Capa, José Bergamín, André Malraux, Neruda, María Zambrano. “Tengo mis memorias sobre España, te mueres de la risa: Neruda, Malraux, ahí aparecen todos”, apunta Garro.

Por otra parte, la visita del grupo a Villa Amparo refleja un cuadro conmovedor. En palabras de la propia Elena Garro, hablando de Ana Ruiz, la madre de Antonio Machado, «era una pequeña figura goyesca, con su falda negra acampanada hasta los tobillos, su blusa negra de manga larga y su pañoleta bien colocada sobre la cabeza y, para mí, la madre de los Machado quedó como la imagen de España, a la que todos iban a fisgar, a comentar, para luego decir, ‘Yo la he visto’, y después ¡nada!”.

En el acto de Rocafort también se presentará el libro ‘Cristales de tiempo’, compendio de la obra poética de Elena Garro, nunca publicada, a través de la selección y edición de Patricia Rosas Lopategui, quien nació en Tuxpan, Veracruz (1954) y es profesora de literatura mexicana e hispanoamericana en la Universidad de Nuevo México. De Elena Garro ha publicado su biografía en dos volúmenes: ‘Yo sólo soy memoria’ (1999) y ‘Testimonios sobre Elena Garro’ (2002).

El periodismo de la escritora lo reunió en la edición crítica ‘El asesinato de Elena Garro’ (2005 y 2014), y su poesía inédita bajo el título ‘Cristales de tiempo’ (2016). Desde 1980 difunde la vida y obra de Elena Garro. Además de ofrecer conferencias en México, Estados Unidos, Italia y España, ha escrito ensayos académicos, artículos y notas informativas sobre la autora de ‘Los recuerdos del porvenir’ (1963).

Elena Garro, en una fotografía de 1960.

 ¿Hay un redescubrimiento de la obra de Elena Garro?

Sí, definitivamente hay un redescubrimiento de su obra. Elena Garro se dio a conocer inicialmente como periodista. La primera vez que tomó la pluma y publicó fue como reportera en una revista mexicana. Para esa publicación elaboró una serie de entrevistas y un reportaje sobre una cárcel o reformatorio para mujeres menores de edad.

Garro ingresó a ese penal como periodista encubierta para descubrir las atrocidades que se cometían en contra de estas mujeres, todas ellas de clase social baja y desprotegidas. Después de haber pasado diez días en el penal, publicó su reportaje en cinco partes consecutivas, lo cual tuvo un gran éxito. Su investigación fue tan importante que las autoridades cesaron a la directora del penal debido a las irregularidades descubiertas.

Sin embargo, después de su incursión como periodista, desapareció del ámbito cultural mexicano y de otros países, dedicándose únicamente a promover la carrera de su esposo, el poeta Octavio Paz. No fue hasta 1957 cuando Elena Garro se dio a conocer como dramaturga. Se representaron tres de sus obras en un acto: ‘Un hogar sólido’, ‘Andarse por las ramas’ y ‘Los pilares de doña Blanca’, logrando un gran éxito.

Se habla de Garro como precursora del realismo mágico

Es importante señalar lo que la misma Elena Garro comentó en varias ocasiones. Cada vez que le preguntaban si se consideraba una pionera del realismo mágico, ella respondía que los verdaderos iniciadores del realismo mágico en la literatura habían sido los románticos alemanes.

Esto se debe a que el romanticismo alemán integra dentro de su producción artística el elemento onírico, el elemento del sueño.  Para los románticos alemanes, la noche, los sueños, es decir, todo lo que se produce en nuestro inconsciente, eran aspectos muy importantes.

Estos elementos están conectados con la imaginación, la fantasía, la magia, y los románticos rechazaban la realidad producida en el consciente; rechazaban el mundo cotidiano y pragmático. Los románticos le dieron mucha importancia al universo del inconsciente y de la imaginación.

Por eso, Elena Garro decía que los verdaderos creadores del realismo mágico habían sido los románticos alemanes y que ni ella ni ninguno de los escritores del llamado boom, incluyendo a Gabriel García Márquez, eran realmente los creadores o pioneros del realismo mágico. Según Garro, los románticos alemanes fueron los verdaderos iniciadores de esta corriente en el arte.

Estoy de acuerdo con este punto de vista de Elena Garro, pero también quiero afirmar que definitivamente ella es una pionera del realismo mágico en la literatura hispanoamericana del siglo XX. ‘Los recuerdos del porvenir’ se publicó en 1963, mientras que ‘Cien años de soledad’ de García Márquez, a quien se le atribuye ser el iniciador del realismo mágico en la literatura hispanoamericana, se publicó en 1967. Además, es importante recordar que García Márquez leyó ‘Los recuerdos del porvenir’ en mecanuscrito antes de su publicación y conoció muy bien la novela.

Es evidente que García Márquez se inspiró y utilizó muchos elementos de la novela de Elena Garro. Sin embargo, en aquella época del boom latinoamericano, dominado por el canon masculino, Garro no recibió el crédito ni el reconocimiento que merecía.

Además, Elena Garro ya había utilizado elementos mágicos, fantásticos y oníricos en sus obras de teatro, como ‘Un hogar sólido’, ‘Andarse por las ramas’, ‘Los pilares de doña Blanca’, ‘La señora en su balcón’ y otras más, así como en su poesía.

Sus poemas de 1947-1948, como ‘A mi sustituta en el tiempo’ y ‘A un pescador’, muestran imágenes surrealistas, un movimiento que también se centra en el mundo del inconsciente y onírico. Elena Garro, sin duda, es una escritora muy importante y precursora que manejó estos elementos en su poesía, cuentos, dramaturgia y novelas, aunque no se le reconoció adecuadamente hasta décadas después de su producción.

También vale la pena mencionar que para Elena Garro el concepto de “realismo mágico” fue meramente una etiqueta comercial de la época del boom latinoamericano, pues Garro afirmó que la cosmovisión mágico realista de los indígenas en México y el resto de América Latina ha estado presente desde siempre, pero debido al racismo y a la discriminación que han padecido los pueblos originarios no se les dio el crédito correspondiente.

Patricia Rosas con los ejemplares de ‘Cristales de tiempo’ y Memorias de España 1937′. Imagen cortesía de la propia autora.

¿Por qué hay tanta polémica en torno a la figura de Elena Garro?

Hay polémica en torno a la figura de Elena Garro por diferentes factores. En primer lugar, Elena Garro fue siempre una figura muy contestataria y rebelde, que no se alineó con el poder ni con los preceptos de la sociedad patriarcal. Fue una escritora irreverente y antiinstitucional, que siempre se colocó del lado de los desheredados y desposeídos.

En México, defendió a los campesinos y a los indígenas que eran despojados de sus tierras, masacrados y asesinados por terratenientes y banqueros, quienes abusaban de la corrupción y manipulaban las leyes para quitarles sus tierras.

Desde finales de los años 50, Garro se convirtió en una verdadera activista política y social, involucrándose también con el movimiento de Carlos Alberto Madrazo Becerra, quien buscó democratizar el sistema político mexicano hacia mediados de los años 60.

Por esto, Elena Garro causó un gran malestar al sistema político mexicano, ya que se oponía al autoritarismo y la autocracia del PRI (Partido Revolucionario Institucional), que nació en 1929 tras la traición a la Revolución Mexicana. Los generales como Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, que se quedaron con el poder después de la Revolución, convirtieron a México en una dictadura de partido sin democracia ni elecciones libres, bajo el control del PRI.

Por otro lado, Elena Garro fue una defensora de los derechos de la mujer. Toda su obra es muy feminista y constantemente denuncia la violencia de género en una sociedad patriarcal. Esto no solo se reflejaba en su vida personal, especialmente en su matrimonio con Octavio Paz, sino también en la sociedad mexicana en la que creció.

Por estos dos factores, Elena Garro resultó ser una figura muy incómoda para el statu quo y el establishment, ya que iba en contra de los abusos del poder y la autocracia, señalando constantemente la corrupción y los abusos del Estado. Garro denunció la violencia en contra de la mujer no solo con sus acciones, sino en sus obras de teatro, cuentos, novelas y poesía.

Elena Garro, en el centro de la foto, con los miembros de la delegación Mejicana del Congreso de Escritores de 1937.

¿Cuál crees que es la situación actual de la literatura de las mujeres, cuánto queda para conseguir una igualdad real también en este ámbito?

Definitivamente, la situación de las escritoras y creadoras en cualquier ámbito, ya sea como artistas, poetas, narradoras, dramaturgas, etc., ha cambiado significativamente. Actualmente, hay una gran ebullición de mujeres escribiendo en diversos campos, pintando y dedicándose al teatro. Sin embargo, aunque ha habido cambios importantes, aún queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad de género.

Esto es evidente, por ejemplo, en las editoriales. Si revisamos cuántos libros publica una editorial de autores y cuántos de autoras, todavía observamos una clara desigualdad. Por esta razón, han surgido grupos de mujeres que se han convertido en editoras y que están publicando únicamente literatura escrita por mujeres, lo cual es muy positivo, ya que la desigualdad persiste.

Las mujeres están tomando la iniciativa y esto es magnífico. Están escribiendo, publicando, creando talleres literarios y artísticos, fundando editoriales y grupos de teatro dirigidos y montados por ellas. La ebullición de creadoras es extraordinaria y se debe a que la desigualdad de género aún existe dentro del canon, del statu quo y del establishment.

Las grandes editoriales y monopolios editoriales todavía publican en su gran mayoría obras escritas por hombres. Por eso, es muy alentador ver que las mujeres estén tomando el control, fundando sus propias editoriales y difundiendo su obra.

¿Qué importancia tuvo en su vida la experiencia de Elena Garro en la Valencia del Congreso de Escritores de 1937?

El viaje de Elena Garro a España en 1937 fue fundamental en su formación, en su identidad y en la producción de su obra. Desde muy pequeña, Elena Garro leyó a los clásicos griegos, latinos, españoles, a los románticos alemanes, y a los escritores y poetas ingleses, nutriéndose de la literatura clásica y del pensamiento occidental, gracias a la biblioteca de su padre, José Antonio Garro Melendreras.

Su progenitor, un español nacido en Infiesto, Asturias, y radicado en México, le proporcionó una formación muy sólida desde temprana edad. Su madre, Esperanza Navarro, también fue una gran lectora y maestra. Elena describe a su madre siempre leyendo.

En una entrevista, comentó que cuando su madre tenía que hacer otras tareas, como bordar o cocinar, pedía a sus hijas que le leyeran en voz alta para no perder el tiempo. La madre siempre les decía que leer era una virtud, fomentando así un ambiente de grandes lectores en la familia.

Cuando Elena Garro llegó a España, sintió que se reconectaba con una parte esencial de su identidad, con ese imaginario construido a través de los recuerdos y relatos de su padre, así como de sus lecturas. Había leído a Garcilaso, Quevedo, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Valle-Inclán, y otros grandes escritores de la literatura española.

Además, su viaje le permitió encontrarse con los poetas contemporáneos que estaban produciendo su obra en ese momento, como los de la Generación del 27. Estos poetas eran conocidos en México y leídos por su padre, de quien Elena también tenía noticias y conocimiento.

Elena Garro menciona en sus memorias y entrevistas la importancia de poetas como Antonio Machado, uno de los favoritos de su padre, y Jorge Manrique, preferido de su tío Bonifacio Garro. Creció en un mundo literario y poético, siendo una ávida lectora desde muy temprana edad.

También, en varias entrevistas, Elena Garro habló sobre Federico García Lorca, quien era uno de sus poetas de cabecera, subrayando la influencia significativa de la literatura y la poesía española en su vida y obra.

En el relato de su visita a Antonio Machado, en Villa Amparo, destaca la importancia que adquiere Ana Ruiz, la madre de Antonio Machado. Sabemos que Elena Garro era conocedora de la obra de Antonio Machado, ¿crees que tuvo alguna influencia en su obra poética?

Creo que el impacto que tuvo en Elena Garro su encuentro con Ana Ruiz, la madre de Antonio Machado, durante su visita a Villa Amparo, fue crucial para ella. Elena vio en Ana Ruiz una representación de la España desgarrada por la guerra. Una España que, en su opinión, estaba al borde del fin del conflicto, de la pérdida de la libertad, de la democracia y de la guerra misma. Elena percibió en Ana Ruiz a toda España simbolizada en esta madre dolida, triste, desgarrada e impotente de no poder salvar a sus hijos y a su país.

Las imágenes de Elena Garro en torno a la madre de Antonio Machado me recuerdan su poema titulado ‘Mi madre’, donde dice en los primeros versos: «Tuve que irme de tu círculo mágico, escondo la cabeza para no ver la muerte que ronda tu casa, tu casa que es más pobre cada día».

Este poema evoca el mismo aliento, el mismo pesar y las mismas circunstancias de vida que la visita a Ana Ruiz, con factores negativos que afectan la percepción del artista y de la creadora, en este caso, Elena Garro. El «círculo mágico» de la madre y la sensación de impotencia ante la adversidad son temas recurrentes en su obra.

La conexión entre estas experiencias subraya la influencia de Antonio Machado en su acercamiento a un arte no utilitario, no pragmático, un arte que evita la pompa y se centra en lo esencial. 

En 1966, ella afirmó que Antonio Machado pertenecía al linaje de los escritores humildes, que se alejaban de la pompa lingüística para expresar grandes cosas con palabras sencillas. Esta cita de Elena Garro refleja su percepción de la vida, el arte y la escritura.

La escritoria Elena Garro, en una imagen de 1937.

¿Qué significa ‘Cristales de tiempo’ dentro de la obra literaria de Elena Garro? Llama la atención la titánica labor de edición, selección, notas, de este volumen. ¿Cómo te enfrentaste a la tarea?

Lo primero que escribió Elena Garro desde muy temprana edad fue poesía. Desde pequeña, Elena siempre escribió poesía y continuó haciéndolo durante su juventud, aunque más tarde también escribió cuentos y novelas.

Sin embargo, al casarse con Octavio Paz, el 25 de mayo de 1937, este le prohibió escribir poesía y mucho menos publicarla, ya que él buscaba consolidar su carrera como poeta y no quería competencia en ese terreno. Como resultado, muchos de los poemas de Elena fueron destruidos o quemados a instancias de Octavio Paz. Los que sobrevivieron a esta quema son los que aparecen en ‘Cristales de tiempo’.

Al regresar a México en 1993, Elena radicó en Cuernavaca los últimos cinco años de su vida, y cuando la entrevistaban y le preguntaban por su poesía, respondía que no quería que se publicaran sus poemas. Decía que había escrito esos poemas hacía muchos años y que quería ser recordada o reconocida como narradora y dramaturga, no como poeta.

Consideraba que la poesía era un género para los jóvenes. Esta era su forma de disculparse por no publicar su poesía. En cambio, su hija, Elena Paz Garro, siempre insistió en que se debía publicar la poesía de su madre. En una entrevista, Elena Paz dijo que la poesía de su mamá era tan buena, tan magnífica como la de su papá.

Finalmente, en 2016, gracias al apoyo y a la decisión de su hija, con quien trabajé el volumen, se logró publicar la poesía de Elena Garro. Elena Paz Garro falleció en 2014, por lo que lamentablemente no pudo ver publicada la poesía de su madre.

Sin embargo, trabajé el volumen con Elena Paz de 2006 a 2009 y en el estudio preliminar del poemario menciono varias respuestas que ella me dio sobre la poesía de su mamá. Fue un gran reto organizar y editar el poemario, pero estoy muy contenta de que finalmente esté circulando y de que se esté dando a conocer también la poesía de Elena Garro. Desde mi punto de vista, su poesía muestra la misma calidad que su dramaturgia y narrativa.

Patricia Rosas
Patricia Rosas Lopategui. Imagen cortesía del autor.