#MAKMAEscena
‘Nabucco’, de Giuseppe Verdi
Directores musicales: Nicola Luisotti y Sergio Alapont
Director de escena: Andreas Homoki
Escenógrafo: Wolfgang Gussmann
Dramaturgo: Fabio Dietsche
Director del coro: Andrés Máspero
Coro y Orquesta titutalres del Teatro Real
Teatro Real
Plaza Isabel II s/n, Madrid
Hasta el 22 de julio de 2022

Tras 151 años de ausencia en este enclave, el Teatro Real de Madrid devuelve a la vida la ópera ‘Nabucco’, en una coproducción junto a la Ópera de Zúrich. Desde su estreno el pasado martes y hasta el 22 de julio se llevarán a cabo un total de 15 funciones bajo la dirección musical de Nicola Luisotti y Sergio Alapont, y la dirección escénica de Andreas Homoki.

Esta ópera de Giuseppe Verdi, estrenada en 1842 en el Teatro alla Scala de Milán con el libreto de Temistocle Solera, recupera el conflicto bíblico entre babilonios y hebreos del siglo VI a. C., y lo traslada al enfrentamiento sociopolítico entre el imperio austrohúngaro y el pueblo italiano. Se basa en la obra ‘Nabuchodonosor’ (1836), de Auguste Anicet-Bourgeois y Francis Cornu, y en el ballet ‘Nabuccodonosor’ (1838), de Antonio Cortesi.

Las tensiones entre el viejo y el nuevo orden también quedan patentes en el propio seno de la familia real, que se ve quebrada por dicho conflicto. El rey Nabucco –encarnado por los barítonos Luca Salsi, George Gagnidze, Gabriele Viviani y Luis Cansino– ve su poder amenazado por Abigaille, su primogénita que se revela esclava, interpretada las sopranos Anna Pirozzi, Saioa Hernández y Oksana Dyka, y partidaria de mantener el antiguo sistema a todo coste.

Nabucco. Teatro Real
Anna Pirozzi (Abigaille), Luca Salsi (Nabucco), Silvia Tro Santafé (Fenena), Michael Fabiano (Ismaele) y Coro Titular del Teatro Real. Fotografía de Javier del Real cortesía del Teatro Real.

Asimismo, los hebreos, entre los que se encuentra su segunda hija, Fenena –interpretada por las mezzosopranos Silvia Tro Santafé, Elena Maximova y Aya Wakizono–, se rebelarán contra el rey en nombre de Dios. La diatriba a la que se ve sometido Nabucco acaba por resolverse con el reconocimiento del dios hebreo ante la palpable amenaza del martirio de Fenena.

Así, el triunfo de esta nueva religión monoteísta simboliza el triunfo de la nueva burguesía, frente a la tiránica aristocracia que en tiempos de Verdi se asociaba al dominio extranjero. Una increíble historia de un rey déspota que cambia de bando político.

Esta pieza permitió que se identificara a Verdi con un símbolo del Risurgimento, sobre todo a raíz del ‘Va, pensiero’, el coro del pueblo hebreo aquí interpretado por el Coro Titular del Teatro Real bajo la dirección de Andrés Máspero; un canto a la libertad de un coro protagonista que se convirtió en uno de los himnos de la revolución italiana.

Y es que en la ópera de Verdi se hace una reivindicación muy explícita del papel del coro: el coro aquí ocupa un lugar tradicionalmente otorgado a tenores, bajos o sopranos. Este hecho nos permite ver un gran contraste entre tal labor enérgica y la intimidad que caracteriza a las arias de Abigail, del mismo modo que sorprende el abundante uso de metales que supone, con Verdi, una novedad en la orquestación, sobre todo debido a que no pudo ensayar la pieza con la banda.

Así, ‘Nabucco’ resulta una ópera llena tensiones y suspiros, generando todavía, 180 años después de su estreno, un gran impacto en el público que mantendrá la respiración durante toda la obra para después estallar en grandes ovaciones.

‘Nabucco’ fue la primera ópera que sonó en el Teatro Real de Madrid, durante las pruebas acústicas previas a su inauguración en 1850, por lo que tiene una estrecha unión con este lugar. Resultó en una increíble pieza que animó al compositor a seguir con su trabajo y que dejó a diversas actrices sin voz.

Los cuatro actos de esta ópera se caracterizan por la dificultad de las voces y de la propia orquesta, que contrasta con la sobriedad del decorado: para poder representar hasta ocho escenografías diferentes, se ha optado por un bloque móvil sin referencias temporales ni locativas. Esto permite representar estos dos mundos en conflicto, así como el paso de una escena a otra de manera fluida y sin interrupciones, incluso con escenas que recuperan recuerdos pasados, hecho en el que la música cumple un papel esencial, ya que nos ayuda a transitar por el relato.

La representación en el Teatro Real coincide con la Semana de la Ópera, celebrada los días 14 y 15 de julio. El Teatro Real busca, además, acercar la ópera a los ciudadanos: ambos días señalados se retransmitirá en pantallas en directo en plazas de diferentes pueblos y de la ciudad de Madrid. Asimismo, el teatro cuenta con una iniciativa para acercar la ópera a los más jóvenes, un preestreno de la obra el pasado 2 de julio, seguido de un After Opera en el Salón de Baile del Teatro.