Mery Sales

#MAKMAArte
‘Parias conscientes (24 de 48)’
Mery Sales
Galería del Tossal
Plaza del Tossal s/n, València
Hasta finales de septiembre de 2025

He ahí, en la serie de pinturas de Mery Sales, reunidas bajo el título de ‘Parias conscientes (24 de 48)’, a un conjunto de personas que nos miran a la cara sin altanería y cuyo mayor desafío consiste en mantener su dignidad, a pesar de la sensación derivada de los monos rojos que portan como reflejo de cierta uniformidad. Y, sin embargo, cabe otra explicación: que tal uniformidad, en el fondo, remita a la empatía existente entre ellos al comprender lo que significa, precisamente, su catalogación como seres despojados de la identidad robada por la tiranía del poder.

“La acción, a diferencia de la fabricación, nunca es posible en aislamiento; estar aislado es lo mismo que carecer de la capacidad de actuar”, apunta la filósofa Hannah Arendt, de quien se hace eco la propia Sales como una de sus autoras de referencia. Esa tensión entre el aislamiento de cada uno de los ‘Parias conscientes’, que aparecen en la exposición, y la fuerza que les otorga, justamente, su conciencia de pertenecer a una colectividad que respeta sus diversas identidades, atraviesa el conjunto expositivo.

Diríase que es el anonimato reinante en la serie –aunque cada cual pueda ser reconocido por amigos y allegados– la que nos interpela en la dirección anotada, de nuevo, por Arendt: “El mal más grande es cometido por los anónimos, por seres humanos que se niegan a ser personas”. Mery Sales lo que hace con su pintura es manifestar esa tensión entre lo anónimo, a punto de convertirse en pasto del poder unificador, y la necesidad de reconocer el estatuto de persona allí donde el mal entendido anonimato la anula.

‘Parias conscientes’, de Mery Sales, en la Galería del Tossal de València.

“Las vidas, aquí representadas, son fragmentos de la realidad que nos conciernen a todos”, subraya Mery Sales, en cuyo rostro se refleja esa misma tensión de su pintura cuya resolución pasa por seguir pintando. De ahí que los ‘Parias conscientes’ sean 24 de los 48 que tiene pensado seguir realizando. Y, para revelar esa tensión, se apoya en esta otra reflexión de Arendt: “No hemos venido para morir, sino para comenzar algo nuevo”.

Esa especie de circularidad entre la vida y la muerte, que Arendt abre con su pensamiento para que aparezca la línea recta por la que transcurre la existencia preñada de vitalidad, requiere situarnos en un espacio tiempo difícil de entender, pero, por eso mismo, entroncado con la interrogación misma del acto creativo: “Estar vivo significa vivir en un mundo anterior a la propia llegada y que nos sobrevivirá al partir”, formula Arendt.

Mery Sales se sitúa con su pintura en esa encrucijada, puesto que las personas retratadas huyen de la uniformidad del tiempo anquilosado, mientras alumbran ese otro tiempo por el que fluye lo diverso, lo difícil de acotar, aunque, paradójicamente, bien constituido para que la comunidad los integre sin restar la fuerza de sus respectivas identidades inviolables.  

De hecho, la expresión ‘Parias conscientes’, como destaca la propia artista, se refiere a aquellos individuos que, “a pesar de su marginación social, toman conciencia de ella y se colocan del lado de la humanidad”. “Es una manera de sostener la dignidad humana formando parte de una red de apoyo”, añade Sales, para quien estos individuos “se colocan en situación de desventaja por ese compromiso de resistencia en situaciones complicadas”.

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El mono rojo que uniformiza a todos los retratados es, a su vez, la forma que tienen de ponerse en el lugar del otro, en este caso, simbolizado en el buzo de trabajo de la propia artista. “Llenan de contenido con sus avatares el rojo del mono; se visten algo que no es propio”. De ahí, continúa diciendo Mery Sales, que su obra no sea el reflejo “de una comunidad frente a otra, sino de la comunidad de lo digno, de lo próximo que nos vincula”.

El lienzo en blanco que enmarca a los retratados, sobre un fondo negro, juega con esa doblez entre lo que está por pintar o escribir y lo que amenaza con destruirlo todo. “Están encuadrados entre la luz y la sombra, el bien y el mal, y el color rojo. No es algo solo mental, sino físico. No busco el alarde técnico, sino que sean claros y limpios; que se entiendan”, puntualiza la artista, quien agrega “un mismo tono y una misma iluminación como fragmento de un todo”.

Hannah Arendt puso, como contraposición a los parias conscientes, los advenedizos, aquellos que asumen pasivamente su condición de parias e incluso, por medio de la asimilación, ascienden socialmente negando su propia identidad para logarlo. “Sí, mis retratados tienen que ver con no ser advenedizos, sino que gracias a que tienen biografías, pueden pensar para activarla o superarla. Es un modo de pensar sin barandillas”.

‘Mundo’, de Mery Sales, en la exposición ‘Parias conscientes (24 de 48), en la Galería del Tossal de València.

El número 48 inscrito en el título expositivo guarda relación con los ’48 retratos ilustres’ realizados por Gerhard Richter y cuya serie “siempre me generó preguntas”, dice la artista. “En mi caso, propongo un mundo diverso y plural” en el que diferentes personas “se unen por una actitud vital”, generando “colectivo desde sus respectivas individualidades”.

Es una pintura que, como destaca la propia Mery Sales en el catálogo de la muestra que acoge la Galería del Tossal de València, “acaba escenificando un mundo real que resiste en tiempos oscuros, como consecuencia de diversas acciones esenciales, que lamentablemente pasan desapercibidas”.

Es lo que tiene el anonimato y la caída del narcisismo en una sociedad que lo fomenta en las redes sociales hasta límites inigualables. “No hay nada de vanidad en los retratados: es el anti retrato”, concluye Mery Sales, aflorando de nuevo la tensión entre el paria consciente, ligado a la fragilidad del ser que se sostiene con su propia dignidad, y el advenedizo que busca el reconocimiento, aun a costa de perder su identidad.

Mery Sales
Mery Sales, junto a algunas de las piezas de su exposición ‘Parias conscientes (24 de 48)’, en la Galería del Tossal de València.