Marina González Guerreiro
‘Una promesa’, de Marina González Guerreiro
Galería Rosa Santos
Carrasquer 1, València
Hasta el 19 de febrero de 2021

La Galería Rosa Santos acoge ‘Una promesa’, de Marina González Guerreiro. La exposición, que puede visitarse hasta el 19 de febrero de 2021, cuenta con diferentes medios como la escultura, el vídeo o la pintura, y transmite un cúmulo de emociones que transportan al espectador a un lugar lejano, casi mágico, onírico, con un tinte introspectivo.

Como si de un oasis en medio de la urbanidad se tratara, ‘Una promesa’ permite al visitante abstraerse de la realidad a través de sus propios recuerdos, ajeno a todo lo que lo rodea. El constante rumor de los pájaros y el agua del estanque que la artista recoge en la videoinstalación, reproducida en bucle a la entrada de la galería, transmite una tranquilidad imperturbable que reinará en el resto del recorrido.

‘Lavadero’, de Marina González Guerreiro. Fotografía cortesía de la Galería Rosa Santos.

La poética visual que nos deja Marina González Guerreiro en su obra nos muestra la fragilidad de lo cotidiano que, a su vez, no es más que una prueba de la resistencia al tiempo y la erosión de todo aquello que deja de ser banal en el momento en el que lo miramos. Es este el modus operandi de la artista: a través de la acumulación de elementos tanto naturales como artificiales (flores, plásticos, joyas, trapos, jabones…), Marina crea piezas de una exorbitante belleza que retratan la tensión entre el orden y el desorden, el control y el azar.

Las obras de la artista se encuentran en un equilibrio perfecto al que contribuyen las tonalidades empleadas: una amplia gama de tonos pastel entre los que no encontramos ningún elemento disonante. Naturaleza y artificialidad se funden con toda naturalidad. Así lo vemos en ‘Septiembre’, una ventana que transparenta flores prensadas e incluso una mariposa, atrapadas en el cristal, aludiendo, de manera simultánea, a la vida y la muerte, a la eternidad.

Esta acumulación también está presente en ‘Lavadero’, que muestra un gran número de objetos en aparente desorden –pero con una estructura muy lógica–, entre los que diversos tejidos se entrelazan para conectar con el techo, rompiendo así el estatismo de la obra. Encontramos en ellos diversos elementos simbólicos como una balanza o un tamiz, que enriquecen la obra. Asimismo, cada uno de los objetos que contiene esta pieza cuenta una historia distinta, anónima, tan solo sustentada por el lejano recuerdo de la cotidianidad.

‘Septiembre’, de Marina González Guerreiro. Fotografía cortesía de la Galería Rosa Santos.

Por otro lado, encontramos ‘Benditeras’, un conjunto de piezas de cerámica que, a modo de moluscos convertidos en objetos decorativos, nos remiten al siglo XIX y al componente espiritual que se les otorgó al pasar a formar parte del mobiliario de las iglesias.

En la exposición de Marina González Guerreiro, los elementos naturales se transforman en artificiales y viceversa. Cada uno de estos objetos ha perdido su propósito inicial y ha pasado a formar parte de este conjunto homogéneo de elementos que expresan felicidad, la felicidad retenida a través de los recuerdos, congelados en la memoria como los presentes objetos en un agua amarronada que nos pone en alerta sobre el paso del tiempo.

El reiterado uso de los elementos que emplea González Guerreiro, como el agua o las flores, conecta unas obras con otras, así como con la idea de estanque que veíamos en la videoinstalación ‘Barca’, un estanque al que Paula Noya de Blas se refiere como “Arcadia”, ese lugar imaginario tan retratado en el Romanticismo.

Y es que ‘Una promesa’ también cuenta con esa atmósfera romántica y prerrafaelita que caracterizaba a las obras de arte del siglo XIX. El tiempo pasa, pero, a su vez, queda retenido en el ser humano que, en su eterno afán por encontrar un entorno favorable, crea una dialéctica entre naturaleza, artificialidad y la combinación de ambas. Marina González Guerreiro construye esa naturaleza idealizada a través de la perdurabilidad de los elementos más frágiles.

Marina González Guerreiro
‘Una promesa’, de Marina González Guerreiro. Fotografía cortesía de la Galería Rosa Santos.

Milagros Pellicer