Danza
Pip-In-To, Migro Danza y La Lola Boreal
Festival Circuito Bucles Danza 2020 | ‘Delirantes’
Hasta el 8 de noviembre

“Deberíamos considerar perdidos los días en los que no hemos bailado al menos una vez”. Con esta cita de Friedrich Nietzsche se iniciaba la jornada de ‘Dansa al Carrer’ de ‘Delirantes’, la 8ª edición de Circuito Bucles Danza. El festival, cuyo principal objetivo es integrar la danza en la sociedad, trata de acercar las últimas tendencias al público mediante la exhibición de piezas escénicas en espacios no convencionales como los museos o la calle. Promueven, de esta forma, las actuaciones de artistas emergentes y luchan, a su vez, contra la estigmatización de la danza entendida como una forma de arte destinada únicamente a teatros.

En este contexto encontramos las actuaciones de Pip-In-To y Migro Danza, a las que pudimos asistir el sábado 31 de octubre en la plaza de Santa Cruz. El grupo Pip-In-To, que ya había actuado el pasado jueves, volvió a actuar el sábado sustituyendo la actuación prevista de Iker Gómez, ‘El lago de los cisnes’.

Pip-In-To integra a la perfección la danza contemporánea en el ambiente urbano con su actuación ‘Moon Valley’: el vestuario, compuesto de chándal y chaquetón con la capucha puesta, contrasta con los estilizados movimientos de algunos de sus pasos, rompiendo, con ello, la barrera que separa el ambiente urbano y la danza contemporánea.

‘Moon Valley’, de la compañía Pip-In-To. Fotografía cortesía del Festival Circuito Bucles Danza.

En esta actuación, inmersa en una atmósfera alienígena, Sergio Navarro y Dahiana Betancourt establecen un diálogo a partir de una coreografía formada por una serie de movimientos angulosos y, a su vez, ondulantes, que les permiten encontrar un lenguaje común. La gran expresividad de estos movimientos, en sintonía con la variada música que se iba sucediendo, consigue crear en el espectador una sensación de tensión-distensión que logra captar su atención por completo.

Así, los cuerpos de los artistas, que habían entrado en escena como dos entes individuales, se entrelazaban como si fueran uno solo para soltarse unos segundos después siguiendo una coreografía simultánea, como si todavía compartieran la esencia de ese mismo ser. La sucesión de movimientos repetitivos y cíclicos en la que se iba resolviendo la danza, supuso el punto álgido de la misma, tras el cual, al compás de una música mucho más relajada, casi silenciosa, los bailarines cobraban, de nuevo, su actitud inicial, interactuando entre ellos como individuos independientes mediante esos movimientos puntiagudos, casi extraterrestres, que nos remiten al comportamiento de las aves.

La segunda actuación de la tarde fue protagonizada por Migro Danza, una compañía formada por Edu Quintana, Ana Rosa Manzanera, Jeilson Serrano y Manel Ferrandiz como intérpretes-creadores. Con la música de Branko Strahinja, los bailarines nos presentan ‘Impolítico’, el ‘Capítulo I’ de un proyecto que todavía se encuentra en proceso de elaboración.

Convertidos en figuras antropomorfas –un ratón, un gato, un chimpancé y una cerda–, Migro Danza reta al espectador a elaborar su propia interpretación sobre lo acontecido en el escenario. La danza, una fusión de diferentes estilos como el breaking dance, la gimnasia rítmica, el ballet y la danza contemporánea, resulta en un caos ordenado, gracias a los sincronizados movimientos que se alternan con una representación de carácter más teatral. Migro Danza nos muestra pasos a ras del suelo y volteretas que se resuelven en un desafío a la gravedad, movimientos de tira y afloja, y sacudidas corporales al compás de la música, una serie de elementos que hacen de esta actuación una obra realmente divertida.

De este modo, la compañía nos muestra cómo los comportamientos humanos pueden llegar a beber de los animales, rozando la irracionalidad, haciendo eco de esa deshumanización tan presente en la sociedad posmoderna, sin dejar de lado las jerarquías de poder que la caracterizan. Todo ello con un toque de humor.

“Las compañías de danza, como sabemos, por la covid, estamos en una situación hiperprecaria y Bucles se ha volcado con el arte local y ha intentado darle una oportunidad a las compañías que hay en Valencia ahora”, nos cuenta Manel Ferrandiz, uno de los bailarines. El Festival Circuito Bucles supone, por lo tanto, no solo una gran oportunidad de acercar la danza al público, sino también una gran oportunidad para los propios intérpretes.

Por otro lado, encontramos también en este festival un acercamiento al público más joven, a través de la iniciativa ‘Nanobucles’. Este sábado 31 de octubre, hemos podido asistir, en la Sala Carme Teatre, a una de las actividades incluidas en este ciclo: la actuación ‘Marrrr’, de la compañía La Lola Boreal, formada por Helena Gómez, Aurora Diago, Noelia Arcos y Marta García. Como su propio nombre indica, el protagonista de la obra era el mar, pero no un mar cualquiera, sino un mar de plástico.

La pieza, surgida a partir de una iniciativa de reducción de plástico llevada a cabo por la compañía, lograba, mediante una armoniosa combinación de luces, sombras, texturas, sonido y danza, evidenciar el actual problema surgido a raíz del consumo irresponsable de plásticos que sufren muchos de nuestros mares y océanos.

La escenografía inicial era impactante. Creada a raíz de un conjunto de plásticos unidos entre sí teñidos por los reflejos de las luces, turquesas y azules, aparecía, dentro de la sala del teatro, el mar ante nosotros. Así, gracias al suave movimiento que le otorgaban los ventiladores y a la música instrumental cíclica que inundaba el espacio, el espectador quedaba anonadado ante el suave movimiento de las olas.

La gran variedad de recursos empleados, como la inclusión de breves fragmentos de canciones conocidas o la proyección de vídeos en los que aparece la propia protagonista, así como la apelación directa al público, llama la atención del espectador.

Con un lenguaje propio de la danza contemporánea, las tres bailarinas luchaban contra el plástico, atrapadas por el violento balanceo del agua y los residuos presentes en ella. La narratividad que ofrece la danza de La Lola Boreal permite al espectador pasar por diferentes estados anímicos, desde la tranquilidad de un día soleado hasta la tensión de estar atrapados por un plástico que tardará largo tiempo en deshacerse. Una interesante reflexión sobre la importancia de los ecosistemas marinos y el peligro que una acción tan sencilla como lanzar un plástico al suelo puede suponer para el planeta.

El festival Circuito Bucles continuará celebrándose hasta el 8 de noviembre.

Danza
Marrrr’, de la compañía La Lola Boreal. Fotografía cortesía del Festival Circuito Bucles Danza.

Milagros Pellicer