La mirada de avestruz

#MAKMAEscena
‘La mirada del avestruz’
L’explose Danza y Opsis Producciones
Dirección y coreografía: Tino Fernández
Dramaturgia: Juliana Reyes
Intérpretes: Marvel Benavides, Aleksandra Rudnicka, Angela Bello, Luisa Fernanda Hoyos, Luisa Camacho, Sara Regina Fonseca, René Arriaga, Wilman Romero, Ángel Ávila y Yovanny Martinez
Diseño de Iluminación: Humberto Hernández
Diseño de espacio escénico: Tino Fernández
Naves del Español, Matadero
Paseo de la Chopera 14, Madrid
Hasta el 12 de junio de 2022

La austera escenografía con la que se encuentra el espectador cuando entra en la Nave 10 del Matadero es engañosa, pues su escenario cubierto de humilde tierra ya nos va avanzando que esa tierra se puede llenar instantáneamente de sangre. De hecho, el fondo del escenario se llenará de ese color, tanto como de sombras. Quizá nunca el nombre de la sala ha tenido tanta relación con una obra allí representada.

La primera acción consiste en una mujer que se acerca al público y… nos dispara: despertamos, sacamos la cabeza de avestruz de nuestro agujero. Una mirada a partir de la violencia. Pero no es el elemento efectista de ‘Asalto y robo a un tren’ (The Great Train Robbery, Edwin S. Porter, 1903), sino algo mucho más corporal y directo.

De hecho, los cuerpos de estos danzantes colombianos se diferencian de la constitución atlética a la que estamos acostumbrados en Europa, son cuerpos mucho más cercanos que, literalmente, se desnudan ante nosotros, no para mostrarnos posturas imposibles, sino para transmitirnos el dolor esplendoroso que rezuma de ellos.

No se confundan: es un cuerpo de baile excepcional que, pese a todas las pausas, no para de correr, saltar, caer, golpear, sufrir, embadurnarse y… de mostrarse, como cuando nos desvelan cómo sus costillas se expanden –como la tierra– y respiramos con ellos.

Danza. ‘La mirada del avestruz’
Escena de ‘La mirada del avestruz’. Fotografía de Carlos Mario Lema por cortesía de Las Naves del Español.

Tierra, vestuario y cuerpos humildes, o sea, Colombia en modo sufrimiento y, pese a ello, bella: la música ayuda bastante; pero no esperen corridos o huapangos, aquí los acordes son universales –o globales– matizando el tempo de lo que va sucediendo.

Para arrancar, como si de un ofrecimiento sagrado se tratase, todo el cuerpo de baile atraviesa el escenario desde el fondo hasta la primera fila de butacas para dejar sus zapatos a nuestros pies. Ahí empiezan a hablar, a contarnos qué ha ocurrido durante más de medio siglo de violencia en Colombia. Y ahí reciben la primera violencia en la obra, pues sus palabras van siendo, como esperábamos, acalladas.

Esa tierra va dibujando suaves ondulaciones, una especie de Zona que habría agradado a Tarkovski y que se irá llenando de huellas y sufrimiento. Los cuerpos de ellas, más que ondularse, se sacuden o se maltratan. Se tapan sus bocas, sus palabras de miedo, dolor o denuncia.

Escena de ‘La mirada del avestruz’. Fotografía de Carlos Mario Lema por cortesía de Las Naves del Español.

O las maltratan en al aire, como cuando una es subida a una especie de tabla de salvación ante la tempestad de violencia –y que nos ofrece una de las imágenes icónicas de la obra–; la otra es la de una de las danzantes siendo torturada al meter su cabeza en una cuba de agua. Pero no se trata de denunciar al patriarcado, o no tan solo: ellos también muestran las costillas por donde entrará la bala, o están tan embrutecidos por esa tabla como Sísifo a su roca.

Todo irá cobrando un tinte siniestro, los cuerpos de ellas cada vez más maltratados, embardunados, como ya esperaba el espectador, de esa tierra mojada por sus lágrimas. Intensidad de los cuerpos que no paran de ser lanzados al aire y de chocar con esa tierra.

El final conecta con el principio: los zapatos que se habían ofrecido ritualmente al espectador -muchos de ellos de tamaño infantil- se multiplican y van llenando toda la tierra. En otro sentido, se vence a ese desplazamiento del principio porque sí, se trata de tierra –y de su devolución a los humildes–, pero, sobre todo, de que en ellas puedan crecer nuevas generaciones que, quizá, puedan recordar la violencia como una pesadilla del pasado.

Escena de ‘La mirada del avestruz’. Fotografía de Carlos Mario Lema por cortesía de Las Naves del Español.

En el programa oficial se lee:

Se trata de un espectáculo de danza para nueve intérpretes con coreografía de Tino Fernández y dramaturgia de Juliana Reyes. Premio del Público en el Festival de Almada 2005 y Premio a Mejor Espectáculo de Danza en la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca 2006.

‘La mirada del avestruz’ es una coproducción de L’Explose Danza y Opsis Producciones con la colaboración de Cancillería – Embajada de Colombia en España. Toma como punto de partida las huellas que ha dejado la violencia en Colombia y cómo el desplazamiento forzado ha sido una de las consecuencias más evidentes del conflicto armado.

Con coreografía de Tino Fernández, dramaturgia de Juliana Reyes, diseño de iluminación de Humberto Hernández, diseño de espacio escénico de Tino Fernández y dirección artística de L’Explose de Juliana Reyes.

Escena de ‘La mirada del avestruz’. Fotografía de Carlos Mario Lema por cortesía de Las Naves del Español.

L’Explose fue fundada por el coreógrafo español Tino Fernández en 1991 en París. Posteriormente se traslada a Bogotá, donde realiza un trabajo de creación, investigación y difusión de la danza. En 1998 comienza a trabajar con la dramaturga y directora teatral Juliana Reyes, creando juntos más de una treintena de espectáculos a lo largo de 22 años hasta 2020, cuando Fernández fallece y Reyes asume la dirección artística.

A lo largo de estos treinta años, L’Explose ha sido una compañía con una gran curiosidad escénica, que le ha llevado a indagar en distintos formatos y disciplinas que van desde la danza, el teatro, el cabaret e incluso la ópera, con un lenguaje multidisciplinar que plantea nuevos retos en cada creación. El cuerpo ha sido el protagonista de su trabajo y han buscado salir de su zona de confort para explorar rutas desconocidas que fortalezcan su quehacer, generando nuevos desafíos.

La mirada de avestruz
Escena de ‘La mirada del avestruz’. Fotografía de Carlos Mario Lema por cortesía de Las Naves del Español.