#MAKMAArte
Programación 2026
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
Guillem de Castro 118, València
Una “importante presencia femenina” así como la intención de visibilizar “modos de hacer que suelen quedar al margen del relato hegemónico del arte contemporáneo” dibujan el perfil de la programación para 2026 del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), según apuntó Blanca de la Torre, directora del instituto valenciano.
La nómina de mujeres artistas abarca desde Anna Talens y Mar Guerrero, que expondrán a dúo, o Irene Grau –que hará lo propio con Marco Giordano–, hasta Tania Candiani, Cristina de Middel, Melanie Smith, Regina de Middel, Joana Vasconcelos, Rosana Antolí, e incluso Marisa Pinazo y la mujer en la obra de Julio González. Todas esas “sensibilidades múltiples”, así como su “diversidad de lenguajes y procedencias”, lo que hace es, a juicio de la directora, “enriquecer el discurso curatorial”.
Un discurso que incluye igualmente la atención por cuestiones relacionadas con el territorio, la inclusión, la hibridación de tradiciones artesanales y tecnologías contemporáneas, y la ruptura de las narraciones lineales para que, a través de diversos cruces de ideas, se recuperen “aquellas voces que permanecieron en los márgenes”, subrayó De la Torre.
Además, la directora del IVAM destacó la muestra dedicada a ‘La Albufera’, para conmemorar el 40 aniversario de su declaración como Parque Natural, y la que se expondrá de forma permanente en las Galerías 4 y 5 con obras de la colección del instituto valenciano, una de las señas de identidad de su proyecto.
Su intención, con esta muestra, es la de reflexionar críticamente sobre las “ausencias” que, a su juicio, conlleva una colección “marcada por la historiografía europea” y en la que, por tanto, existen “desequilibrios evidentes en términos de género, raza, discapacidad, inclusión y equidad”. En este sentido, “convivirán historias hegemónicas y narrativas disidentes”, en una exposición comisariada por Marta Arroyo, Ramón Escrivà, María Jesús Folch, Yolanda Franco, Teresa Millet, Sandra Moros, Josep Salvador y la propia Blanca de la Torre.
Un repaso al argumentario de cada una de las muestras que integran la programación del próximo año evidencia un mismo hilo conductor, compuesto por algunos de los ítems ya señalados: saberes no hegemónicos, epistemologías invisibilizadas, márgenes subalternos, inclusión, sostenibilidad –“palabra desgastada” que la directora resignificó diciendo que se refiere a “mantener en equilibrio las redes que sostienen la vida”– e interdisciplinariedad, con el fin de que estas “nuevas soberanías” permitan la “construcción de futuros deseables”.
Futuros deseables que parten, así, de la necesidad de que afloren las narrativas invisibilizadas de las que se hacen eco las exposiciones programadas para 2026. Exposiciones que arrancarán en febrero con ‘A media lumbre’, comisariada por Blanca de la Torre, que dijo concebirla como “un filandón, reuniones nocturnas en torno al fuego del hogar en las que las mujeres contaban historias mientras realizaban sus labores”. El arte, pues, al servicio de prácticas artísticas comunitarias reveladoras del saber compartido y de la memoria.
La simbiosis entre esa memoria ancestral y oral, y la utilización de tecnologías contemporáneas, permite a Tania Candiani –que vive y trabaja en la Ciudad de México- elaborar “un ecosistema en transformación constante, donde la materia vibra, respira y se relaciona”, de nuevo, “más allá de las categorías taxonómicas”, según se recoge en el argumentario de la muestra que comisaria también Blanca de la Torre.

Con la alicantina Cristina de Middel, Premio Nacional de Fotografía en 2017, llegaremos al ‘Apoteosis Now’ que da nombre a su propuesta, una suerte de exaltación en torno al propio carácter de la imagen como señuelo cautivador y como, al mismo tiempo, huella reveladora de lo que en ella se oculta.
Por su parte, la artista británica Melanie Smith nos pone en contacto, a través de la pintura, el dibujo, el video o la escultura, con dos animales en peligro de extinción: el ajolote mexicano y el caracol púrpura.
Y lo hace, según consta en la descripción del proyecto, acercándonos a “estas formas de lo vivo sin generar representaciones deterministas”. El propio título de la exposición resulta harto sugerente: ‘Solo una cosa era extraña; seguir pensando como antes’, lo cual nos podría llevar a pensar si todo lo contra hegemónico de ahora no será otro signo de extrañeza para los que piensen años más tarde.

Joana Vasconcelos, Premio Julio González 2026, mostrará su singular universo plástico en otra muestra comisariada por Blanca de la Torre, en la que se dice que las fronteras entre naturaleza y cultura se disuelven, en un acto imposible si por cultura entendemos, precisamente, lo que nos aleja de lo dado naturalmente al ser manipulado para nuestras necesidades físicas y simbólicas. De esa manipulación, de hecho, se hace cargo la artista portuguesa para que emerja en su obra cierta denuncia crítica.
Regina de Miguel, por su parte, explora la violencia extractiva del territorio, que da lugar al “pensamiento geotraumático” aludido en el dosier de prensa, mientras Rosana Antolí ahonda en su investigación sobre bioacústica ligando ópera y arte, en una suerte de “escucha compartida, donde lo individual y lo colectivo se entrelazan sin que ninguna voz predomine”.
‘La Albufera’ también adquiere protagonismo en la exposición comisariada por Sandra Moros y en la que participan artistas como Bleda y Rosa, Jorge Ribalta, Teresa Marín o Rosella Biscotti, haciéndose eco del Parque Natural desde el punto de vista tanto territorial y geográfico, como histórico y cultural.

Pinazo y Julio González se adhieren a este discurso contra hegemónico con dos muestras que vienen, precisamente, a revelar aspectos menos visibles de sus trayectorias. En el caso del primero, poniendo Javier Pérez Rojas el acento en la propia saga familiar, aunando la obra de Ignacio Pinazo, con la de su hijo mayor, José Pinazo Martínez, y la nieta del maestro, Marisa Pinazo Mitjans, en cuyas naturalezas muertas, subraya el comisario, “los objetos irradian vida propia”.
En el caso del segundo, poniendo la atención en la figura femenina que atraviesa su obra y que sirve para rendir homenaje a las tres mujeres que fueron fieles a su memoria: Su hija Roberta González, artista abstracta todavía por estudiar, y sus herederas Carmen Martínez y Viviane Grimminger.
De esta forma, la programación del IVAM para 2026 se configura como ese “museo anfibio” del que se hace eco Blanca de la Torre, en tanto museo caracterizado por una serie de propuestas transversales que sean “porosas” al gran público “no familiarizado con el arte contemporáneo”. Un arte contrahegemónico que, paradójicamente, discuta su inserción en la que puede ser una nueva hegemonía. Recuerden: ‘Solo una cosa era extraña; seguir pensando como antes’.

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