Bombas Gens

#MAKMAArte
‘Mnemosyne. Derivas y fragmentos en la producción de memoria’
Eva del Llano
Premio de Comisariado José Luis Soler
Dentro de la programación de PHotoEspaña 2025
Bombas Gens Centre d’Arts Digitals
Avda. de Burjassot 54,56, València
Del 19 de septiembre de 2025 al 19 de enero de 2026

La exposición que inaugura la sala José Luis Soler, en Bombas Gens Centre d’Arts Digitals, tiene como protagonista a la memoria en un doble sentido. En primer lugar, a la memoria del propio Soler, empresario fallecido el pasado año, poseedor de una valiosa colección de arte abstracto y fotografía, integrada por más de 2.500 obras, que fue el germen para la creación del propio espacio cultural que ahora le rinde homenaje a través de las sucesivas propuestas que acoja la sala que lleva su nombre.

Y, en segundo lugar, porque la memoria se halla igualmente en el centro del proyecto con el que Eva del Llano ha logrado el primer Premio de Comisariado José Luis Soler; proyecto que tiene como elocuente título ‘Mnemosyne. Derivas y fragmentos en la producción de la memoria’. Un proyecto que forma parte de la programación oficial de PHotoEspaña 2025, festival que recala así, por primera vez, en València.

Una doble memoria que bien podría ser el destilado de lo que José de Espronceda recogió en un verso del poema ‘Canto a Teresa’ y que dice así: “Por qué volvéis a la memoria mía tristes recuerdos del placer perdido”. Que bien podría, a su vez, completarse con este otro de Ángel González: “Yo sé que existo, porque tú me imaginas”.

En el fondo, la memoria no deja de ser un compendio de los recuerdos traídos a la conciencia, emergiendo del inconsciente donde ciertas huellas han impregnado sus paredes ocultas, y la imaginación que, a modo de posterior relato construido con los fragmentos de aquello que quedó sumergido pasado el tiempo, nos devuelve a la vida lo supuestamente muerto.

De izda a dcha, María Santoyo, Vicente Todolí, Susana Lloret y Eva del Llano, en la presentación de ‘Mnemosyne. Derivas y fragmentos en la producción de la memoria’, en la recién inaugurada Sala José Luis Soler. Imagen cortesía de Bombas Gens Centre d’Arts Digitals.

Por eso Susana Lloret, esposa de Soler y directora general de la Fundació Per Amor a l’Art con sede en Bombas Gens, y después María Santoyo, directora de PHotoEspaña, pusieron el acento en esa memoria transmitida a través del arte y la cultura: “Con este espacio que ahora inauguramos, queremos mantener vivo su legado”, destacó Lloret; “todo legado es vida latente”, añadió Santoyo.

De nuevo lo latente, lo oculto a la conciencia, que la memoria –no como simple depósito, sino como espacio donde múltiples voces pugnan por ser escuchadas– activa por insospechadas relaciones. Como las que señaló Vicente Todolí, asesor de la Colección José Luis Soler, al explicar cómo fue naciendo la misma, a partir del gusto de Soler por el pintor Esteban Vicente y el arte abstracto –“el más expresivo, no el geométrico”–, al que luego se fue sumando el arte fotográfico: “Le animé a que fuera viendo fotografías y al final se apasionó”, subrayó Todolí.

Tanto es así, que ahora la sala que lleva su nombre estará dedicada a lo que Robert Frank definió como característico de la propia fotografía: “Lo más importante es ver aquello que resulta invisible para los demás”. Y, para invisible, la misma memoria de la que se hace eco Eva del Llano en su proyecto ganador, cuya apelación a la ‘Mnemosyne’ del historiador alemán Aby Warburg ya traza ciertas líneas a seguir.

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De hecho, Warburg se refirió a esa ‘Mnemosyne’ como un atlas de la memoria puramente visual ligada a ciertos textos, no en tanto simples mensajes sino como textura y materialidad de las propias imágenes. Atlas de gestos humanos que, en medio de la inflación de imágenes, atrape nuestra mirada por efecto de la atención que nos provocan esas huellas surgidas de la profundidad del inconsciente.

“Somos –dirá Borges– nuestra memoria; somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Y es así como Eva del Llano plantea su exposición: a modo de colección de espejos rotos puestos en relación unos con otros, a través de la obra seriada de cinco artistas: el mallorquín Ferrán García Sevilla; el mexicano Iñaki Bonillas; el inglés Hamish Fulton; el lituano Jonas Mekas, y el japonés Takuma Nakahira.

Artistas bien distintos, pero que Del Llano vincula, precisamente, por sus diferentes maneras de entender esa fragmentación de los recuerdos que, arduamente hilvanados, conforman la memoria. Un encadenamiento de gestos, espacios y atmósferas tan azaroso como, paradójicamente, consecuente con el impacto que nos han producido determinadas experiencias transformadas en huellas indelebles.

Fotografías de la serie de Jonas Mekas, en la exposición ‘Mnemosyne. Derivas y fragmentos en la producción de la memoria’, comisariada por Eva del Llano, en Bombas Gens Centre d’Arts Digitals.

La comisaria se refirió al proceso en tanto denominador común del conjunto expositivo: “El proceso de enfrentarnos a los documentos, creando un discurso a partir de lo fragmentado”. “Cada imagen cobra sentido en relación con las demás”, añadió. Como adquiere sentido la memoria en función de la manera en que el propio espectador las disponga, conforme al relato de su más honda experiencia.

En la exposición, hay nostalgia por ciertos placeres perdidos, pero también la inquietud de lo que, a partir de lo recordado, remueve en el presente. De manera que no está clara la sentencia de Gabriel García Márquez: “La nostalgia, como siempre, había borrado los malos recuerdos y magnificado los buenos”. En la ‘Mnemosyne’ de Eva del Llano, los malos y buenos recuerdos se entrelazan como una serpiente que se enrosca en sí misma.

De Bonillas, dice la comisaria que, a partir de la revisión de un archivo familiar, el artista “rescata lo que normalmente sería descartado”, construyendo “un contrarrelato de la memoria oficial”. En este sentido, se opone a que prevalezcan únicamente los buenos recuerdos del primer plano, agitados por las huellas que provienen de ese fondo más borroso.

Una de las fotografías de la serie de Takuma Nakahari, en la exposición ‘Mnemosyne. Derivas y fragmentos en la producción de la memoria’, comisariada por Eva del Llano, en Bombas Gens Centre d’Arts Digitals.

García Sevilla, subraya Del Llano, “no nos ofrece la forma del árbol como un todo, sino que lo plasma fragmentado y sin jerarquías”, al tiempo que muestra la captura de imágenes por una cámara colgada que se balancea para atrapar imágenes al azar. Esa cámara sería el inconsciente mismo barriendo para dentro, a la espera de un autor que lo comprenda.

El centro de la obra de Fulton no es la fotografía –dirá la comisaria–, “es el acontecimiento de la caminata y la transformación física y emocional que produce en el artista”, contraponiendo, por último, las series de Nakahira y Mekas. El primero registra la velocidad de la ciudad “en una potente armonía que la mirada no puede descifrar”, mientras el segundo ralentiza las prisas mediante “una estética profundamente poética”, contenida en sus flores borrosas.  

Una ‘Mnemosyne’, en suma, con la que se abre la sala José Luis Soler a modo de gran conjunto memorial, en este caso según lo entiende Balzac: “Existen en nosotros varias memorias. El cuerpo y el espíritu tienen cada uno la suya”. Una inauguración de sala que, paradójicamente, se sustenta en el pasado del coleccionista recordado y en el futuro de las exposiciones que nos aguardan. Como dejó dicho Imogen Cunningham: “¿Cuál de mis fotos es mi preferida? La que voy a hacer mañana”.