Enrique Herreras

#MAKMALibros
Entrevista a Enrique Herreras, autor de ‘Lo que la posverdad esconde. Medios de comunicación y crisis de la democracia’ (MRA Ediciones, 2021)
Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2022 en la modalidad de Ensayo y Crítica
Convocados por la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE)
Ceremonia de entrega: salón de actos de La Rambleta
Premiados: Enrique Herreras (ensayo), José Iniesta (poesía), Lola Mascarell (narrativa), Paco Romeu (literatura dramática) y Manuel Molins por su trayectoria
Sábado 15 de octubre de 2022, a las 11:30

El nombre de Enrique Herreras es sobradamente conocido por los lectores de la Cartelera Turia, el diario Levante y otros medios de comunicación, donde se publican sus artículos y críticas teatrales desde hace más de treinta años.

Es profesor de Ética y Filosofía Política en la Universitat de València y de Estética en la Escuela Superior de Arte Dramático, columnista y colaborador en diversas revistas especializadas y director de Teatre VLC. También es uno de los galardonados este año con los Premios de la Crítica Literaria Valenciana por su ensayo ‘Lo que la posverdad esconde. Medios de comunicación y crisis de la democracia‘ (Mra Ediciones). Los otros premiados son José Iniesta (poesía), Lola Mascarell (narrativa) Paco Romeu (Literatura dramática) y el dramaturgo Manuel Molins por su trayectoria.

«Creo que los premios sirven, sobre todo, para darle un poco más de vida a un libro, que su mensaje siga divulgándose», dice Herreras. «Y que te den un premio los críticos es muy significativo, porque un crítico, de alguna manera, es alguien conocedor o, al menos, tiene experiencia en el campo en donde se inserta. He recibido otros premios como el Turia o el Artez Blai de Investigaciones Escénicas, pero este tiene un significado especial para mí».

En esta entrevista Enrique Herreras condensa para MAKMA el contenido del libro, resumido al máximo en nueve palabras: ¿Por qué lo llaman posverdad cuando quieren decir mentira?

Enrique Herreras. Lo que la verdad esconde

¿Qué es lo que la posverdad esconde?

La respuesta está en el libro [risas]. Bueno, lo que puedo adelantar es que la posverdad es uno de los enemigos actuales de la democracia. Una de sus patologías. Un fenómeno que abre una preocupación por determinadas libertades y derechos: opinión, información, conocimiento de la realidad desde el que los ciudadanos puedan interpretar los acontecimientos… La mentira disfrazada de posverdad se posiciona contra una democracia que precisa de ciudadanos bien informados. El peligro, parafraseando a H. Arendt, es que la mentira deje de ser un proceso subjetivo, para convertirse en un proceso sistémico de la política y de los medios

¿Qué te impulsó a escribir este libro y a quien va dirigido?

En principio, quería demostrar la tesis de que el relativismo posmoderno había dado alas a la posverdad. Pero la solución no estaba en aludir a la misión imposible de periodismo objetivo, sino el punto de vista. Esa esa es la base de lo que significa contar la verdad. Pero trabajarlo en su plenitud: confirmar las fuentes, atender a los hechos, etc.

A partir de ahí, fui añadiendo todo un cúmulo de temas sociales que tienen relevancia sobre lo que se denomina opinión pública. Ya lo dijo Ortega: la opinión pública es quien manda en el mundo. No le faltaba razón, porque dicha opinión es lo que más se quiere manipular. De ahí fui descubriendo la acuciante espectacularización de la prensa, la que está ayudando sobremanera al auge del populismo (contra Trump se vivía mejor, ofrecía muchos titulares) y la polarización política. Esto se está produciendo por la predominante consideración de la información y la opinión como un bien meramente económico, siendo la relevancia de su dimensión político-social para la formación de la opinión y la voluntad de los ciudadanos.

Hoy, más que cuarto poder, se habla ya del primero, es decir, el económico. La democracia solo es realmente posible en el marco de una cultura democrática. Pero esta no puede alcanzar el puerto deseado sin una buena (veraz) información. De puntos de vista veraces, honestos.

¿Que diferencia la posverdad de la manipulación de toda la vida?

Siempre ha habido mentiras interesadas en los medios y en la política porque la posverdad ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Pero ahora la mentira se ha viralizado. Y aunque sigue habiendo medios tradicionales que intentan hacer un periodismo serio (sigue siendo imprescindible para una sociedad que se precie), este ha de competir con las redes (donde está creciendo lo que se denominan burbujas, o periodismo a la carta, que tanto daño está haciendo a la esfera pública).

El problema lo destacó hace unos días Iñaki Gabilondo: los medios tradicionales, mediante un “ejercicio de mimetismo algo infantil se han dejado invadir muy fácilmente por todos los elementos que ahora les está envenenando”.

¿Cuáles son los mayores peligros que acechan hoy a la democracia?

Lo peor que le puede ocurrir a la democracia es que pensemos que ya la hemos conquistado. Esta idea, tomada de Adela Cortina, sirve para explicar dos grandes enemigos que sobresalen. Uno exterior: el éxito económico de autocracias como China, unido a la invasión de Ucrania por parte de Putin, cuyo enemigo no es tanto la OTAN como la democracia. Y otro, interior. Lo explican bien Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en su libro ‘Cómo mueren las democracias’. Su tesis es que hoy las democracias no mueren por asaltos o golpes de Estado, sino por un debilitamiento de sus propias estructuras, debilitamiento que finalmente catapulta a partidos populistas.

¿Qué papel cumplen los medios de comunicación y las redes sociales en esta feria de mentiras y medias verdades?

La socieda-red era un esperanza para una democracia más deliberativa, pero las redes son tanto el mundo de la libertad como el de la mentira. No es fácil, muchas veces, localizar la mentira de manera clara, pero todavía más si la sociedad abre sus compuertas de par en par a las mismas.

El eje de todo ello es que, con la desinformación, predomina en la opinión pública lo visceral y lo emocional sobre lo racional. La distorsión de la realidad se ejecuta apelando a creencias de los ciudadanos, a los que muchas veces no les importa dicha distorsión si favorece a sus creencias. La posverdad siempre es interesada. Como decía Lippmann, no es fácil luchar contra las mentiras que dan razón a nuestras opiniones.

Háblanos de tu faceta como crítico e investigador de arte dramático. Parece que el teatro goza hoy de muy buena salud. ¿Qué opinas al respecto?

Lo de la salud de las artes es una de las preguntas insertas ya en el mundo teatral. Pero responder bien a esa pregunta conlleva muchos campos de acción. Una de las más habituales está relacionada con la política cultural. Y esta, si bien sigue presente a pesar de los pesares (eso es muy positivo), de un tiempo a esta parte ha entrado en una ceremonia de confusión de lo que significa público-privado, y más todavía, del interés público con respecto al interés del público.

Por otro lado, las artes escénicas viven un buen momento en cuanto cantidad (con mayor o menor precariedad). No obstante, echo de menos que haya perdido uno de sus papeles (subrayo, uno) tradicionales: ser parte del pensamiento intelectual de la sociedad.

Y por último, si te animas, comenta esta afirmación de Harold Pinter: «No hay distinciones absolutas entre lo que es real y lo que no lo es, ni entre lo que es verdadero y lo que es falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser a la vez verdadera y falsa».

Cuidado, decir eso significa una defensa de la verdad, de la complejidad de la verdad. Porque una cosa es toparse con dicha complejidad y otra muy distinta que la verdad pierda su valor. Es decir, que no importa si lo que se narra describe la realidad o la mentira, porque lo que importa es persuadir sobre la existencia de un aparente hecho.

Hay quien dice que eso es más peligroso que la mentira, pues esta puede descubrirse, y la posverdad se inmuniza a sí misma en la medida en que se desconecta de una posible corroboración de hechos. Pero decir que cada uno tiene su verdad, o que hay hechos alternativos, es una mentira de las de toda la vida. ¿Por qué lo llaman posverdad cuando quieren decir mentira?

Enrique Herreras
El autor Enrique Herreras. Foto: Adriana Hernández.