Marina Abramović

Marina Abramović | Masterclass online
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
‘FOCUS’ | 35ª Mostra de València
28.10.2020
Viernes 30 de octubre de 2020

La destacada artista performativa Marina Abramović impartió el pasado miércoles 28 de octubre una masterclass en València, gracias a la colaboración del Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) y la Mostra de València. La masterclass, que se desarrolló mediante una videoconferencia, tuvo como moderador a Massimo Lechi, crítico cultural italiano. El evento se ha formulado como un recorrido por la trayectoria artística de Abramović, en la que conceptos como riesgo, dolor, espiritualidad, energía, vida y muerte han estado muy presentes.

Marina Abramović habla, en primer lugar, sobre su infancia, y cuenta el gran peso que esta ha tenido en su trayectoria artística posterior. La artista nació en la antigua Yugoslavia y se crió en un ambiente militar, por lo que la disciplina y determinación han estado presentes en su vida desde una edad muy temprana. “Solo sabía que si quería sobrevivir en este ambiente, tendría que crear mis propias reglas”, afirma Abramović.

Y así lo ha hecho. Ya desde pequeña, comenzó a crear sus propias normas, como cuando se subió a una silla en la iglesia para beberse el agua bendita destinada a santiguarse. Lo que parecía la insaciable curiosidad de una niña no era más que el espíritu latente de una gran artista de la performance.

Un instante de la retransmisión online de la masterclass de Marina Abramović en el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC).

La performance, durante su juventud, era considerada una destrucción del arte: la sociedad, lejos de valorarla como una forma artística, pretendía eliminarla. Marina Abramović sufrió duras críticas, pero no se dejó amedrentar: “Tienes que hacerlo durante un largo, largo, tiempo sin ningún tipo de beneficio”. Abramović muestra la importancia que tiene creer en uno mismo, la determinación y la constancia que hay que poner en los proyectos que se quieren sacar adelante.

Hay dos palabras que definen, en gran parte, el trabajo de la artista: ritual y repetición. Son estos conceptos los que la han llevado a establecer un método que le permite desarrollar un nuevo state of mind o estado mental, un cambio en su manera de concebir lo que la rodea. Pone, por ejemplo, el movimiento de abrir y cerrar una puerta: no entra ni sale, simplemente la abre y la cierra tantas veces que pierde conciencia de lo que está haciendo y logra, así, alcanzar este nuevo estado mental. Se traslada, de este modo, a una nueva dimensión, a otra galaxia con posibilidades infinitas.

Pero, ¿qué fue lo que llevó a Marina Abramović a dedicarse al arte de la performance? La artista nos habla de las nubes, de cómo solía estudiar sus sombras, sus proyecciones… Uno de los días que fue al campo a estudiar las nubes, el cielo estaba despejado y, de repente, lo cruzaron unos aviones militares creando diferentes formas a partir de sus estelas. Fue este un punto de inflexión en su carrera: ¿por qué estudiar pintura pudiendo trabajar con el cielo, con el agua, con el fuego y su propio cuerpo? Abramović decidió, en ese momento, entregarse en cuerpo y alma a la performance.

El ‘Manifiesto Artístico’ de Marina Abramović, presentado en la Bienal de la Performance de Buenos Aires de 2015, muestra los principios por los que se rige tanto su vida como su arte. Lechi ha encaminado la entrevista teniendo en cuenta dicho manifiesto. Así, le ha preguntado por diversos aspectos, entre los que destacamos el autocontrol sobre su trabajo, uno de los principios presentes en este. Abramović explica que un artista no puede tener control completo sobre su vida, sin embargo, sí debería tenerlo sobre su arte.

Vida o muerte
Marina Abramović en ‘Homecoming. Marina Abramović and her children’ (2020), del cineasta serbio Boris Miljković. Fotografía cortesía de Mostra de València.

No obstante, esta concepción no ha sido siempre así. Una de las performances más polémicas de la artista fue ‘Rhythm 0’ (1974), una acción en la que Marina Abramović tomó un papel pasivo y otorgó todo el protagonismo al público, que disponía de una serie de objetos dolorosos y placenteros para utilizarlos sobre ella a su propio gusto. La artista puso el destino de su vida en las manos de un público desconocido y, reconoce, que fue una performance arriesgada.

Abramović nos habla de su concepción de arte, que está estrechamente entrelazada con la vida y la muerte: “El arte es una cuestión de vida o muerte”, cita Abramović. Un verdadero artista pone su vida en la obra, se entrega a ella, y eso es lo que Marina hizo en ‘Rhythm 0’: “Estaba dispuesta a morir”. La artista entregó el poder sobre su cuerpo al público y esto la llevó a realizar, en 2010, su performance retrospectiva ‘The Artist is Present’, una performance muy emotiva en la que el público también tenía un importante papel, aunque no tan arriesgado como en ‘Rhythm 0’: el público debía sentarse frente a ella y mirarla a los ojos durante un tiempo indefinido.

Esta idea parte de uno de los principios de Abramović, que se centra en la relación entre artista y público, en dar y recibir. ‘The Artist is Present’ fue una muestra de amor incondicional, la forma más pura de amor, según la artista, ya que se profesa hacia un completo desconocido, y es esta una de las energías principales que sintió a lo largo de la performance.

En el otro lado de la balanza, encontramos el dolor, otra constante en el arte de Marina Abramović: “Un artista debe sufrir y del sufrimiento surge el mejor trabajo”, afirma la artista en su manifiesto. Abramović distingue entre dolor y depresión, y explica que el artista debe buscar el dolor, pero no la depresión. El dolor forma parte del proceso creativo “De la felicidad no se crea ningún gran trabajo, porque la felicidad es un estado que no se quiere cambiar”.

El trabajo de Marina Abramović se puede definir como auténtico, tal y como se aprecia en la comparación que realiza entre performance y teatro: la performance es algo real, que busca un lenguaje personal, mientras que el teatro es una realidad falseada. Ambas son formas artísticas muy potentes, simplemente, son distintas.

La masterclass termina con una reflexión sobre la muerte. Abramović habla de artistas que han hecho del escenario de su muerte una performance en sí misma, como fue el caso de Yves Klein; sin embargo, para ella, la obra máxima de un artista debe ser su funeral. La muerte es realmente un despertar tras el largo sueño que es la vida. Y así aconseja afrontarla la artista: “Debes morir sin miedo, sin enfado, y de manera consciente”.

‘FOCUS’, la sección de la Mostra de València dedicada a Marina Abramović, ha proyectado ‘Homecoming: Marina Abramović and her children’, un documental de Boris Miljković, ‘Marina Abramović: la artista está presente’, un documental de Matthew Akers y Jeff Dupre, además de una serie de perfomances de la artista como ‘Confession’, ‘Spirit House: Luminosity’, ‘Rhythm 0’ o ‘Art must be beautiful, artist must be beautiful’.

Milagros Pellicer