Russafa Escènica. Dietario

#MAKMAEscena
Dietario de Russafa Escènica 2023 (I)
‘Viveros’
Piezas breves de la Comunidad Valenciana en locales no convencionales del barrio de Ruzafa de València
13 Russafa Escènica Festival de Tardor
Hasta el 1 de octubre de 2023

Russafa Escènica Festival de Tardor es como la vuelta al cole de las artes escénicas valencianas. Más allá del inicio de temporada de los espacios teatrales, este festival supone el verdadero pistoletazo de salida. A partir de ahora, nos avecinan meses de agitación cultural, aprovechando la tregua climática que ofrece el otoño (o lo poco que nos queda de él).

En su decimotercera edición, el lema del festival se centra en darle la vuelta al número trece, revertir la mala suerte y celebrar el logro que supone sacar adelante un festival ciudadano, de gestión privada, que propone nuevas maneras de concebir las artes escénicas. Una apuesta temática que continua con el sentimiento festivo de la pasada edición, ‘Positiu’, donde también se buscaba potenciar la alegría de vivir. Esta insistencia es el reflejo de una necesidad humana, la de comprometernos con la alegría y con el apoyo mutuo para hacer frente a un sistema que nos aboca al colapso.

Hace unos meses, hablando con Jerónimo Cornelles, director del festival, me decía que siempre intentan montar una parrilla de programación diversa en estilos y disciplinas. Eso significa tener que asumir riesgos durante la selección para poder incluir propuestas más experimentales o artistas que no cuentan con una carrera consolidada pero que tienen una idea prometedora. Estos saltos al vacío se compensan, por otro lado, con la programación en paralelo de compañías y artistas de prestigio. Al final, el propósito de Russafa Escènica es servir de escaparate de las distintas tendencias que conviven en el momento en la ciudad y alrededores.

Primer día de ‘Viveros’

En mi primer día de expedición por el Festival de Tardor, decido ver dos ‘Viveros’ que en mi imaginario se encuentran en polos opuestos: ‘Holocausto’, de Álvaro de la Merced, interpretada por Gloria Román, y ‘Niño Ausente’, de Juan Mandli. Es un ejemplo de lo que os comentaba hace un momento. La voz en presente de una juventud sobrecargada de ideas, frente a ese cuerpo doblegado por los años que mira al pasado como despidiéndose.

Álvaro de la Merced, graduado en Bellas Artes y con experiencia en el audiovisual, se lanza por primera vez al código teatral de la mano de la actriz valenciana Gloria Román. La pieza dibuja un viaje por los procesos creativos en colectividad, un asunto absolutamente contemporáneo ahora que hablamos de la red, del apoyo mutuo y de los cuidados, también en los entornos artísticos, tan comidos por el genio y el solipsismo.

‘Holocausto’ es un texto que habla de lo que muchas de nosotras vivimos en cada proyecto que iniciamos con nuestros delirios de grandeza y el inevitable choque de realidad. Pero qué suerte que ese choque venga de una mano amiga, que te agita con cariño y compasión.

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Juan Mandli es un actor, director y profesor de teatro con décadas de experiencia en las tablas. ‘Niño Ausente’ podría ser una lección rápida de interpretación: cómo hacer que el cuerpo hable sin pronunciar palabras, que las manos hablen, que los ojos hablen, que hable una gorra. Cómo hacer que las palabras, cuando aparecen, invoquen imágenes y no se conviertan en mero ruido.

Mandli encarna en su cuerpo y en el objeto del niño ausente los restos de una herida incurable, la del exilio y los desaparecidos en Argentina. Trae al presente ese lastre de la historia, que sigue pesando, aunque las nuevas generaciones tengamos otro orden de prioridades.

Segundo día de ‘Viveros

Seguimos con el teatro textual para luego irnos a la performance. En este caso, ambas piezas coinciden generacionalmente, pero son radicalmente opuestas en cuanto a lenguajes escénicos. ‘Plat de Pasta’, dirigida por Paula Llorens, escrita por Pau Vercher e interpretada por el mismo autor junto a Aitor Caballer, es una comedia costumbrista que desvela las complicaciones que encuentran los hombres homosexuales para vivir libremente.

En el centro, de nuevo, la amistad, un fuerte pilar que se desdibuja con las expresiones románticas. Aunque temáticamente no nos enfrentamos a nada nuevo, pues esta violencia es tan antigua como nuestra propia existencia y por suerte, en los últimos años, venimos señalándola con insistencia, la fluidez y la naturalidad de los diálogos, nos conducen como espectadores por un canal emocional libre de obstáculos. Para cuando quise darme cuenta, tenía un nudo en la garganta como un puño.

‘L’Última i mon anem’, del colectivo Marxa maxo, nos lleva a las noches de Spook, donde no hacen falta palabras ni relatos, solo cuerpos dispuestos a temblar. La bailarina Marta Sofia y el dj Ariezzz, bajo la dirección de Andrea Dolz, presentan 13 tracs de 13 canciones donde se combinan el folclore y la electrónica. En Russafa Escènica también hay cabida para las raves.

De momento, en este primer acercamiento al festival, como en otros años, brilla la diversidad de códigos. Cuando hablamos de artes escénicas, hablamos de un abanico inmenso de expresiones, donde el objetivo final sigue siendo sacudir (acudir) la emoción, bien a través de confesiones, de recuerdos, de diálogos o vibraciones.

Quiero dejar apuntada en esta primera entrega un elemento que se viene repitiendo y que intuyo será una característica de la creación contemporánea, y es el papel central que ocupa la amistad. Coherente con las líneas de pensamiento vigentes donde se habla de desmontar el modelo romántico y redistribuir los afectos, la amistad puede convertirse en el vínculo que substituya a la relación de pareja. Una, que sale pensativa después de ver tanto teatro.