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II Ciclo de cine ‘Cartas blancas a tres filósofos’
‘Carta blanca a Ana Carrasco Conde / ¿Qué hay al final de la escalera? El silencio, el mal y la muerte’
Cineteca
Pl. de Legazpi 8, Madrid
Enero de 2024

El pasado mes de enero tuvo lugar la segunda edición del ciclo ‘Cartas blancas a tres filósofos’, una iniciativa impulsada por Cineteca Madrid en la que José Luis Villacañas, Juan Arnau y Ana Carrasco Conde realizaron una selección de películas y dieron una conferencia en aras a responder a la siguiente pregunta: ¿qué ven los filósofos cuando acuden a una sala de cine?

Desde MAKMA tuvimos el placer de asistir a la última sesión, impartida por Ana Carrasco Conde: ‘¿Qué hay al final de la escalera? El silencio, el mal y la muerte’.

Con este título, prestado de la película de Peter Medak (1980), la filósofa del mal reflexionaba en torno al sentido de la filosofía: a-sombrarse, entendido como la idea de acercarse a la sombra. La tradición filosófica y cultural parece haber asentado la relación entre luz y conocimiento (ilustrar, iluminar, arrojar luz sobre un asunto), pero ¿qué hay de la sombra?

El listado de películas seleccionado por la filósofa nos puede ayudar a esclarecer (¿o sería mejor decir oscurecer?) este asunto: ‘Tres colores: Azul’ (Krzysztof Kieslowski, 1993), ‘La cinta blanca’ (Michael Haneke, 2009), ‘Nostalgia de la luz’ (Patricio Guzmán, 2010) y ‘El séptimo sello’ (Ingmar Bergman, 1957).

La escalera, como hilo conductor de la conferencia, nos impulsa a preguntarnos por lo que hay al final. Las escaleras, en el cine de terror, suelen apuntar al sótano o a la buhardilla y, de no ser transitadas por los personajes, aquello que hay al final de estas subirá o bajará hasta llegar a alcanzarlos: “No es tarea grata afrontar el mal”.

La autora recurre a la etimología de la palabra ‘misterio’ para referir la privación de los sentidos que surge en la experiencia estética ante las películas de terror, pues nos tapamos los ojos –intentando entrever– y nos quedamos callados, mudos, boquiabiertos –intentando hablar–.

Lo irrepresentable, lo indecible, lo inefable, ¿es tal en realidad? Como explica Carrasco, ya los filósofos presocráticos miraban a las estrellas con el fin de encontrarle sentido al universo. ¿Hemos cambiado la cúpula celeste por las salas de cine?

“El cine imprime un modo de mirar”, es más, nos enseña a mirar con alguien, a la par que a callar para escuchar. Y esta será la principal cuestión en torno a la que girará la película de ‘El séptimo sello’. Salir del ensimismamiento para escuchar, generar comunidad para poder ser con otros.

La música y el sonido nos permiten, más allá de representar un sentimiento, experimentarlo. Esta idea aristotélica está presente en el cine, y es la que hace posible que podamos escuchar lo que hay al final de la escalera. El protagonista del filme está obsesionado con ser escuchado, no ha vivido una vida en comunidad y por ello trata de retrasar la llegada de la muerte mediante una partida de ajedrez, pues no está preparado para llegar al final de la escalera.

La necesidad de este peculiar viaje del héroe queda patente en las palabras que el sacerdote le dice a Antonius Block (Max Von Sydow) cuando este acude a confesarse: “En el borde de la vida hay que enfrentarse a las tinieblas”.

Atender a las señales para ver más allá de las nubes y alcanzar las estrellas, un énfasis en esta idea de enfrentarse, pues la película, como afirma la filósofa Ana Carrasco Conde, no trata sobre la muerte, sino sobre las decisiones que tomamos en la vida. La libertad del protagonista, siguiendo a Kierkegaard, solo se da cuando se comunica, se da “con el otro, no a pesar de él”.

El cine nos permite escuchar, vibrar conjuntamente y, si bien parece suponer un paréntesis en nuestra vida, es necesario extrapolar esta actividad al día a día. Mirar al final de la escalera supone dar cuenta de las posibilidades de acción, de las dinámicas que se dan y que podrían darse. Mirar al final de la escalera implica escuchar, escucharnos, una cuestión de responsabilidad que nos concierne a todos, y el cine se vuelve un medio para ello.