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‘Enfoca al corazón para cambiar el mundo’
IV Premio Internacional de Fotografía Esperanza Pertusa
Comisaria: Gertrud Gómez
Ateneo de Madrid
Calle del Prado 21, Madrid
Hasta el 30 de octubre de 2025
La exposición colectiva ‘Enfoca al corazón para cambiar el mundo’ reúne en el Ateneo de Madrid las obras ganadoras de la 4ª edición del Premio Internacional de Fotografía Esperanza Pertusa, que vincula arte fotográfico y transformación social. La muestra, organizada por la Fundación Esperanza Pertusa –una entidad ilicitana dedicada a proyectos solidarios–, presenta imágenes con un fuerte contenido humano sobre la pobreza y la exclusión social.
Más de 320 fotógrafos de diferentes países participaron en esta edición, ofreciendo proyectos que buscan despertar conciencias y motivar a la acción ante realidades de marginación.

El resultado es un recorrido visual profundo e inspirador, donde la belleza y la representación de la compasión van de la mano. La vida cotidiana de una persona con discapacidad, la lucha de una comunidad andina por sus glaciares o el derecho al juego de niñas en entornos vulnerables son algunas de las historias plasmadas en las fotografías premiadas. La muestra puede visitarse en la Sala Laffón del Ateneo de Madrid hasta el 30 de octubre de 2025.
Una disposición simbólica: de la crudeza a la esperanza

Al entrar a la sala, el visitante se encuentra con dos imágenes dispuestas verticalmente una encima de la otra. Es el único ejemplo en la exposición y ambas son de Ángela Ponce. En la superior, ‘Guardianes de los Glaciares’, una pareja vestida al modo andino parece congelada no por la foto, sino, como la estalactita de hielo, por estar dentro de una cueva de hielo en Perú, como figuras sufrientes de la opresión que marcan el tono de la exposición.

La de abajo, en Cusco, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, en el Campo de Hielo Quelccaya –que hasta hace poco era el mayor glaciar tropical del mundo–, muestra a una joven con una manta andina, la única prenda que la protege del frío, de su posible desaparición y de la opresión por el peso de la foto superior.
La comisaria, Gertrud Gómez, explica que se trata de una decisión consciente para abrir y anclar el sentido de la exposición. Este se cierra al final del recorrido con una fotografía en el lado opuesto de la sala y a ras de suelo: ‘289 Street-Estamos Aquí’, de Francesco Pitón.

Presente en la inauguración, me recordaba su pasado como fotógrafo de moda y cómo eso le hastió. Ahora se dedica más a la fotografía de arquitectura. Ambas influencias se ven en su foto: el repudio de la pasarela, por las personas recortadas a la izquierda y el espacio negativo en primer término, que recuerda un vacuo desfile; y ese mismo espacio y las líneas geométricas de la acera en cuanto a la arquitectura. Todo ello cristaliza en el hombre de la composición, prostrado de pura indignidad, vencido ante un vacío que, volvemos al inicio, proviene opresivamente desde de arriba.
Gómez traza un poderoso arco narrativo en la exposición, un viaje sobre la opresión del hombre y la naturaleza y su resistencia en un glaciar, hasta llegar al hombre desolado sobre el cemento de una calle comercial en el centro de una ciudad. Con un mensaje de empatía, transita desde la exclusión hasta la luz de la solidaridad, comprendiendo que al enfocar al corazón incluso las historias más dolorosas iluminan conciencias.

Destaco el primer premio a ‘El Deseo’, de Alejandro Carmona (Argentina). Un proyecto valiente que indaga en la sexualidad y la intimidad de personas con discapacidad, que a menudo quedan “al margen, en las orillas” de la sociedad y a quienes “la norma descarta por no productivos negándoles el placer”.
Las fotografías de ‘El Deseo’ muestran momentos de intensa conexión entre Caryna, una trabajadora sexual, y hombres con diversidad funcional. Carmona rompe tabúes al visibilizar el deseo de cuerpos negados, reivindicando el derecho al afecto y al placer como parte de la dignidad humana. Sus imágenes, de calidez y honestidad, conmueven y hacen reflexionar sobre nuestros prejuicios.

Uno de los accésits, ‘The right to play’, de Lee-Ann Olwage (Sudáfrica), muestra una colorida serie que aborda las barreras que enfrentan las niñas para acceder a la educación en comunidades empobrecidas. Olwage plantea una pregunta poderosa: “¿Cuáles son los sueños de las niñas y cómo sería un mundo que les permitiera aprender y jugar libremente?”.
Para responderla, crea escenarios lúdicos y colaborativos donde jóvenes de entornos rurales aparecen estudiando y divirtiéndose sin las limitaciones de la pobreza, las normas restrictivas o la violencia. Sus fotografías, alegres y simbólicas, dibujan un mundo de posibilidades cuando ellas pueden soñar.
El mensaje es claro: invertir en la educación y la imaginación de las niñas es sembrar un futuro mejor. La serie celebra la resiliencia y la creatividad, transformando en belleza visual la aspiración universal al derecho a jugar y soñar.
Estas tres propuestas premiadas –intimidad y discapacidad, medioambiente y cultura indígena, educación y género– evidencian el alcance global del premio Esperanza Pertusa. Los autores, de América, África y Europa, han convertido temas complejos en imágenes de gran potencia estética y emocional.
El jurado destacó esa capacidad de encontrar belleza con significado social, amplificando el mensaje humanitario. En conjunto, funcionan como el corazón de la exposición, mostrando cómo la fotografía humaniza a los olvidados y cataliza la reflexión.
Detrás de las fotos: jurado, comisariado y Fundación
Un jurado internacional compuesto por tres profesionales de la fotografía y la gestión cultural, seleccionó estas obras. Claude Bussac, exdirectora de PHotoESPAÑA y actual directora de Estudios Artísticos de la Casa de Velázquez, aportó su visión global; Isabel Muñoz, fotógrafa española Premio Nacional de Fotografía 2016, conocida por su compromiso social, sumó su sensibilidad para hallar belleza en el dolor humano; y Ana Palacios, fotoperiodista especializada en derechos humanos, añadió su enfoque documental y humanitario. Juntas evaluaron 323 propuestas y escogieron las series que combinaron calidad artística e impacto social.
Gertrud Gómez, conservadora del MACA (Museo de Arte Contemporáneo de Alicante), dio coherencia expositiva al conjunto. Gracias a su curaduría, las fotografías se ordenaron con intencionalidad narrativa –como la foto inicial y final– para transformar los proyectos en una experiencia única. Gómez consigue que la muestra se perciba no como obras aisladas, sino como capítulos de una historia coral sobre la injusticia y la esperanza.
La Fundación Esperanza Pertusa sustenta el trasfondo y la razón de ser de este evento. Creada en 2013 en Elche por la empresa de calzado Gioseppo, la fundación tiene como objetivo “devolver a la sociedad parte de lo que nos da”. Su labor se centra en apoyar a colectivos vulnerables, especialmente mujeres y niñas, mediante proyectos de vida digna, salud, empleo social y sensibilización.
En poco más de una década, ha canalizado más de un millón de euros en iniciativas solidarias, donado miles de pares de zapatos y contribuido a crear decenas de empleos de inserción. Dentro de su eje de sensibilización, el Premio Internacional de Fotografía es una apuesta innovadora: utilizar el poder de la imagen artística para generar conciencia social.
La fundación considera que “ver la realidad es el primer paso para transformarla”, y se esfuerza en acercar estas fotografías al público a través de exposiciones itinerantes. Así, el impacto del certamen trasciende lo artístico para convertirse en un motor de cambio.
Reflexión final: cuando la belleza duele y cura
Recorrer ‘Enfoca al corazón para cambiar el mundo’ es una experiencia impactante. No es habitual salir de una exposición fotográfica con un nudo en la garganta y, a la vez, una chispa de esperanza en la mirada, pero eso es justamente lo que logra esta muestra. Imagen tras imagen, se ponen nombre y rostro a estadísticas que a menudo nos resultan abstractas: detrás de cada número sobre pobreza hay personas concretas con sus sueños y dolores.
Hubo fotografías que me interpelaron. La serie ‘El Deseo’ me hizo cuestionar mis prejuicios sobre la sexualidad de las personas con discapacidad; la ternura de Carmona recordó que el afecto es un derecho universal.
La mirada desafiante de una joven saharaui en ‘Juventud en marcha’ y las risas de las niñas en ‘The Right to Play’ encarnaron la fortaleza que sobrevive en la adversidad. Al salir, las fotografías cumplieron su cometido: mover el corazón y la conciencia. No podemos contribuir al mundo sin mirarlo de frente, con empatía y honestidad.
En conclusión, ‘Enfoca al corazón para cambiar el mundo’ combina estética con mensajes de denuncia y esperanza, demostrando el papel crucial de la cultura en la transformación social.
La exposición ofrece un goce visual y una invitación a reflexionar sobre realidades invisibles para el público interesado en arte y fotografía. Para quienes creen en el poder de la imagen como catalizador de cambio, esta exhibición confirma que una fotografía puede sacudir conciencias. En definitiva, enfocar el corazón –mirar el mundo con humanidad– nos permitirá cambiarlo; un gesto y una imagen a la vez.

