Ignasi Prat, «El mundo de los vencedores»
Addaya Centre d’Art Contemporani
C/ Alexandre Rosselló, 10. Alaró (Illes Balears)
Comisario: Alex Brahim
Hasta el 11 de abril de 2015
Partiendo de la inquietud generada por la lectura de la novela Mala gente que camina de Benjamín Prado (Alfaguara, 2006), motivado por la brutalidad de la represión franquista y sobre todo por la impunidad irreversible de la que ha disfrutado, Ignasi Prat se adentra en una arqueología histórica del franquismo basada en la recuperación estética de las fachadas de las casas de los máximos responsables del régimen y la represión que llevaron a cabo.
Una primera etapa -aún abierta- de investigación la componen las actas de defunción de los implicados, en las cuales figuran las direcciones de sus residencias oficiales en el momento de su muerte, seguida de la búsqueda de estos lugares por la geografía española, hasta identificarlos y fotografiarlos. Prat se apropia una imagen que no es tanto un recuerdo como un pliegue espacio-temporal de un instante político que sobrevive camuflado al hecho histórico; pone luz y foco sobre estos refugios velados del poder, cuya fisicidad sobrevive a la biografía de sus propietarios, albergando para sus sucesores, además de un hogar, las prebendas asociadas.
El autor opta pues por señalar con perspicacia y sutileza el sinsentido mismo que da cimiento a la historia oficial. El trabajo es un claro manifiesto de ruptura generacional –el de quienes no vivieron el régimen- que se adentra en la actual economía de la experiencia sígnica, haciendo de sus retratos del mundo de los vencedores el lugar mismo de puesta en crisis de su relato, aquel que por consenso garantizó su inmunidad, la permanencia de sus intereses y el silencio del relato de los vencidos.
Esta revisión de los postulados estéticos del régimen, simbólicamente elementales como marca de clase en su autorepresentación, a partir de aquello abiertamente visible de sus espacios de intimidad, supone un perverso giro, un lado B de su propia imagen que ejerce desde la justicia poética un compromiso con las deudas del pasado que el hoy aún reclama. Se trata de una práctica cultural crítica que se nutre de la historiografía y el archivo, vinculados a una producción fotográfica de rigor que se sirve del medio y su función nemónica como dispositivos de contrasentido: la transmisibilidad de la fotografía como actualización disruptiva y no como continuidad. Entre lenguaje visual y narrativa histórica, esta fusión del discurso político y el estético supone un acto de responsabilidad semiótica con la óptica, en tanto que punto de vista fáctico del hecho fotográfico y lugar ético de aproximación al hecho histórico.
Bajo el subtítulo de Salón de invierno, en su primera exposición en una galería el autor hace un irónico guiño a la estética y la estructura de los salones de arte del régimen, a través del sistema de montaje y el cordel utilizado y de esta misma hoja de sala. Además, una proyección con todas las fotografías que forman parte del proyecto a día de hoy, una publicación del anterior Salón de mayo y las actas de defunción de los implicados complementan el repertorio expositivo.
Así mismo, El mundo de los vencedores incorporará nuevos materiales, más residencias, otros métodos, referencias y herramientas como Google Earth, y adoptará diversos formatos o subtítulos complementarios para generar nuevas lecturas y dispositivos, en función del grado de desarrollo y el contexto que acoja cada exhibición. Un proceso artístico abierto que es también un medio histórico provisional: una forma de mantener presente la urgencia de aquello que todavía resulta expectante.
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