Antonio Pérez

#MAKMAArte
‘Complicitats’, de Antonio Pérez
Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM)
Quevedo 10, València
Hasta el 18 de febrero de 2024

Sobre una obra serigrafiada de Antonio Saura, Antonio Pérez (Sigüenza, 1934) posicionó, a modo de ojos, una lata oxidada y aplastada. Así es ‘Sobresaura’, uno de los objetos encontrados de Antonio Pérez. En la exposición ‘Complicitats’ del MuVIM –que homenajea a Pérez y a los veinticinco años de la Fundación Antonio Pérez (FAP) de Cuenca– esta pieza dialoga con los ‘Autos de Fe’ de Saura, obras que el oscense le regaló a su ex-vecino y gran amigo Antonio Pérez.

El seguntino conoció a Saura –así como a Manolo Millares– cuando recorrió el río Tajo, en 1957. Por su afición a recorrer a pie estos cursos de agua, Juan Marsé (otro de sus grandes amigos) le apodó “el andarríos”. Mientras tanto, fue a Pérez a quien se le ocurrió nombrar Manolo Pijoaparte el personaje de ‘Últimas tardes con Teresa’. Y es que Pérez siempre fue un apasionado por la lectura. Por eso, Alejo Carpentier le decía “biblioteca ambulante”.

‘Sobresaura’, de Antonio Pérez (a la derecha) y reproducción de la pieza hecha por Ricky Dávila, en el MuVIM. Foto: Tátylla Mendes.

La verdad es que fue leyendo, que Antonio Pérez descubrió aquello que más le entusiasma: el arte. Todo empezó con ‘Ismos’, de Ramón Gómez de la Serna. “En este libro yo descubrí el arte moderno”, reveló Pérez en una entrevista. En otra ocasión, comentó además que a Gómez de la Serna siempre le consideró como su gran maestro, “que a mí me lo enseñó todo”.

En obras como ‘El rastro’ y ‘Los caprichos’ o incluso en algunas de sus greguerías, se percibe que el escritor madrileño no comprendía los objetos usados y desechados como “cotidianidad extinguida” (F. Umbral y G. Torrente Ballester), sino que dedicaba a esos enseres una mirada poética, de la cual comparte Antonio Pérez, un coleccionador empedernido de piezas artísticas y objetos encontrados.

¿Síndrome de Diógenes?, alguno puede pensar. Pero el mismo Jacques Lacan le dijo a Pérez alguna vez: “¿Qué tiene que ver eso?, si a usted le gustan las cosas que escoge. Porque no colecciona todo, solo aquello que le gusta”. Y a Pérez lo que le gusta por encima de todo es el arte. No es casualidad que el periodista Paco Yáñez lo considere un “arteherido”, diciendo que el seguntino “lleva el arte de un modo tan profundo que le condiciona totalmente la vida y la mirada”.

¿Cómo si no alguien iba a mirar unos papeles de caramelo pisados en el suelo y acordarse de ‘Las meninas’ de Velázquez? Las ‘Meninas’ de Antonio Pérez son algunos “de los objetos que más nos distinguen en la Fundación”, cuenta la conservadora de la FAP y comisaria de la exposición, Mónica Muñoz, mientras nos enseña algunas niñas hechas con el estaño que recubre las botellas de vino –las primeras que hizo Pérez–, así como otras de casquillos de bombillas, jícaras y papeles de caramelo.

Algunas de las ‘Meninas’ hechas de papeles de caramelo, de Antonio Pérez, en el MuVIM. Foto: Tátylla Mendes.

La mirada cómplice con la que Antonio Pérez realiza estos objetos encontrados se percibe al apreciar, muy cerca de ellos, las obras ‘Reina Mariana’, de Manolo Valdés, y ‘Mariana y las moscas’, de Equipo Crónica. De ahí el título de la exposición, ‘Complicitats’, ya que la muestra está formada por los más diversos homenajes que Pérez hace a movimientos artísticos y a artistas que admira.

“Lo que Antonio pretende con los objetos es hacer un guiño a la historia del arte –aclara Muñoz–. No ha sido una tarea fácil elegirlos porque la lectura que hace del arte contemporáneo a través de los objetos abarca desde el pasado siglo XX hasta la actualidad. Pero bueno, a lo largo de esta exposición podremos ver estos objetos homenajes de Antonio junto con las obras de algunos artistas a los que hace referencia, creando un diálogo incuestionable, al mismo tiempo en que involuntariamente didáctico”.

El primero de estos diálogos es reforzado por una coincidencia. Antes de bajar a la sala donde está ‘Complicitats’, nos encontramos, en la entrada del MuVIM, con el ‘Urbanisme poètic’ de Miquel Navarro. Ya abajo se puede apreciar ‘La ciudad desierta de Miquel Navarro’, hecha por Pérez.

Vista de salón de la exposición ‘Complicitats’ con el homenaje a Miquel Navarro en primer plano. Foto: Tátylla Mendes.

Asimismo, con los desechos de una fábrica de cables, Pérez crea un homenaje a Claes Oldenburg y al pop art. Con un conjunto de latas oxidadas hace un homenaje a los bodegones de Morandi. Utilizando cepillos, realiza un homenaje a Jesús Rafael Soto y al arte cinético. Utilizando un bebedero de pájaros homenajea las casitas de Eva Lootz. Y con algunos dientes de excavadoras, crea un homenaje a los castrati.

Al admirar estos y otros objetos encontrados de Antonio Pérez se nota su particular aporte a esta rama del arte. Una tradición que –no a salvo de polémicas– se remonta al cubismo.

Picasso fue uno de los primeros en mezclar objetos en sus obras. Acordémonos, por ejemplo, de ‘Naturaleza muerta con silla azotada’. Luego vino Marcel Duchamp, quien acuñó el término readymades y popularizó la idea con su ‘Fuente’ y otras obras. Después, los surrealistas la desarrollaron y consagraron. Un ejemplo clásico es el ‘Teléfono-langosta’, de Salvador Dalí.

Sin embargo, cada uno de los artistas que trabaja con el objeto encontrado explora de distinta manera el potencial de sentido que desencadenan esos enseres. Antonio Pérez lo hace interviniendo poco o nada en los objetos que encuentra, teniendo en cuenta la acción del tiempo (el gran escultor, según Yourcenar), posicionando estos objetos en un contexto distinto y resignificándolos, con vistas a crear sus homenajes.

‘Homenaje a Claes Oldenburg’, de Antonio Pérez, en el MuVIM. Foto: Tátylla Mendes.

Por eso, visitar la exposición ‘Complicitats’ nos hace revisitar la historia del arte moderno y contemporáneo. Asimismo, nos llena los ojos de referentes y la mente de reflexiones sobre nuestra forma de mirar el mundo, sobre el poder del tiempo y la grandeza de lo humilde.

En este sentido, la mirada de Pérez se acerca a la percepción azoriniana. Prueba de ello es uno de los objetos más conocidos de Antonio Pérez: el bote de vilanos. Mónica Muñoz añade que “el bote de vilanos es una obra que Antonio siempre cambiaba con sus amigos por una obra, pues, una obra de Saura, una de Gordillo”.

De hecho, Pérez tuvo y todavía mantiene contactos directos con muchos de los íconos culturales del último siglo. Fue y sigue siendo amigo de muchos de ellos. En el documental ‘Objeto Encontrado’, dirigido por César Herrada –que también se puede apreciar en la exposición ‘Complicitats’– Luis Gordillo comenta: “Yo pienso que Antonio, entre los cacharros raros que colecciona, estamos también los pintores”. Súmense a ello escritores, críticos y músicos.

La lista es larga. De los ya mencionados Saura, Millares y Gordillo, a Fernando Zóbel, Gustavo Torner, Joan Brossa, Joan Miró, Lucebert, Rafael Canogar, Carmen Calvo, Miquel Barceló, Alfredo Alcaín y Javier Pagola, por citar algunos artistas. Entre los escritores, además de Juan Marsé, están Pío Baroja, Cela, Hemingway, Juan Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, Juan Benet, Ramon Chao, José Ángel Valente, Gaya Nuño y Concha de Marco, Blas de Otero y otros. Y aún tendríamos que añadir a Pere Portabella, Pepe Martínez, Amancio Prada, Raimon, Paco Ibáñez, Javier Krahe y muchos más. ¡Vaya lista de amigos, eh!

‘Familia Duchamp’, de Antonio Pérez, en el MuVIM. Foto: Tátylla Mendes.

De todos modos, cabe aclarar que Pérez no homenajea solo a amigos y conocidos con sus objetos encontrados. Ejemplo de ello es ‘Familia Duchamp’, un conjunto de botelleros de distintos tamaños, todos muy similares al ‘Bottle Rack’ de Duchamp. Está también el ‘Homenaje a Gilda’, “que recuerda esa forma maravillosa de Hayworth bailando”, comenta el director de la FAP, Jesús Carrascosa.

En cuanto a las referencias al cine, merece hincapié, además, la pieza que ilustra el cartel de la exposición. Se trata de ‘Homenaje a Buñuel’, que, según aclara Muñoz, se refiere “en concreto a la película ‘Viridiana’”.

Tras la aclaración de la comisaria, miramos otra vez la pieza y nos parece realmente ver a Silvia Pinal (la actriz que interpretó a Viridiana) adormecida en la cama de don Jaime (Fernando Rey). Será porque a lo largo de nuestra visita a ‘Complicitats’, el arte del gran encontrador de objetos, Antonio Pérez, también ha sido capaz de enseñarnos a mirar más allá de las apariencias.

Antonio Pérez
Detalle de la fotografía de Antonio Pérez con ‘Sobresaura’, hecha por Santiago Torralba, en el MuVIM. Foto: Tátylla Mendes.