Alejandra de la Torre

#MAKMAArte
‘Bye bye souvenir’, de Alejandra de la Torre
Galería Cuatro
La Nau 25, València
Hasta el 22 de abril de 2022

“Yo hablo mucho a través de los objetos”, apunta Alejandra de la Torre. Y lo que le dicen, en los últimos trabajos que presenta en Galería Cuatro, es que hubo un tiempo, muy cercano, en que la gente viajaba por el mundo con una libertad hoy añorada. “A mí lo que más me ha afectado todo esto del Covid es la reaparición de las fronteras”, proclama. De manera que, habiendo recuperado en parte la movilidad perdida, los viajes, de momento, ya no son lo que eran.

Tanto pasaporte covid, tanta PCR y tanta restricción han lastrado la soltura con la que hace tan solo un par de años se cogían trenes, autobuses y aviones. Alejandra de la Torre pone el foco en la distorsión de la experiencia viajera por culpa del coronavirus, utilizando los souvenirs como recuerdos, todo lo banales que se quiera, del más reciente pasado turístico. Souvenirs que la artista incluye como protagonistas de su obra más reciente, con el fin de revelar lo que late en ese universo de objetos que se expanden como su pintura.

“Cogiendo algo que le es común a mucha gente, se puede entender mejor el mensaje”, dice quien ha titulado muy elocuentemente su exposición ‘Bye bye souvenir’. Porque es así, despidiéndose de esos souvenirs adquiridos durante los viajes, como la artista da cuenta del confinamiento sufrido, al tiempo que coloca al objeto ordinario en fuente de inspiración y de transpiración mental.

Vista de la exposición ‘Bye bye souvenir’, de Alejandra de la Torre, en Galería Cuatro.

Galería Cuatro se convierte, de esta forma, en un espacio intervenido por De la Torre para que sus obras por separado se fundan con las paredes de la sala, dotando al conjunto de una atmósfera viajera que, como su pintura, se expande para dar fe de la necesidad amplificadora del mundo empequeñecido por la pandemia. “Jamás habíamos tenido un problema así y, en cierto modo, ha sido una forma de darte cuenta que las cosas las puedes perder de un plumazo”, explica, en alusión a las dificultades vividas junto a su compañero australiano, al que se le acabó el visado mientras se iban cerrando los espacios aéreos.

“En esta exposición hablo de los proyectos que he perdido y de los sitios a los que no he podido ir. Y para representarlos he cogido los souvenirs, que son lo más común de los viajes, y los he pintado rotos, haciendo un listado de los sitios donde he estado o donde me hubiera gustado ir para representarlos”. Ciudades de Japón, Colombia, Portugal, Italia, Francia, Perú, Turquía o Rusia, ahora de triste evocación bélica, aparecen en la exposición tras las huellas dejadas por los objetos simbólicas que las aluden.

Son objetos ordinarios, incluso cutres, sobresaliendo del fondo escenográfico de una pintura expandida que anima al espectador a sumergirse en la añoranza viajera. “Me interesa la pintura, pero se me queda corto el cuadro. Necesito salirme de los límites del marco. Si me dieran libertad, mis exposiciones serían casi todas expandidas, ocupando todo el espacio de la galería. En este sentido, cada obra es como un recorte de una larga historia asociada a cada souvenir. Y, aunque parezca que no, soy muy meticulosa para que el conjunto tenga equilibrio”.

Una de las piezas de la muestra ‘Bye bye souvenir’, de Alejandra de la Torre, en Galería Cuatro.

Añoranza, expansividad y apego por los objetos como memoria de lo que muchos de ellos representan, más allá de su ordinariez y más acá de su valor sentimental. “Se puede representar el viaje de mil maneras, pero jugar con algo tan kitsch, tan cutre, me gusta, porque en cierto modo está en la memoria de todos. Juego con la idea del objeto vivido”, resalta Alejandra de la Torre, que transforma el souvenir en objeto artístico.

“Me encanta coger cosas que la gente considera cutres y poder llevarlas a un punto artístico; transformar lo cutre en arte. Ofrezco una visión cambiada de los objetos, proponiendo cierta añoranza que los transforma en algo bello”. En este sentido, dice que tiene que ver con la saudade (“tengo alma de portuguesa”), aunque lo matiza: “A ver, creo en la añoranza, pero no como ese sentimiento que te bloquea y melancoliza, sino como aquello que te permite progresar de alguna manera”.

‘Bye bye souvenir’ es, por tanto, una despedida de aquel tiempo viajero y desinhibido, al que la artista da la bienvenida mediante un trabajo catártico y liberador que, lejos de apuntar al drama, sirve para espantar fantasmas. “De hecho, la exposición es más alegre que triste. No tiene que ver con el duelo, sino con la experiencia vivida que aparece mediante mi propio lenguaje”.

Una de sus primeras obras ya hablaba de la belleza de la acumulación, dado lo mucho que le cuesta, dice, deshacerse de los objetos que son para ella “como cámaras de recuerdo”. Acumulación de objetos e imágenes que convierten la Galería Cuatro en una suerte de viaje espacial con aromas de ácido lisérgico. “Soy inquieta, nerviosa, y si me pones ante una pieza que la puedo ver entera con un golpe de ojo, le voy a dedicar dos segundos. En cambio, si la obra está repleta de diversos elementos te has de detener y observar muchas más cosas. Por eso me gusta jugar con diferentes capas, distintos lenguajes y acabados, a los que tienes que prestar especial atención”.

Una de las obras de la exposición ‘Bye bye souvenir’, de Alejandra de la Torre, en Galería Cuatro.

Dice que le gusta viajar, porque es el único momento en que puede parar de trabajar (“soy adicta al trabajo; mi cabeza va a mil”). Como le gusta la pintura expandida: “Si no lo hago más es porque los galeristas a veces no confían en mí. Aquí he podido hacerlo, por lo cual les agradezco mucho, creando el mundo tal y como yo pienso una exposición”, empezando con una pieza grande sobre un intenso fondo azul en el que destaca un souvenir de Arganda del Rey, “un plato que rompí para crear esta obra”.

Todo el espacio de Galería Cuatro está reservado para que afloren varios cuadros formando una sola pieza y de igual manera que dice buscar el equilibrio en cada una de las obras por separado, equilibra también el espacio en su conjunto. “Utilizo elementos gráficos, como la señalética que hay en los aeropuertos, que me sirven para alcanzar ese total equilibrio”.

Los cuadros, explica la artista, primero los mancha y luego pinta por encima, de forma que donde caiga la pintura tenga que adoptar soluciones. “Diríamos que me creo problemas para tener que resolverlos, lo cual me aporta cosas que por mí misma nunca hubieran aparecido. Ese punto de azar también forma parte de mi manera de trabajar. Siento tensión, pero quiero luchar contra esta tensión, no quiero que me limite”.

‘Bye bye souvenir’. ¿Falta ahora ‘Hi, hi, souvenir’? “Pues ojalá” [risas]. “Es que antes tú te ibas a Londres como quien se iba a Toledo, pero ahora que empezaban a levantarse las restricciones va y pasa lo de Rusia, entonces no sé yo”, concluye Alejandra de la Torre, rodeada de los acidulados souvenirs que saltan a la vista en la efervescente Galería Cuatro.

Alejandra de la Torre, junto a una de sus obras, en Galería Cuatro.