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Ciclo ‘Gitanos. 600 años de su llegada a España’
Organiza: Publicaciones del Sur
Centro Cultural Fundación Unicaja
Palacio Episcopal de Málaga
Plaza del Obispo 6, Málaga
Hasta el 4 de diciembre de 2025
La grandeza del arte flamenco no sería tal sin la festiva, a la par que severa y sentida, aportación de la comunidad gitana. Ciclos como el titulado ‘Gitanos. 600 años de su llegada a España‘, organizado por Publicaciones del Sur y patrocinado por la Fundación Unicaja, contribuyen al conocimiento, por parte del público profano y más o menos entendido, de esta idea.
El pasado 16 de octubre tuvo lugar un primer encuentro de esta sugerente cita, que se prolongará los días 26 de noviembre y 4 de diciembre en un escenario especial: nada menos que la antigua capilla del Palacio Episcopal de Málaga, uno de los espacios más interesantes de la Fundación Unicaja. El programa de cada día es doble: conferencia y actuación posterior. Y ojito para los rezagados, que se llena.
‘Los gitanos flamencos de Málaga’ ha sido el pistoletazo de salida del ciclo, y ha contado con la participación de Rafael Ruiz García, divulgador flamenco, Factótum y Consiliario de la Peña Juan Breva (Málaga), y de José Manuel Fernández y Rubén Lara, cantaor y guitarrista, respectivamente.
Ruiz García brindó a los asistentes una charla con algunos apuntes históricos y cuatro protagonistas sobresalientes del flamenco gitano malagueño. Dos hombres y dos mujeres: El Piyayo, el Cojo de Málaga, La Repompa y La Cañeta.

Los gitanos alcanzaron Andalucía en 1465, tras una primera incursión en el reino de Aragón hace ahora 600 años. Muy pronto se producirían las persecuciones, claves en la dispersión dentro del territorio, y en el desarrollo del cante –en San Fernando (Málaga)–, así como en la fundación de las gitanerías, o barrios de comunidad calé. Así, las comunidades de Málaga se asentarían, a principios del siglo XX, en tres puntos de la ciudad: El Ejido y dos calles, la de los Negros (sic) y Altozano, además de en el muy céntrico barrio de Nuevo Mundo (hoy extinto), y los de La Trinidad y El Perchel.
La charla transitó por el legado artístico de esos cuatro artistas, cuya gitanidad se transmitirá a artistas tan totémicos como Camarón de la Isla o Antonio Mairena, quienes harán propios los populares tangos del Piyayo, explicó el divulgador flamenco.
Trinitario, Rafael Flores Nieto (alias El Piyayo) fue un personaje peculiar, se dice que con un punto pendenciero, nacido en 1864; entre los tumbos que dio se cree que viajó a Cuba, de ahí la influencia en sus tangos de la guajira. Estos cantes han sido adaptados hasta por luminarias psicodélicas como los malacitanos Tabletom, comentó el divulgador.
En relación con Joaquín José Vargas Soto, más conocido como el Cojo de Málaga, se destacó su carácter pionerísimo en la primera mitad del siglo XX –había nacido en 1880–, con hitos como el hecho de ser el primero en grabar una bulería por soleá, o una juerga gitana; de hecho, estuvo dos décadas grabando, pese a que, al morir en el olvido, estos discos quedasen sepultados. Fue un maestro de las tarantas y otros cantes de Levante, y figura de la llamada ópera flamenca, hace un siglo.
La Repompa y La Cañeta, vidas flamencas paralelas
Fueron coetáneas, amigas y gitanas, aunque con distinto destino vital: La Repompa murió jovencísima de peritonitis, en 1959 (había nacido en el 37 con el nombre de Enriqueta Reyes Porras), mientras que La Cañeta (que vino al mundo en 1936 como María Teresa Sánchez Campos) disfrutaría de una carrera larga, hasta antes de ayer, casi. Se criaron en lugares como el céntrico Huerto de las Monjas malagueño, y cantaron juntas desde pequeñitas.
Ruiz García explicó que ambas cantaoras pertenecían a una banda de críos que se buscaban la vida por las tabernas de la ciudad, lugares desaparecidos como el tablao malagueño El Refugio, o en El Pimpi. A La Repompa le dio tiempo a grabar apenas siete cantes en pleno apogeo de la bulería, innovando notablemente en palos como el tango.
La Cañeta, por su parte, desarrolló una trayectoria profesional muy notable que la llevaría a Estados Unidos y Japón, si bien no sería conocida en su ciudad hasta bien entrados los años 80. Lola Flores no escatimó en elogios hacia la artista malagueña, a la que describió como “la artista más grande que había conocido”. El divulgador añadió que, además, La Cañeta tenía y tiene “el don de la afición”.
Precisamente, la cita estaba llena de aficionaos de distintas edades, de modo que el remate no podía ser de otra forma que con un recital flamenco. Cantaor de la tierra –concretamente, del pueblo de Álora–, José Manuel Fernández empezó con cantes de Levante por el Cojo de Málaga y siguió con una soleá por bulerías para acabar “metiendo unos fandanguitos de La Repompa”, rematando con unos tangos del Piyayo y la Pirula –madre de La Cañeta y legendaria cantaora perchelera–. Echó mano, además, de algún cante familiar canastero.
El guitarrista Rubén Lara secundó con finura y atrevimiento vertiginoso en los trastes la voz humilde, rajada y sentida del cantaor perote. La antigua capilla del Obispo honró con su acústica el momento sin micros que Fernández protagonizó, para estremecimiento de los asistentes.
Próximas paradas: Jerez y Lebrija (y una mijita de Utrera)
El 26 de noviembre tendrá lugar la segunda entrega del ciclo, dedicada a Jerez, una de las grandes mecas del flamenco, plagada de constelaciones estelares romanís. El periodista especializado Juan Garrido disertará sobre Jerez (‘Ciudad gitana, flamenca y paradigma de integración’), mientras que la parte musical correrá a cargo de José Mijita (cante) y Antonio Malena Hijo (guitarra).
‘Los gitanos flamencos de Lebrija’, conferencia de Kiko Valle –crítico flamenco de Expoflamenco–, será el cierre de la propuesta, donde también se tocará el caso de Utrera (reino de las legendarias hermanitas: Fernanda y Bernarda), mientras que el recital lo protagonizarán la cantaora Inés Bacán y el guitarrista Antonio Moya.
Ambas citas se celebrarán en el mismo espacio del Palacio Episcopal malagueño, con entrada libre (hasta completar aforo), a las 19:00. Si andan por Málaga, no se lo pierdan.
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