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‘Godspell’
Idea y dirección original: John-Michael Tebelak
Músicas y nuevas letras: Stephen Schwartz
Reposición dirigida por Antonio Banderas sobre la versión de Emilio Aragón
Teatro del Soho Caixabank
Córdoba 13, Málaga
Hasta el 11 de enero de 2026
Fue en 1974 cuando el musical ‘Godspell’, una creación de John-Michael Tebelak con música de Stephen Schwartz estrenada en el Off-Broadway tres años antes, recaló en Madrid bajo la dirección del propio Tebelak. En aquella ocasión, las canciones fueron adaptadas por José María Pemán.
En 2022, fueron Antonio Banderas y Emilio Aragón quienes se lanzaron a producir ‘Godspell’, en el Teatro del Soho de Málaga. La dirección musical corrió a cargo de Aragón, mientras que Roser Batalla se ocupó de adaptar al castellano unas composiciones que ahora, en 2025, están de vuelta en el mismo escenario malagueño.
El Teatro del Soho malagueño reestrena un musical dirigido por Antonio Banderas que cuenta con adaptación cinematográfica –David Green la dirigió en 1973, con guion de Tebelak– y que, entre sus decenas de intérpretes, ha contado con figuras como el británico Jeremy Irons, quien formó parte del cast londinense, en 1971, interpretando lo que en algunas versiones es un rol dual: el de Juan el Bautista/Judas.
Se diría que se está produciendo una especie de resurrección cristiana en la cultura popular, si sumamos fenómenos pop recientes como el del movimiento Hakuna –muy ligado a la juventud de derechas y al poder opusino–, lanzamientos tan esperados como lo nuevo de Rosalía (‘Lux’, que se publica justo hoy, viernes 7 de noviembre) o películas como ‘Los domingos’ (Alauda Ruiz de Azúa, 2025), ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián y más que consagrada en taquilla desde su estreno en septiembre.
Episodios que, a priori, nada tendrían que ver si no se relacionaran, ya sea sectaria, estética o temáticamente, con uno de los grandes monoteísmos de la historia, con dos milenios de antigüedad.
Aunque el regreso de ‘Godspell’ estaba previsto para el 30 de octubre –concebido como show perfecto para los días navideños–, este clásico del teatro musical de Broadway parece llamado a esparcir un poco de ese espíritu. Nada extraño si se tiene en cuenta que es una revisitación del Evangelio de San Mateo, el favorito de Pier Paolo Pasolini; eso sí, lo que cuenta la obra es un relato adaptado a las vivencias de un grupo de jóvenes perdidos en la gran ciudad. Como todos esos que lidian con la precariedad, la vivienda, desesperanzados, hoy mismo, en noviembre de 2025.
Vodevil pop, musical colorista, ribetes clown
Esta pieza musical se divide en dos partes, protagonizadas por trece artistas sobre el escenario: Javier Ariano, Aaron Cobos, Andro Crespo, Paula Díaz, Bella Exum, Ferran Fabá, Laia Prats, Roko, Estibalitz Ruiz, Hugo Ruiz, Ana Domínguez, Raúl Ortiz y Álex Parra.
Consta de una escenografía ruinosa a la vez que pizpireta, como el propio vestuario y la caracterización de los personajes. Estos sacan partido, en cada número, de elementos que van desde el teatro de sombras –aquí obra de Ángel Calvente, maestro de títeres–, a los zancos circenses; también hay ribetes clown, se montan escenarios exprés, se realizan coreografías con espejos, juegos de máscaras… Incluso se puede ver un guiño a la puesta en escena semanasantera.
Una banda pop es la que sustenta musicalmente la obra, que parte de un primer número, sin embargo, en el primer acto, para lucimiento vocal de los actores y actrices (‘Prólogo-Torre de Babel’). En total son dieciséis números, con momentos estelares para cada intérprete, como en ‘Salva a tu pueblo’, donde el Jesús encarnado por el barcelonés Ferran Rabá se erige en protagonista total.
Sin embargo, en esta banda paritaria, el protagonismo es coral casi todo el rato. ‘¡Qué pena dais!’, de las más enroquecidas de todo el repertorio, recuerda en cierto punto al ‘Getsemaní’ de ‘Jesucristo Superstar’, un tanto dulcificado. ‘Día a día’, que en su versión original (‘Day by Day’) se convirtió en todo un hit, versionado entre otros artistas por Doris Day, proviene de un himno espicopaliano, rama cristiana que profesaba el propio Tebelak.
Hay que esperar a números como ‘Te rogamos’ para disfrutar del ímpetu y la fuerza que solo el canto gospel puede emanar. Las voces tienden al soul blanco, con incursiones en otros géneros, como el hip hop o formas de espectáculo de la tradición del music hall. Es, en el acercamiento a esta tradición, o explotando el vodevil más alocado, cuando el show adquiere un desenfado tierno y cómico.
‘La ciudad más hermosa’, uno de los últimos números del segundo acto, fue añadida a la obra después de su versión cinematográfica, para la que fue escrita como ‘Beatiful City’. En esta versión, como ocurre con otras, se prescinde de uno de los números originales, ‘Learn Your Lessons Well (Reprise)’.
Parábolas bíblicas en un escenario urbano y distópico
El distopismo de este montaje se aprecia desde el principio. Eso hace que la obra adquiera un matiz más contemporáneo, sin ceder al bajón anímico epocal en que estamos inmersos. Los jóvenes teatreros están cercados por la violencia; se desconoce por qué. Poco a poco, con el liderazgo de Jesús, van asumiendo y contando algunas de las parábolas que componen esta versión del Evangelio; igualmente, se acabará sabiendo el destino sacrificial del rabí de Galilea.
Aunque, a diferencia de ‘Jesucristo Superstar’ –más hiriente en el duelo entre Jesús y Judas–, no pone tanto el foco en la última semana de vida del profeta como en las enseñanzas de vida que este imparte a sus seguidores. En un tono colorista, tendente a lo naíf, y saludablemente cómico.
‘Godspell’ –un musical, al fin y al cabo– se sirve del aparato desplegado por los musicales como maquinarias de sueños. Es preciso indicar que, además del relato bíblico, otra fuente de inspiración de Tebelak fue un capítulo de ‘The Feast of Fools’, ensayo teológico sobre la festividad y la fantasía del teólogo Harvey Cox, titulado ‘Christ the Harlequin’. Y que, tras un servicio litúrgico de la iglesia a la que pertenecía (la cristiana Episcopaliana, en EE.UU.), el autor de la obra se había sentido aburrido y rechazado por sus pintas hippies.
Según cuenta Stephen Prothero en ‘American Jesus: How the Son of God Became a National Icon’ (2024), fue entonces cuando, al regresar a casa, se puso a escribir. Y así nació ‘Godspell’.
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