#MAKMAArte
‘Un fondo fotográfico (1905-1934) en torno al fotógrafo Vicente Gómez Novella’
En colaboración con Foto Club Valencia y los historiadores María José Rodríguez Molina y José Ramón Sanchis Alfonso
Centre Fotogràfic ‘La Llotgeta’
Fundación Mediterráneo
Plaza del Mercado 4, Valencia
Hasta el 23 de agosto de 2025
Decía Ansel Adams que siempre hay dos personas en cada cuadro: el fotógrafo y el espectador. Cuando las fotografías son estereoscópicas, esto es, cuando las imágenes se presentan duplicadas ligeramente distintas a cada ojo, estaríamos dando un doble salto de campana, porque tanto quien hace la foto como quien la percibe diríase habitado por una misma doblez.
Y si la visión humana es binocular, de forma que cada ojo ve una imagen idéntica levemente alterada del mismo objeto fotografiado, trasladado este aspecto fisiológico a la propia psicología, diríase que estaríamos ante la manifestación de nuestra misma dualidad interna, de nuestras propias contradicciones, puestas en evidencia para quien esté dispuesto a mirar la vida con cierta extrañeza.
Vicente Gómez Novella (1873-1956), de quien el Centre Fotogràfic ‘La Llotgeta’ de València reúne 256 fotografías estereoscópicas fechadas entre 1905 y 1934, y redescubiertas por su familia en 2018, nos plantea esa dicotomía de la visión de una misma realidad sometida a la sutil variación del ojo y, con ello, de la propia reflexión acerca de lo que vemos. ¿Son las ciudades, los paisajes, las estampas cotidianas doblemente expuestas iguales o fruto de una sutil diferencia imperceptible para nuestros “groseros órganos”, según expresión del ensayista francés Roland Barthes?
Heráclito ya dejó dicho que nadie se baña dos veces en el mismo río, porque el agua se renueva y todo fluye. Gómez Novella parece decirnos lo mismo aplicando la técnica estereoscópica de la fotografía a la visión, de manera que quien acuda a la exposición ‘Un fondo fotográfico (1905-1934) en torno al fotógrafo Vicente Gómez Novella’, si afina su mirada, podrá contemplar dos realidades idénticas percibiendo los relieves de cada escena y, por extensión, el magnetismo del doble.

La serie de imágenes inéditas, realizadas por el fotógrafo en tierras de Alicante, Castellón, València, Albacete, Barcelona, Burgos, Granada, Madrid, Sevilla, Zaragoza e incluso Francia, muestran edificios, calles, zonas rurales y figuras que, por duplicado, revelan el pasado como si fuera un sueño conformado a partes iguales por cierta memoria amable próxima a la pesadilla.
Diríase que lo vivo y la muerte se van dando la mano mediante un desfile de fotografías que, tomadas en su aspecto tecnológico, llaman poderosamente la atención del espectador, cautivado por lo estereoscópico que viene a ser el subrayado de la muestra, mientras su otro ojo, más inconsciente, capta las huellas de aquel tiempo remoto que ahora sobrecoge por su familiaridad y extrañeza.
Luis Boyer, presidente de la Fundación Mediterráneo organizadora de la muestra, en colaboración con Foto Club Valencia y los historiadores María José Rodríguez Molina y José Ramón Sanchis Alfonso, puso el acento en la importancia que suponía la recuperación del archivo fotográfico de Gómez Novella, lo cual representaba a su vez “un acto de justicia cultural con una figura olvidada”, al tiempo que permitía “la preservación del patrimonio visual valenciano y español, con su difusión a través de nuestros centros culturales”.
Eugenia Malea, presidenta del Foto Club Valencia, señala en el texto del catálogo que acompaña a la exposición que “el arte de la fotografía tiene el poder único de capturar imágenes y legados que trascienden el tiempo”, de manera que la obra de Gómez Novella “se erige como testimonio de una época y, a la vez, como ventana al alma de su tiempo”.
Siendo puntillosos, diríamos que las fotografías estereoscópicas de Vicente Gómez Novella, por aquello de duplicar la realidad, mostrando la sutil variación que imprime el ojo en cada cuadro, tan pronto se hace eco del presente –siendo, así, la ventana del alma de su tiempo– como lo catapulta por efecto del misterio que anida en su doblez, trascendiendo sus límites temporales.
Maximo Gorki expresó de esta manera la dialéctica entre lo próximo y lo lejano, de nuevo jugando con la doblez que existen en las imágenes de Gómez Novella: próximas, para quienes las protagonizaron en su momento y lejanas para quienes las contemplamos hoy, pero, al mismo tiempo, cercanas para el espectador que acuda a ‘La Llotgeta’, aunque las imágenes fueran tomadas en aquel lejano principio del siglo XX.

He aquí esa dialéctica de Gorki: “Todos amamos lo que sentimos próximo, pero para un gran corazón también lo lejano está cerca”. Paradójica manera de pensar, puesto que a veces lo próximo, de tan visto, pasa desapercibido, y solo es el tiempo, la lejanía, el que alumbra, ya sea por nostalgia o sorpresa, lo oculto en su superficie.
Los historiadores Rodríguez Molina y Sanchis Alfonso destacan en el catálogo el misterio que supone cada nuevo hallazgo fotográfico, como el suscitado ahora con las imágenes de Gómez Novella, donde se superponen el descubrimiento y el pensamiento reflexivo, siendo esta reflexión, de nuevo en su doblez, la acción y el efecto de reflexionar, junto a la de reflejar o reflejarse.
Y, así, comentan: “La Historia de la fotografía es un misterio que se va desvelando a medida que se encuentran nuevas pruebas, se hacen nuevos descubrimientos. Se nos presenta inagotable y en continuo progreso, y eso es lo que le proporciona atractivo y seduce al investigador. También es una historia que exige reflexión”. En ‘La Llotgeta, 256 imágenes de Vicente Gómez Novella dan pie a esa doblez entre el descubrimiento de lo inédito y la reflexión que genera tamaña extrañeza.
