Instrucciones para sobrevivir a las etiquetas literarias. Cortázar. Amazon. Algoritmo

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‘#derechoalpataleo’
Instrucciones para sobrevivir a las etiquetas literarias
Después de Cortázar, antes del apocalipsis algorítmico y de que Amazon compre el alma de los lectores

“Esto es autoficción”, me espetó la librera mientras yo hojeaba un libro manchado de café. Lo cerré de golpe: olía a mentira.

Fue en la Feria del Libro de Madrid, entre casetas que parecían carteles de festivales –line-ups en el idioma de mis interlocutores (esos que dicen feedback hasta para pedir la sal)–: ¡zona young adult! ¡Thriller nórdico con plot twist!

Yo buscaba ‘Rayuela’, pero en el mapa digital aparecía como “clásico posmoderno” junto a “narrativa latinoamericana” y “ficción especulativa”. Tres cajones distintos para el mismo baúl de Cortázar.

Mi cronopio favorito habría soltado una carcajada ante tanta etiqueta literaria. O se habría puesto a llorar, quién sabe. Es lo que tenemos los cronopios, que abrazamos tan fuerte las emociones que, al menor despiste, nos estrangulan. Y, a riesgo de morir estrangulada, aquí mis ‘Instrucciones para sobrevivir a las etiquetas literarias’.

Instrucciones para sobrevivir a las etiquetas
(Después de Cortázar, antes del apocalipsis algorítmico y de que Amazon compre el alma de los lectores)
1. Sobre el acto de recibir un libro con género

Cuando el librero te diga “es una novela gráfica noir con elementos de body horror y crítica poscolonial”, sonríe como si te hubieran regalado un calcetín usado.

Examina el lomo. Pon gesto de arqueólogo forense: si encuentras más de tres etiquetas pegadas como parches de supermercado, frota vigorosamente hasta que aparezca el título original. El libro, como el alma, no tiene talla.

2. Sobre cómo reaccionar ante el término de moda: autoficción

Si alguien te dice “esto es autoficción”, haz lo siguiente:


  1. Pregunta si el autor gestionó con CEDRO los derechos para usar su propia vida.

  2. Recuerda que antes se llamaba “memoria” o, simplemente, “mentira bien contada” (término-paraguas bajo el que caben todos los buenos libros).

  3. En casos de emergencia literaria, abre el libro por la página 73 y grita: “¡Aquí debería estar el enlace al trauma –link en el idioma de tu interlocutor–!”.

(Nota: si el libro no sangra al cortarlo, desconfía. Es ficción pura).

3. Sobre la clasificación de clásicos

Cuando veas ‘Cien años de soledad’ en la sección ‘Realismo mágico (Fantasía para adultos)’:


  1. Toma tres respiraciones profundas. El yoga siempre ayuda. El whisky también.

  2. Susurra: “Macondo no es un mundo inventado –worldbuilding en el idioma de tu interlocutor–; es mi abuela hablando sola con los muertos”.
  3. Roba el libro y déjalo en ‘Autoayuda’ junto a ‘Cómo sobrevivir a tu propia familia’.

(Nota: cada cual en su Macondo; García Márquez y Freud brindarán por ti).

4. Sobre el peligro de los anglicismos

Si escuchas “es un cozy mystery con romantasy y dark academia”:

  1. 
Traduce mentalmente: “Novela de misterio para no alterar la digestión, con amoríos cursis y estudiantes depresivos”.
  2. 
Exige que te llamen “lector vintage” –en mis tiempos, “lector” a secas–.

  3. En crisis existenciales, abraza el libro, acúnalo con amor y susúrrale: “No eres un producto, eres un libro, maldita sea”.
5. Cómo seguir leyendo como un cronopio

Cuando el algoritmo te sugiera “basado en tus lecturas, te recomendamos…”:


  1. Enciende una vela a Cortázar. O un cigarrillo, te hará más caso.

  2. Salta a la página 137 de cualquier libro. Lee una sola frase.

  3. Si te arranca las tripas, cómpralo. Si no, déjalo como posavasos. Los cronopios preferimos el desorden divino de las librerías de segunda mano.

(Ejemplo práctico: la frase “el amor es un perro que ladra desde el fondo de un pozo” vale más que mil etiquetas –tags en el idioma de tu interlocutor–).

Epílogo para famas

Si después de estas instrucciones sigues necesitando etiquetas, aquí tienes una:

“Contenedor de palabras con potencial para ser subrayado, quemado o usado como arma arrojadiza. Género: auténtico (o lo que queda de ello)”.