#MAKMAEscena
Entrevista a Germán Vega
19º Olmedo Clásico
Festival de Teatro Clásico en la Villa del Caballero
Palacio del Caballero
Plaza San Julián 3, Olmedo (Valladolid)
Del 18 al 27 de julio de 2025
Olmedo Clásico celebra su 19ª edición, entre los días 18 y 27 de julio, a la sombra de la más célebre obra de Lope de Vega, que ha sido tomada por los vecinos del municipio como emblema y como seña de identidad. No solo la localidad impulsó un museo del ‘Caballero de Olmedo’, sino que el festival de teatro clásico nació a su sombra en 2006.
“Los vecinos tienen asumido un vínculo de gratitud con la obra y saben que Olmedo suena en el mundo gracias a ella. Sienten que Lope de Vega les hizo un regalazo”, asegura Germán Vega, director del festival. “Desde este punto de vista, es uno de los festivales mejor justificados”.
La conexión con los vecinos no se basa en una sentimentalidad abstracta, sino que se traduce en una gran fidelidad de asistencia. De hecho, puede decirse que son los olmedanos los que sostienen su festival, sin menospreciar la capacidad de atracción que tiene para personas de la capital, la comarca u otros entornos. “Esto es lo que nos diferencia de otros; aquí es el mismo pueblo el que levanta el festival”, subraya Vega.
Aunque hay excepciones, como el de Alicante, muchos de los festivales de teatro clásico que han surgido en las últimas décadas se han asentado en localidades del mundo rural, o periféricas de las capitales. Es el caso del pionero festival de Almagro –aunque, luego, el municipio se haya desarrollado económicamente mucho– o los de Olite, Sagunto, Alcalá de Henares y tantos otros como el propio festival de Olmedo Clásico.

Hay, al menos, dos razones para esto. Por un lado, “se han montado en sitios donde más falta hacían, porque no había tanta oferta cultural”, opina Vega. A fin de cuentas, el teatro es para verlo en vivo y en directo “y de poco sirve que haya oferta disponible a 300 kilómetros de distancia”.
Pero hay otra posible explicación. Los que han tenido más éxito se han asentado en entornos especialmente sensibles al acervo de la tradición y la veta popular de estas obras. “Fernando Urdiales [fundador de Olmedo Clásico] se dio cuenta de que los gustos populares estaban ligados al teatro clásico. Él, que había impulsado en su compañía Teatro Corsario un teatro más innovador, vio que estos textos tenían una gran capacidad de conexión con la gente”.
Hay que superar, ciertamente, una barrera: el verso, que puede ser un obstáculo para algunas personas. “Pero una vez que vences el miedo, y aprendes a disfrutar de su encanto y de su sonoridad, lo que te encuentras son unas historias entretenidísimas” que enganchan fácilmente a los espectadores.
“Es importante que el montaje sea bueno. O es bueno o no funciona. Para conectar con la gente hace falta una cierta brillantez escénica y una buena dicción del verso”, explica Vega, quien celebra que, en la actualidad, existe un buen nivel de interpretación de los clásicos. “Si presentas bien las obras, los jóvenes caen seducidos. Lo he comprobado una y otra vez”. Y eso pese a que, en los últimos tiempos, “la conexión con el acervo cultural popular y con la tradición se han debilitado mucho”.
En el debate sobre la fidelidad o la reinterpretación, el director de Olmedo Clásico se sitúa del lado del acercamiento personal. “El mejor favor que se le puede hacer a los clásicos es recuperarlos, y lo único que no puedes permitirte es aburrir. Si Lope de Vega, que tanto se esforzó por atraer al público, creyera que ahora estamos haciendo versiones aburridas de sus obras se revolvería en su tumba”. Vega cree que un buen ejemplo es la compañía Ron Lalá, que realiza aproximaciones muy originales, pero, al mismo tiempo, dinámicas y con capacidad de atracción.
No aburrir, pero tampoco engañar. “Estoy a favor de interpretar a los clásicos de manera personal, pero sin engañar. Si no vas a ser fiel a la obra, no presentes tu trabajo como una adaptación, sino como algo ‘inspirado en’. De otro modo, el público, con seguridad, te pondrá en tu sitio”.
No obstante, el director de Olmedo Clásico defiende el derecho de las compañías a buscar su camino, pues, a fin de cuentas, se están jugando su dinero y recursos, y, si se equivocan, van a ser ellas las que paguen las consecuencias.
En el marco general del teatro, que no pasa por una buena situación, las compañías de teatro clásico están un poco mejor, en opinión de Germán Vega, “aunque tampoco demasiado bien”. Al menos, cuentan con el soporte que les proporciona la red de festivales, “que les garantiza un mínimo de trabajo que luego pueden completar en otros teatros”. Pero no siempre hay mucha más oferta. “Esto no se hace por dinero, sino por vocación”.

Vega resalta que prácticamente todos los festivales combinan las representaciones con las jornadas académicas. “Esto permite poner en relación a la gente que hace teatro con la gente que lo estudia, y creo que ha sido importante para su recuperación”.
La edición de Olmedo Clásico de este año ha programado una docena de representaciones, incluidos recitales. Junto a los clásicos habituales (Calderón de la Barca, Lope de Vega o Shakespeare), se incorporará la novedad de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz ‘Los empeños de una casa’, una comedia de enredos amorosos creada por esta religiosa jerónima, que logró un gran reconocimiento en el siglo XVII durante el virreinato de la Nueva España, del que el actual México formaba parte.
También será posible asistir a la recreación de ‘Lo que son mujeres’, de Rojas Zorrilla, un autor menor cada vez más valorado. ‘Guitón Onofre. El pícaro perdido’, de Gregorio González, un escritor poco conocido del Siglo de Oro, y creaciones originales como ‘La Desconquista’, de Ron Lalá, completan la programación.

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