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‘Agatha Christie. On Writing’
Curso online
Plataforma BBC Maestro
La tecnología digital y la inteligencia artificial (IA) han resucitado a la novelista Agatha Christie, que estos días imparte un curso para aspirantes a escritor en la plataforma BBC Maestro. Lógicamente, es una resurrección relativa, y los fanáticos de la creadora de Poirot y Miss Marple (los que se hayan leído todos sus libros, ensayos, artículos y escritos) no encontrarán nada nuevo. Para los demás, esto es, para la inmensa mayoría, será una más que agradable sorpresa encontrarse con una convincente recreación de la escritora que nos habla todos los aspectos de la creación.
El milagro es el resultado de la combinación de tecnología digital y analógica. En la base de todo, una actriz, Vivien Keene, interpreta el guion del curso, elaborado a partir de frases literales de la novelista, sin invención ni adaptación alguna. Pero sobre la labor del personaje de carne y hueso han trabajado luego la tecnología digital y la IA para incluir los ojos y el rostro de Agatha Christie y para adaptar la voz de la actriz a la de la novelista británica, la autora más vendida de todos los tiempos. Un equipo de más de cien personas ha sido necesario para hacerlo posible.
Pero, más allá de la grata sorpresa, lo más sorprendente es descubrir que la escritora tenía una clara conciencia del proceso de creación, en general, y del suyo, en particular. Y también respecto a su relación, a veces conflictiva, con sus personajes.
“Debo confesar que mi relación con Poirot no siempre ha sido fácil. Ha habido momentos de frialdad entre nosotros. Momentos en los que me preguntaba: ¿Por qué inventé esta detestable, rimbombante y aburrida criatura?”. Con todo, admite que, finalmente, su creación se salió con la suya.
“Debo confesar que finalmente ganó. Y surgió un afecto como de mala gana. Con el paso del tiempo se ha convertido en más humano y menos irritante”, reconoce la escritora. “Admiro algunas cosas de él: su pasión por la verdad, su comprensión de la fragilidad humana, y su amabilidad. Y me ha enseñado algo: a tomarme más interés por mis otros personajes; a verlos más como personas reales y menos como peones de un juego”.

Si a algún lector le sorprende esta humanización de su personaje por la escritora, convendrá recordarle que Poirot es el único personaje literario que ha sido objeto de un obituario en la prensa internacional cuando la novelista decidió matarlo en su célebre novela ‘Telón’. Así de vivo estaba no solamente para su creadora, sino para sus lectores.
“En cierto modo salgo de compras en busca de ideas”, afirma con ironía para explicar cómo surge la materia prima de sus historias. Lo que quiere decir es que encontraba la inspiración en todo tipo de realidades cotidianas, incluidas las más prosaicas. Cualquier situación podía ser un disparadero para la novelista, que tenía decenas y decenas de cuadernos en los que apuntaba y recogía las ideas que se le iban ocurriendo. Y que podían referirse tanto a un posible asesino o a un veneno como al modo de cometer un crimen o encubrirlo, o el modo de crear una circunstancia que aísle a los personajes y facilite la concentración de la historia.
“Obtengo toda mi inspiración de la vida real tal y como la experimento en mi mente”, explica Christie a los aspirantes a escritor. “Me encanta ver a la gente. Es importante saber cómo habla, cómo se mueve y cómo se comporta. Animo a viajar en autobús para realizar estas tareas de observación. Escuchas y te imaginas de dónde vienen o adónde van, o por qué actúan como lo hacen. ¿Por qué la mujer que está detrás de mí agarra su bolsa de naranjas tan firmemente? ¿Hay un argumento ahí?”.
En ese momento es cuando entra en escena la imaginación, la capacidad para fabular historias a partir de estos retazos de vida cotidiana, una cualidad de la que la escritora estaba sobrada. “Soy muy afortunada en esto porque tuve una infancia ociosa. Largos días sin nada que hacer salvo labores de la casa. Así que imaginaba historias desde muy temprana edad”. De esa ociosidad nació su vocación literaria, según admite en otro momento.
La escritora falleció en 1976, por lo que el próximo año se celebrará el 50º aniversario de su muerte y será una buena oportunidad para reencontrarse de nuevo con su vida y obra. Pero, entretanto, la fecha nos sirve de indicio para entender cuánto ha cambiado la sociedad en este tiempo.
Christie fue afortunada de vivir en un mundo sin teléfonos móviles, en el que la gente se dejaba llevar por los pensamientos o hablaba entre sí en el autobús. Hoy tendría más dificultades para encontrar inspiración en tantas cabezas absortas en la contemplación de pequeñas pantallas. Aunque, quién sabe, quizás su ingenio hubiera sabido encontrar argumentos en esta nueva realidad.
En el curso –que, no olvidemos, es un compendio organizado de todo lo que escribió sobre escritura en cartas y escritos– nos confiesa que le gusta ambientar sus historias en el mundo rural, siempre que le es posible, aunque sin descartar ningún otro escenario. “Me gusta hablar sobre la vida rural, en parte porque me crie visitando a parientes de edad en pueblos, y leyendo las grandes novelas victorianas que describen la vida parroquial”.
Agatha Christie se muestra una firme creyente de la escritura en tres actos (planteamiento, nudo y desenlace) y admite sin ambages que los relatos de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle fueron un factor esencial para decantar su vocación hacia las novelas de detectives y los misterios criminales. Un tipo de narración que ella concibe como un puzle en el que está obligada a despistar al lector, pero siempre jugando limpio con él.
En este sentido, reconoce que su obra respeta casi siempre los ‘Diez Mandamientos’ para escribir una novela de crimen satisfactoria que elaboró el escritor Ronald Knox, y que básicamente aportan algunos criterios para ese juego limpio con el lector. Por ejemplo, no usar causas sobrenaturales para explicar los hechos, o renunciar a que los accidentes ayuden al detective; debe ser su ingenio el que resuelva el caso, no el azar.
“Tengo un gran pacto de respeto hacia mis lectores, especialmente hacia su inteligencia, y, en consecuencia, nunca les engaño”. Aunque sí les despista, por supuesto, dispersando por aquí y por allá pistas ciertas junto a datos irrelevantes que pueden llevar al lector a aventurar hipótesis equivocadas.
La novelista reconoce que sus libros son fundamentalmente de entretenimiento, “pero siento, que, como escritora, tengo cosas que decir y siento pasión por la protección del inocente”. También por la caza del culpable, y por la reivindicación de las pruebas que el inocente ha tenido que superar en medio de acusaciones y sospechas adversas. Por no hablar de los desafíos a los que se ve sometido el ingenio de sus detectives.
En un momento del curso Agatha Christie explica que muchas personas le han propuesto unir a sus dos creaciones principales, Hércules Poirot y Jane Marple, en una misma historia, a lo que ella siempre se negó rotundamente.
“Estoy segura de que ninguno de los dos lo disfrutaría en absoluto. A Poirot, un completo egoísta, no le gustaría que se metiera en sus asuntos una solterona de edad”. Cada uno pertenece a un mundo distinto, y son mundos que difícilmente encajarían entre sí. “Por encima de todo, tu detective tiene que encajar en tu historia y es lógico que Poirot y Marple difícilmente encajarán en la misma historia”.
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