‘Genius Loci’, de Farah Atassi. Museo Picasso Málaga

#MAKMAArte
‘Genius Loci’, de Farah Atassi
Comisaria: Marjolaine Lévy
Museo Picasso Málaga
San Agustín 8, Málaga
Hasta el 14 de diciembre de 2025

“Me fascina el arte moderno”. Farah Atassi dijo abiertamente esto a una de las comisarias que ha trabajado con ella, Florence Derieux. Y pese a su querencia por otras disciplinas artísticas más performativas, ella es pintora.

De modo que la apuesta del Museo Picasso Málaga para este verano and beyond (inaugurada el 23 de mayo, estará en cartel hasta el 14 de diciembre), es completamente pictórica: se trata de ‘Genius Loci‘ (el “espíritu del lugar”, en latín evolucionado), una exposición firmada por Atassi (de Bruselas y del 81, pero residente en París).

Con respecto a la anterior muestra no picassiana del MPM –la del legendario fotógrafo de calle Joel Meyerowitz–, el contraste es considerable. Si con Meyerowitz teníamos ante sí un buen pedazo de vida del neoyorquino, tan octogenario como en excelente forma, el Museo introduce ahora al público en una pintora nacida en los 80 con trecho recorrido, pero, asimismo, mucho por demostrar.

El trecho, de momento, la conecta con fuerza a Picasso; he aquí dos hitos: la exposición que protagonizó en el Musée national Picasso-Paris en 2022 y la inclusión de obra suya en ‘El eco de Picasso’, colectiva del MPM clausurada en marzo de 2024. Esto ha allanado el terreno, sin duda, para que Atassi cuelgue su obra, contemporánea pero deudora del primer tercio del siglo XX (lo hemos dicho al principio), en el Palacio de Buenavista, la aportación malacitana a su tótem glocal.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Museo Picasso Málaga (@museopicassomalaga)

La pintura de Atassi, valor milenial de la galerista Almine Reich, viene avalada por la cita del Picasso parisino, así como después de pasar por Los Ángeles (François Ghebaly Gallery) o instituciones como el Musée des Beaux-Arts de Lyon.

Marjolaine Lévy, comisaria de ‘Genius Loci’, explica que la frontera entre abstracción y figuración de la pintora es difusa; es uno de sus grandes atractivos, de hecho. La paleta cromática irrumpe con fuerza ante el primer visionado, de ahí que Lévy haya aprovechado este cromatismo, cubriendo las cartelas mismas en el color correspondiente a cada sección (‘El taller’, ‘El cabaret mecánico’, ‘La orilla’ y ‘A través de la ventana’) con el objetivo de guiarnos ante un arte reticular que desborda, paradójicamente, la retícula misma para proponernos una escenificación donde lo curvo es predominante.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Museo Picasso Málaga (@museopicassomalaga)

Otra cuestión interesante es el repensamiento de la relación entre pintor(a) y modelo, una alteridad femenina que Atassi emancipa de su propia mirada, e incluso del anónimo que mira y objetualizaba, tal y como denunció Laura Mulvey en 1975. Eso sí, dado el irrealismo de los rostros, se desconoce si las modelos dormitan o sueñan o leen o simplemente tienen la cabeza en las nubes (‘Woman with Head in the Clouds’, 2024). Nubes, por cierto, que han entrado con fuerza en su iconografía reciente (‘Lone Bather and Clouds’, 2024) y conviven con sus habituales elementos frutales: naranjas y limones repartidos por doquier.

Odaliscas y ballets mecánicos para el siglo XXI

La exposición se compone de una veintena de piezas realizadas durante la última década, si bien predominan pinturas muy recientes. La primera sección (‘El taller’) posee lustre lacaniano, con esas figuras recostadas ocupando media sección en sus divanes; además, la primera ráfaga picassiana se adivina en el rostro de una de estas odaliscas del siglo XXI. La superposición de planos que parecen querer meterse en la pintura es otra constante que boicotea la cuadrícula, quebrando el espacio. Hay una única modelo con velo que parece interpelarnos en un desafío mudo (‘Woman with Green Headscarf’, 2022) y podría formar parte de una novela gráfica perfectamente.

'Genius Loci', de Farah Atassi. Museo Picasso Málaga
Vista de una de las salas de la exposición. Imagen cortesía del Museo Picasso Málaga.

Con la alusión directa a Fernand Léger (‘Ballet mécanique’, 2024), Atassi se fija en lenguajes visuales en movimiento para trasponerlos a la bidimensionalidad de su propuesta, que puede observarse a través de la estructura de madera, física, en la sala, e interpuesta entre ambas secciones. En este pasaje, la obra se abstraliza, si bien los elementos frutales, ubicuos por otro lado en toda la historia del arte, permanecen junto a esas piernas femeninas en movimiento, ataviadas con zapatillas rojas, las de la danza sin fin o maldita, propia de la Gran Depresión. De tiempos, es probable, un poco como estos.

Ante esta armonía de connotaciones tan modernas del siglo XX, chirría, quizá, una obra como ‘Pink Painting’ (2015), donde la explosión casi ochentera, la geometría afilada y cierto horror vacui distan demasiado de una obra reciente más depurada, de figuración abstracta con una carga de simbolismo mayor. ‘Seated Woman and Daisies’ (2024) es prueba de ello: representación ilusionista femenina rotunda y plana, rodeada de naturalezas vivas y muertas y elementos autorreferenciales, como esos lienzos vírgenes que poblarán los cuadros de la última sección, ‘A través de la ventana’.

Estudio estrellado, bañistas de factura picassiana

“Un pintor tiene siempre padre y madre, no ha salido de la nada”, dice Farah Atassi. Es en el pasillo de transición, en ‘The Green Door’ (2024), donde el espíritu del páter pictórico –el Picasso de La Californie– emerge en el contorno del perfil que mira hacia la puerta de manera descarada. Un poscubismo propio de decisiones estéticas donde el espacio es preocupación principal.

Pequeñas puertas que se abren, o se cierran, aparecen en la sección ‘A través de una ventana’. Convierten al espectador en testigo del interior de un estudio, con preciosas irrupciones del paisaje exterior: ‘Studio at Night’ (2025) y ‘Summer Night’ (2024) son dos ejemplos de esa irrupción que, lejos de perturbar, invita a soñar. Si las decisiones pictóricas son morales –otra frase de Atassi–, está claro que el arte no debería dar la espalda a un mundo en convulsiones; aunque, de momento, la artista está enfocada en su propia investigación pictórica, sin disociar forma de contenido, asegura.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Museo Picasso Málaga (@museopicassomalaga)

La genealogía matriarcal, por otra parte, la encontramos –dicho por la propia Atassi a Derieux– en el modernismo de Centroamérica y Sudamérica, simbolizado por artistas como la brasileña Tarsila do Amaral. Le ha influido, explica, en aspectos como las representaciones de cuerpos y plantas.

Permanecen ahí las constantes vitales de la estética de la belga. Líneas quebradas y ornamento calculado, colores planos, propuestas todas ellas en lienzos de dimensiones considerables…; salvo una excepción en el último tramo de la muestra, ‘Seaside with Citrus’ (2025), lienzo discreto que desearías llevarte a casa (si no costara un pastón, claro).

En ‘La orilla’ nos topamos con dos bañistas de diferentes períodos, dentro de su trayectoria: ‘The Bather’ (2018) y el citado ‘Lone Bather and Clouds’ (2024). Esta última pieza comulga mejor con la bañista picassiana, que dialoga con los tres elementos (tierra, mar y aire), sin renunciar a la carnalidad ni a la intelectualidad.

Últimos artículos de Isabel Guerrero (ver todos)