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‘Tráfico de Modas 1980-1992. Arrebato, juego, familia’
Comisarios: Esther González Gea, Pedrín Errando y María José Villalonga
Organiza: Vicerectorat de Cultura i Societat de la Universitat de València
Colabora: Arxiu Valencià del Disseny
Sala de Bigues
Centre Cultural La Nau
Universitat 2, València
Hasta el 12 de octubre de 2025
El Centre Cultural La Nau acoge hasta el 12 de octubre la exposición ‘Tráfico de Modas 1980–1992. Arrebato, juego, familia’, organizada por el Vicerectorat de Cultura i Societat de la Universitat de València y comisariada por Esther González Gea, Pedrín Errando y María José Villalonga. Una muestra que rescata una de las aventuras más sorprendentes y olvidadas de la moda valenciana.
Tráfico de Modas nació como un proyecto familiar. Un grupo de jóvenes –los hermanos Errando Mariscal y María José Villalonga– que, sin grandes conocimientos en diseño o costura, se lanzó a crear ropa desde la pura necesidad de expresarse. “Fue un arrebato que duró diez años”, afirma Pedrín Errando Mariscal, cofundador de la firma. “Una mezcla de éxito precipitado y muerte prematura” en la que pasaron de la adolescencia a la madurez mientras todo cambiaba a velocidad de vértigo.

Las creaciones del colectivo, nacidas en plena efervescencia cultural de los años 80, se contagiaron del espíritu transgresor que agitaba España durante la Transición, en paralelo a fenómenos contraculturales como la Movida madrileña. Aquel contexto permitió entender la moda no solo como industria, sino como forma de arte y expresión.
Tráfico de Modas rompió con lo establecido. Sus colecciones, siempre confeccionadas en España, jugaban con símbolos culturales, ironías visuales y referencias contemporáneas. Eran prendas eclécticas y desenfadadas, pensadas para una generación que cuestionaba las normas y buscaba diferenciarse, construir su propia identidad tras décadas de represión franquista. La moda se convirtió así en un espacio de libertad, en una herramienta para reivindicar lo diferente frente a lo impuesto.

El éxito no tardó en llegar para Tráfico de Modas. La firma no solo vendía en tiendas de todo el país, sino que llegó a las principales pasarelas nacionales: Pasarela Cibeles de Madrid (1986-1987), Salón Neomoda de Milán, presentaciones de Moda de España en Düsseldorf (1989-1990), entre otros. En un mercado dominado por las grandes marcas, este pequeño grupo de jóvenes valencianos logró abrirse un espacio propio.
La exposición reúne algunas de las prendas más icónicas de la marca junto a bocetos originales, fotografías de desfiles, retratos familiares, material gráfico y audiovisual. También incluye una selección de patrones con los estampados que marcaron la identidad visual del colectivo, camisetas originales y vídeos documentales que recogen momentos históricos de sus desfiles en Cibeles. Todo ello se dispone en un recorrido circular que guía al visitante de forma cronológica por la historia de Tráfico de Modas, desde sus inicios familiares hasta su cierre forzoso en 1992.

“Esta exposición demuestra que la moda no es solo ropa, es un proceso cultural y creativo que deja huella en la sociedad. Las piezas son atemporales y actuales, una prueba de que la moda puede atravesar las décadas sin perder su fuerza”, asevera Esther González.
La vicerrectora de Cultura y Sociedad de la Universitat de València, Ester Alba, destaca la relevancia de esta muestra en el marco del compromiso de la institución por preservar el diseño valenciano. “Esta exposición está muy relacionada con un proyecto que he defendido con mucho entusiasmo y con mucho compromiso cultural y social desde la Universitat de València, que es el Arxiu Valencià del Disseny, una herramienta básica para conservar y preservar un patrimonio cultural valenciano tan importante como es la cultura del diseño”, afirma.
Sin embargo, con la llegada de los años 90, el modelo de negocio empezó a tambalearse. La irrupción del fast fashion, con su producción rápida y sus precios imbatibles, acabó devorando a firmas como Tráfico de Modas, que defendía una manera de hacer moda más cercana, humana y sostenible. En 1992, Tráfico de Modas cerró sus puertas, con una trayectoria breve pero intensa que hoy se reivindica como parte esencial de la memoria creativa valenciana.
Pedrín Errando reconoce que enfrentarse a la preparación de la exposición ha sido un proceso personal intenso. “Al principio, me daba miedo revivirlo, porque el cierre de Tráfico de Modas fue muy doloroso. Sin embargo, montar esta muestra ha sido una catarsis y nos ha hecho darnos cuenta de que lo que hicimos fue mucho más importante de lo que creímos en su momento”, concluye.
Más allá de la nostalgia, la muestra plantea una mirada crítica y necesaria sobre cómo el mercado global ha arrinconado muchas iniciativas de diseño local. Al mismo tiempo, abre la puerta a pensar en nuevas formas de recuperar esa creatividad desde lo próximo, lo artesanal y lo auténtico.
En definitiva, ‘Tráfico de Modas 1980–1992. Arrebato, juego, familia’ es una celebración de la moda como cultura, como lenguaje y como memoria. Una oportunidad para descubrir cómo la moda permite crear desde la libertad, con humor, con riesgo y con una mirada propia. Porque la moda no es solo estética, es también una forma de posicionarse, reivindicar, hacer política y transgredir las normas sociales.
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