Thapanee Loosuwan

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‘Blue again’, Premio Luna de València
Entrevista con su directora Thapanee Loosuwan
Sección Oficial de Largometrajes
Cinema Jove
Del 22 de junio al 1 de julio de 2023

‘Blue again’, la película con la que la tailandesa Thapaneee Loosuwan ha logrado el Premio Luna de València al mejor largometraje en la 38ª edición de Cinema Jove, es -ampliando el título del film- un blues o canto sobre la melancolía o tristeza que nos embarga cuando evocamos un pasado que se nos va y un futuro que no llega.

Ay, la protagonista del relato de Loosuwan, se mueve entre dos aguas igualmente turbulentas: las de su círculo familiar, en un pueblo donde la madre lucha por mantener la empresa doméstica en torno al tintado de índigo, y las de sus jóvenes amigos mientras estudian moda en una escuela de Bangkok.

Ay (Tawan Jariyapornrung), en un fotograma de ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan.

Trasladado a nuestra cultura, Ay bien podría ser ¡ay!, la interjección con la que expresamos pena, dolor o temor ante algo que nos acaece. Y Ay, después de todo, no deja manifestar ese lamento cuando tiene que vérselas -en su más temprana juventud- con un negocio familiar que hace aguas y unos amigos que, como ella, se muestran perdidos mientras avanzan a trompicones hacia una cierta madurez.

Loosuwan sigue a los protagonistas en su avance por el mundo, dejando que sean ellos quienes marquen el devenir de una historia que la directora construye como si fueran hilos sueltos difíciles de tejer. Un tejido vital que, como ella misma subraya en esta entrevista, tiene sus puntos de fragilidad, sus descosidos y sus resistencias, en medio del boomerang que es la vida.  

Arranque de la película ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan, Premio Luna de València de Cinema Jove.

¿Por qué ‘Blue again’, es decir, por qué ese azul ‘again’ (de nuevo) del título de la película?

Cuando era niña, una de mis actividades favoritas era jugar con un boomerang. Sin embargo, no era muy buena en eso. Recuerdo la sensación de soltarlo y ver hasta dónde llegaba. Pero cuando volvía a mí, no podía atraparlo correctamente y, a menudo, terminaba lastimándome repetidamente con cada lanzamiento. Era divertido jugar con él y, al mismo tiempo, doloroso.

Esta experiencia encendió un deseo en mi interior de crear una película que capturara este sentimiento. Además del color azul del boomerang, simbolizado por la palabra ‘azul’, yo quería transmitir la idea de algo que regresa y causa un dolor repetitivo. Ahí es donde entra en juego la palabra ‘again’ (de nuevo). Combiné estas dos palabras para formar ‘Blue again’. Es una frase que no tiene un sentido literal, pero que contiene el peso de las emociones que infundí de forma deliberada en esta película.

Fotograma de ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan. Imagen cortesía de Cinema Jove.

El ‘blue’ del título encaja perfectamente con el ‘blues’ musical, dada la melancolía o tristeza que atraviesa la narración. ¿Cuál es el núcleo de esa melancolía?

El núcleo de la melancolía en ‘Blue again’ está en retratar la fuerza y la resistencia que podemos tener frente a la tristeza, y sentirse realizado por haberla superado. La película sigue a los jóvenes personajes que navegan por una fase de tristeza, mientras hacen la transición a la edad adulta.

A veces, pueden sentirse débiles, pero, en otras ocasiones, encuentran fuerza dentro de sí mismos y, eventualmente, lo superan. Creo que ser capaz de superar o comprender y vivir con la tristeza es un aspecto esencial del crecimiento personal.

Sumeth y Ay, en un fotograma de ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan. Imagen cortesía de Cinema Jove.

Ay le pregunta a Sumeth: “¿Podemos estar juntos?” Y Sumeth le responde: “Me tengo que ir”. La amistad y la soledad van unidas en su película, ¿a qué cree que se debe?

Creo que cuando todos se despiden es porque cada uno tiene su propio camino a seguir, especialmente Sumeth. Es una despedida de no saber cuándo se volverán a encontrar. Evoca una sensación de amor y anhelo.

Entre Ay y Sumeth existe el vínculo especial de una estrecha amistad por haber sido inseparables desde la infancia; amigos que han sido siempre una zona segura del uno para el otro. Pero tienen que estar separados porque sus propósitos de vida son diferentes. Al final, Ay tiene que aceptar que la vida de ella y la de su amigo ha llegado a una encrucijada, de manera que cada cual ha de seguir su propio camino.

Pair, en el centro ocultando su cara, en un fotograma de ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan, Premio Luna de València de Cinema Jove.

El índigo une y la vez separa a las amigas Ay y Pair, como lo hace entre la madre y la propia Ay. ¿Quería reflejar lo frágil que es el tejido de la vida misma?

En mi película, intenté que cada personaje contribuyera a la narrativa resaltando la sensación de ser un extraño o sentirse alienado, como si cada persona fuera un hilo que se entreteje para crear un tejido índigo unificado. Quería retratar la relación entre Ay y Pair como un frágil hilo que se suelta y se rompe fácilmente de un simple tirón.

Por otro lado, el hilo que une a Ay y a su madre es más fuerte, más difícil de cortar. Su relación puede parecerse a una pieza de tela que comienza a mostrar signos de desgaste, en el que se pueden hacer reparaciones, pero en el que las huellas de esas reparaciones son aún visibles.

Fotograma de ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan, Premio Luna de València de Cinema Jove.

Usted dibuja dos espacios en su película: el pueblo familiar y el de Bangkok; el de la tradición y el de la modernidad. ¿Son dos ámbitos extraños entre sí, como extraños se reconocen Gunn y Ay en esa transición de la juventud a la madurez?

La representación de estos dos espacios son como personajes adicionales que hacen que los propios personajes principales se sientan marginados y alienados. Si tuviéramos que personificar metafóricamente esos dos espacios, ambos lugares serían como ‘personas extrañas’ para Ay.

Ella pertenece en parte a su pueblo natal y en parte a la ciudad. Ninguno de estos dos espacios la acoge plenamente. No son espacios extraños entre sí, pero son diferentes y acentúan la sensación de ser un extraño cuando se visitan.

Gunn y Ay, en un fotograma de ‘Blue again’, de Thapanee Loosuwan, Premio Luna de València de Cinema Jove.

Desde mi perspectiva, Ay y Gunn no son extraños el uno para el otro. Comparten una conexión especial basada en su experiencia de sentirse como extraños. Sin expresarlo explícitamente, pueden mirarse y comprender las emociones por las que cada cual atraviesa, ya que ambos son extraños para sí. No tienen que estar juntos todo el tiempo, porque no están sujetos a ninguna obligación.

Solo tienen un selfie tomado juntos como recuerdo que confirma su mutua aceptación como amigos. Esto podría ser una forma más cómoda de ser amigos, que estar juntos todo el tiempo. Se encuentran ocasionalmente y mantienen una pequeña charla, lo cual es suficiente para ellos. Tal vez podríamos describirlo como una amistad madura.

Thapanee Loosuwan, directora de ‘Blue again’. Imagen cortesía de Cinema Jove.