La cultura como decorado (un homenaje involuntario a la farsa)

Los libros han dejado de leerse. Ahora se tocan como reliquias de un culto que veneramos sin entender. En las tiendas de diseño, los clientes pasan las yemas por los lomos con gesto de sommelier. El verdadero drama ya no está en las páginas, sino en la paleta Pantone.