Galería Alfara

Moisés Yagües

Oviedo

C / Rafael Gallego, 16

“Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”. Lo dijo el filósofo Adorno y muchos siguieron a pies juntillas su dictado. De lo real, descarnado, de la vida no se puede hablar sin cometer un acto de manipulación. La verdad, por horrorosa, se vuelve innombrable. Y toda representación de ella se convierte en fraude. Frente al descrédito de la ficción como vía de experiencia, se rebelan quienes ven en el relato una de las fuentes privilegiadas para adquirir conocimiento. Moisés Yagües (Molina de Segura, 1972) se hallaría en esta línea. Sus cuadros están repletos de situaciones dramáticas, en ocasiones agónicas. Pero él traduce esas impresiones dolorosas mediante una pintura grácil, amable, incluso infantil. El resultado es un trabajo que, como los cuentos populares, se encuentra habitado por ásperas hendiduras dentro de un trayecto gozoso.

También dijo alguien que el humor era un pararrayos vital. En tal caso, la obra de Yagües está repleto de ellos, que vienen a ser, en suma, sus canales o relatos por donde conducir toda esa electricidad de lo real que nos puede llegar a electrocutar sin las debidas mediaciones. Es su manera de contener la energía destructiva que amenaza al mundo, para transformarla en fuente creativa. Esa conjunción de fragilidad existencial y resistencia irónica atraviesa el conjunto de su producción.

En “Primavera que no llega”, Yagües narra pequeñas historias, situaciones y  personajes que intentan sobrevivir al conjunto de desastres que nos rodean. Obras  aparentemente  lúdicas, pero cargadas de un gran sentido crítico  e irónico. El desencanto que se refleja en la sociedad que nos rodea se hace presente en los personajes de” Primavera que no llega”. Personajes anónimos que se sienten incómodos y contradictorios ante la sociedad que les ha tocado vivir. Para Yagües el arte es un arma cargada de crítica e ironía, y lo entiende como un juego pero que hay que tomarse muy en serio,  invitando al espectador a reflexionar sobra la vida.

Eva Poyato / Salva Torres