‘Rise’, de Wonderground. Fotografía cortesía de Dansa València.
‘Rise’, de Wonderground
‘Moviments Urbans’ | Dansa València
Museo de Bellas Artes
Sant Pius V 9, València
Sábado 10 de abril de 2021

El pasado sábado se inició la 34ª edición del festival Dansa València –aplazada desde noviembre por la crisis sanitaria– con el circuito ‘Moviments Urbans’. Acompañados de la elegante escenografía del Museu de Belles Arts de València, diferentes artistas acercaron sus piezas a un entusiasmado público que alcanzó el aforo completo. Las actuaciones realizadas fueron ‘The Beauty of It’, de Ángel Durán; ‘Bach’, de la compañía Mal Pelo; ‘Carretería’, de TangenIBenzal; y ‘Rise’, de Wonderground.

Tal y como nos cuenta Anna Giribert –directora artística de FiraTàrrega–, la primera y la última de las actuaciones de esta primera jornada de ‘Moviments Urbans’ se realizaron en colaboración con el ‘Circuit Nòmada’ de FiraTàrrega, un circuito en el que se presentarán 30 espectáculos en 36 municipios de todo el territorio peninsular, ya que los espectáculos programados para la edición del 2020 de FiraTàrrega no pudieron realizarse debido a la covid-19.

‘Rise’, de Wonderground. Fotografía cortesía de Dansa València.
‘Rise’, de Wonderground. Fotografía cortesía de Dansa València.

Hemos tenido la posibilidad de asistir a ‘Rise’, la actuación de Roser Tutusaus y Tom Weksler, los miembros de la compañía de artes vivas Wonderground. Este interactivo a la par que introspectivo espectáculo sumerge al público en su más profundo ser, generando reflexiones de carácter filosófico en unión con el medio que lo rodea. El silencio reina durante gran parte de la actuación, creando expectación e invitando a un embelesamiento tan solo interrumpido por las miradas de los bailarines, que logran romper la cuarta pared captando, todavía más, nuestra atención.

La danza, que inicialmente resulta paralela e, incluso mimética, se resuelve en una sucesión de movimientos entrelazados que crean posturas tales que simulan esculturas contemporáneas, sin que por ello falte la gracia de los movimientos sinuosos que se encadenan continuamente. La pieza “permite diferentes lecturas”, nos cuentan los artistas. Es una pieza abierta a la interpretación personal, que vendrá en parte marcada por las vivencias de cada uno de los asistentes, así como por su estado de ánimo.

La música se alterna con los silencios en comunión con el diálogo no hablado de los cuerpos protagonistas. Los instintos más primarios sacuden la actuación: el olfato y el tacto se hacen visibles a través del binomio unidad-dualidad que nos ofrecen los delicados, pero firmes movimientos. Un ritual que nos brinda una experiencia casi religiosa en la que el espectador se sorprenderá a sí mismo sosteniendo la respiración.

Ensimismamiento e introspección, pero también la gratificación de compartir de manera colectiva aquellos pensamientos que muchas veces ni siquiera llegan a cobrar forma en nuestras propias cabezas son elementos que definen esta danza. Los espectadores acompañan a los bailarines en su redescubrimiento del mundo, vuelven a nacer con ellos y logran, de este modo, reconocerse a sí mismos y, a su vez, encontrar aquello que nos une a todos en tanto que seres humanos.

La pieza, pensada para ser representada en un ambiente urbano, reactualiza el museo y lo acerca a las más actuales formas de danza, resolviendo, de este modo, la tensión entre el high art y el street art. La naturaleza reflexiva de ‘Rise’ logra convertir cualquier espacio en un lugar de transformación donde lo ordinario se vuelve extraordinario y lo lejano, familiar. Y todo ello gracias a la multiplicidad de ideas que nos sugiere esta danza de nomadismo, tal y como la definían los propios bailarines, pues es una danza abierta, libre y rica en lenguajes muy variados que nos permite movernos sin límites.

‘Rise’, de Wonderground. Fotografía cortesía de Dansa València.
‘Rise’, de Wonderground. Fotografía cortesía de Dansa València.

Milagros Pellicer