El jueves pasado más que un Tránsito el IVAM fue objeto de una ocupación. Había felicidad. Había caras que hacía muchos años no visitaban ese espacio. Aquella inauguración fue una puesta en común. Múltiples sectores creativos del panorama valenciano estuvieron presentes. No pude evitar sentir la alegría común del final de una etapa angustiosa y angustiante y el inicio de un mundo posible.

En este sentido, ayer domingo saltaba a la prensa, de una vez por todas, la investigación que Intervención de la GVA ha estado realizando durante varios meses en el IVAM. Los datos son conocidos de la comunidad artística: Gao-Ping, Gerardo Rueda, exposiciones en el fin del mundo con dinero público, nepotismo, etc.

Quizás la comunidad artística ha llegado de una forma natural con el correr de los años a una reflexión profunda, a un punto de no retorno. Esa reflexión habla de un necesario cambio que rompa con las lógicas de cercanía al poder, con la sumisión para acceder a toda costa a hacer una exposición o con el pesebrismo vacuo de intelectuales. Pues, en el fondo, esos actos puntuales estaban minando la posible constitución de un espacio simbólico común. Es desde esta reflexión ética que la comunidad artística ha trabajado armónicamente durante estos años y llegado el momento ha mostrado un convencimiento renovado y en bloque por la defensa del IVAM. No han habido fisuras, ninguna.

Muchos han sido los esfuerzos empleados de manera individual o colectiva durante los últimos meses. Éstos provienen principalmente de la sociedad civil más comprometida con las prácticas culturales contemporáneas. Artistas, críticos y gestores bajo el paraguas de asociaciones profesionales, plataformas culturales o individualmente han ejercido una presión continuada que cristalizó hace muchos meses. La tensión se mantuvo de múltiples maneras para conseguir que el IVAM iniciara su nueva andadura “limpio de polvo y paja”. Las visitas informativas, o más bien pedagógicas, a los grupos políticos actualmente en  la oposición en las Cortes, los encuentros con la Consellería de Cultura, las “quedadas” festivo-reivindicativas en la explanada del IVAM, han constituido junto a foros sobre cultura, artículos, conversaciones telefónicas y charlas informales el germen de una nueva manera de pensar ese y otros espacios culturales.

Miquel Navarro desgajado de estos pensamientos desde hace años reprodujo una lógica aberrante y ridícula, pensando el espacio público como espacio propietario. Pues sin duda el IVAM no es El Corte Inglés, ni Miquel Navarro es Adolfo Domínguez, aunque quizás sí.

Esta consideración del IVAM lo instala rápidamente en las lógicas empresariales y marketinianas más peligrosas. Miquel Navarro se convierte en una marca registrada, en una tendencia. Mientras reproduzcamos esas lógicas estaremos irremediablemente reproduciendo un sistema obsoleto cuya función primera es la de taponar a conciencia el espacio simbólico emergente. En suma, ni toda la obra de un artista es relevante, ni un artista puede estar por encima de una comunidad artística o incluso de la emergencia y constitución de un ecosistema cultural.

 Entrada y salida de En Tránsito. Foto: Armand Llàcer
Entrada y salida de En Tránsito. Foto: Armand Llàcer

Las transformaciones sociales y mutaciones culturales que observamos en estos tiempos son de hondo calado. Cuando me ocupo del IVAM me estoy ocupando de pensar modelos de gestión institucional y comunitaria diferente en otros sectores. Por eso, ya no se trata de un “quítame tú para que me ponga yo”. Ya no se trata de un catálogo de artistas y contenidos diferentes. Se trata de algo más.

Estos cambios vienen guiados por una palabra: participación.

Ahora bien, qué entendamos por participación nos situará en un espacio más o menos cercano a los cambios sociales que están desbordando la realidad en otros múltiples lugares. El mundo de la cultura no es ajeno en absoluto a estos cambios. Es su reflejo. Diría más, los está precediendo como el caso que nos ocupa.

Como es sabido la participación debe ir acompañada de información accesible en diferente grado pues no todas estamos preparadas en todo momento a ingresar en los diferentes niveles de complejidad de un sistema organizativo. Habrá ocasiones en las que deseemos simplemente recibir un trato distinto y otras en las que la misma persona desee adentrarse en capas más profundas de problematización. Lo mismo sucede con necesaria renovación en la implementación de procesos guiados por la apertura y responsabilidad en los sistemas de producción.

Hace unos meses escribía un pequeño artículo, No pienses que es un museo. En él recordaba las funciones primeras de ese Instituto. El IVAM no es solo una colección sino también el lugar desde el que promocionar las nuevas prácticas culturales y sociales.

En este sentido, hay diferentes formas de conceptualizar un museo. Hace unos diez años hablaba con una investigadora independiente en Francia que me contaba su fascinación por los museos-olvidados. Esos museos son los que no habían pasado por la mano del marketing. Aquellos espacios en que podía verse las lógicas narrativas y el mobiliario de principios del siglo pasado o incluso de los años 70 preparados para el turismo europeo. Confieso aquí que a partir de entonces siento la misma fascinación. El IVAM había conseguido mantenerse en un nuevo espacio transformado por dos ejes fundamentales: el desconocimiento y el marketing comercial.

Ese lugar vivía inerte y cerrado preocupado por la suplantación de la realidad, construyendo un espacio de inaccesibilidad insoportable. Espectacularizaba burdamente un espacio, pervertía al arte y los artistas y con ello al público. A este último lo fue convirtiendo de visitante a cliente y por ese movimiento rocambolesco debía falsear el número de visitas. Pero lo más lamentable es que no hubo ningún eje de optimización mínima de esos recursos públicos. La perversión fue constituyéndose a la vez que fue dejando huella en las acciones económicas como hechos fundamentales e incuestionables.

A partir de ahora, el equipo tiene ante sí el mayor de los retos. Un reto que nos incluye pues debemos todas reconfigurar y habitar ese reseteado general empezando por nosotras mismas.

Un IVAM propositivo nos incluye, por tanto, como fuerza instituyente que permite la emergencia de una nueva estructura-institución. Ésta debe forzosamente ser pensada alejada de las lógicas de sujeto-consumidor para iniciar un proceso multinivel que la acerque a la del sujeto-participante.

Entender que el nivel institucional es el único existente sería burdo sobremanera cuando abordamos la constitución de un nuevo espacio simbólico. Del mismo modo, cuando se solicita la independencia de la institución ésta debería igualmente velar por la constitución de espacios de oxigenación social y cultural igualmente independientes. Espacios de gestión comunitaria, espacios de cooperación, alejados de las lógicas mercantiles y políticas. Espacios que promuevan diferentes tipos de prosumidores o sujetos políticos-actores implicados en la vida en común.

De este modo, la necesaria y profunda renovación institucional debería ser guiada a partir de ahora por una concepción ciudadana exigente con respecto a los espacios públicos. Teniendo para ello en cuenta unas mínimas reglas de convivencia e intercambio simbólico que presten especial atención tanto a las formas de producción del conocimiento como a su diseminación plural y transformación coparticipada.

Igualmente, deberíamos ser conscientes que el nuevo tipo de promoción en materia de políticas públicas a desarrollar debería ser exquisita en el respeto a la independencia y el impulso de nuevos caladeros sociales y culturales. Estos espacios, laboratorios del presente, permitirían la regeneración de nuestro tejido social y de nuestro ecosistema cultural. Constituyendo así una institución que se renueva y renueva el contrato social con su entorno impulsando procesos de regeneración colectiva. Una institucionalidad que reaccione frente a un entorno terriblemente deteriorado por lógicas extractivas y con la que nos ayudemos todas a superar la honda privatización de todo tipo de experiencia.

Pero por el momento estamos En Tránsito.

Cartel IVAM, 2015.
Cartel IVAM, 2015.

Eva Caro
@investigacioncc

Links
ayer domingo saltaba a la prensa

No pienses que es un museo

La perversión fue constituyéndose a la vez que fue dejando huella en las acciones económicas como hechos fundamentales e incuestionables